Te guía



Estás en el campo de batalla spiritual. Puedes descansar en la inconmovible verdad de que eres hijo o hija de Dios. Pero además, Él te ha dejado una brújula segura.
Ante un ataque espiritual tienes la tendencia a cuestionar la validez de los mandatos de Dios, de racionalizarlos. Al cuestionarte la validez de los principios de la Palabra de Dios, reduces casi sin darte cuenta la autoridad de la Biblia.
Lo que Dios afirma en su Palabra siempre es válido porque proviene de un mundo diferente, de una esfera diferente y desde una perspectiva diferente.
Dios no dicta sus principios para que tengas placer en ellos, los da para tu protección. En ocasiones de conflicto debes confiar en la sabiduría de tu Dios, no en la tuya. Él te diseño y sabe lo que necesitas.
La gracia te libra del temor. No tienes que pasarte la vida mirando hacia atrás. La gracia te ha dicho que eres libre de culpa. Pero con cuanta ligereza vuelves a tus viejos caminos. El apóstol Pablo afirmó: «¡Miserable de mí!» Eres incapaz por ti mismo para batallar contra el pecado. Pero: «Gracias doy a Dios por Jesucristo Señor Nuestro» (Romanos 7.25). Él que te salvó un día está allí para darte de nuevo su perdón.
Nunca hay un momento en el cual seas menos salvo de lo que fuiste salvo en el momento en que Cristo te salvó. La Biblia te dice: «Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús» (Romanos 8.1). Eres salvo no por lo que haces, sino por lo que Cristo hizo por ti. Eres de Dios y Él te guía mediante su Palabra.



Fuente:  Evangelio.com

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