¿Vas a perder tu casa debido a la crisis económica? No es el fin del mundo. Yo perdí la mía y puedo decir que el Señor nunca nos abandona

 

 

 

Algunos se sorprenderán al ver esta entrada y pensarán ¿qué tiene esto que ver con los temas habituales de este blog? Bueno, pues, les explico.

Estamos viviendo en tiempos peligrosos y de una crisis como no se ha visto en muchas décadas. Seguramente estamos a punto de entrar en la Gran Tribulación profetizada en la Biblia. Como consecuencia de esto muchas familias están perdiendo sus empleos y viviendas. El perder la vivienda no es algo que no ha sucedido antes a muchos, aún en tiempos menos difíciles. La diferencia es que ahora las están perdiendo muchas familias al mismo tiempo, pero la situación es la misma para al que le toca sea el tiempo que sea.

Como he dicho en el titulo de la entrada, yo me vi en esa situación hace unos años. Tenía una casa muy bonita y las cosas nos iban bien, hasta que nos mudamos de residencia a otra ciudad y pusimos la casa en venta. Esperamos un año a que se vendiera pero no se vendió, y finalmente la perdimos. No puedo decir que fue algo agradable o que no me causó ningún sufrimiento. Siendo creyente y confiando en el Señor y en las promesas de Su Palabra, un versículo en particular me ha dado siempre mucho consuelo. El versículo es Romanos 8:28.

“Y sabemos que a los aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a Su propósito son llamados”.

Este pasaje tan importante del libro de Romanos dice: “todas las cosas nos ayudan a bien”. No dice que las cosas buenas nos ayudan a bien, sino “todas las cosas” (las buenas y las malas) nos ayudan a bien a los que amamos a Dios. En inglés dice “everything works together for good”.

Esto es algo que a simple vista no se entiende, no tiene sentido. ¿Cómo va a ayudar a bien algo malo como es perder tu casa?

Dios nos da una pista en Isaías 55:8-9

“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos; ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.   

Dios sabe muchas cosas que nosotros no sabemos. Su forma de ver las cosas es muy diferente a la nuestra. Usualmente nuestros pensamientos son contrarios a los de Dios. Incluso si somos creyentes estamos en periodo de crecimiento espiritual y siempre estamos aprendiendo lecciones necesarias e importantes. Tenemos mucho que aprender para llegar a la santificación necesaria sin la cual “nadie verá al Señor”, dice la Biblia.

Entre las lecciones que aprendí cuando perdí mi casa está la de que no es el fin del mundo perder la casa, aunque te sientas como si lo fuera. No literalmente, claro, pero sí en tu entorno personal. Incluso cuando oré y oré para que la casa no se perdiera,  el Señor no lo impidió. Tengo que reconocer que la casa no estaba pagada ni eran los ahorros de toda la vida, pero de todas formas era algo duro.

Pero una vez más aprendí que Romanos 8:28 es absolutamente cierto. Podemos confiar en el Señor aunque no entendamos qué está haciendo en nuestra vida en un periodo específico. Con el tiempo todo resultó para bien y hoy día estoy aquí para dar ánimos a los que están pasando por esta misma prueba.

Vuelvo a tener una casa bonita a pesar que en esos tiempos pensaba que económicamente iba a terminar muy mal. Resulta que la Palabra de Dios se ha cumplido de nuevo y todo ha sido para bien. Dios es poderoso para hacer que Su Palabra sea cierta aún cuando nos  parezca imposible y todo lo veamos negro.

¡Qué paciencia tiene Dios con nosotros! ¡Nos cuesta tanto vivir por fe! Si sólo fuéramos fieles y recordáramos el sacrificio que Jesús hizo por nosotros cuando dejó Su reino en los cielos para nacer pobre y salvarnos. ¡Qué ejemplo nos dio! La Biblia dice: “El Hijo del Hombre no tiene donde recostar su cabeza”.

Jesucristo nunca tuvo una casa propia en todo el tiempo que vivió aquí con nosotros. ¡Imagínense! El dueño y Señor de toda la Creación no tenía casa propia. Esto nos debe hacer recapacitar y dejar de preocuparnos por lo material. Dios nos ha prometido que nunca nos abandonará ni nos dejará. Estoy aqui para dar testimonio de esta verdad.

He aprendido a confiar en la promesa de Romanos 8:28. Ahora sé por experiencia, no solo porque la Biblia lo dice, que las promesas de Dios son todas ciertas. Las he experimentado muchas veces y doy testimonio de ello. Romanos 8:28 se ha convertido en uno de los pasajes más importantes de la Biblia para mí.

También sé ahora que Dios usa a los creyentes que pasan por ciertas pruebas para ayudar a otros en el futuro que estén pasando por las mismas pruebas que ellos ya han pasado dándoles ánimos para no desmayar.

 2 Corintios 1:3-4

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios”.              

 

Santa Biblia, vs. Reina Valera

 


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.