Hebreos 13:20 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Aquí tenemos la bendición y los saludos finales de la epístola.

1. La bendición es larga. Dice así (vv. Heb 13:20, Heb 13:21) en la NVI: «Que el Dios de la paz, quien mediante la sangre del pacto eterno, sacó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, aquel gran Pastor de las ovejas, os equipe con toda clase de virtudes para cumplir en todo su voluntad, y lleve a cabo en nosotros lo que es de su agrado por medio de Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén».

(A) «El Dios de la paz» es una expresión paulina (v. Rom 15:33; Rom 16:20; 1Co 14:33; 2Co 13:11; Flp 4:9; 1Ts 5:23 y, quizás, 2Ts 3:16), aunque el contexto en que aquí se halla no sugiere necesariamente la pluma de Pablo. El epíteto llega a parecerle a Trenchard, en este contexto, algún tanto extraño y, a mi juicio, no llega a explicarlo de modo satisfactorio. En cambio, creo que Bartina acertó con el sentido al escribir: «Es el autor de la paz con el hombre, el autor de la reconciliación por medio de la sangre de Cristo».

(B) El autor sagrado llama a nuestro Señor Jesucristo, el gran Pastor de las ovejas. El Mesías estaba profetizado como tal Pastor en Eze 37:24; Zac 11:4. Él mismo se llamó el buen (kalós, excelente) Pastor (Jua 10:10-16) y Pedro lo llama el Príncipe de los pastores (gr. arkhipoímenos, el Pastor en Jefe).

(C) Vemos que «Dios … sacó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús mediante la sangre del pacto eterno». ¿Qué significa esto? Sin duda, lo siguiente: «El pacto eterno (puesto que no tiene otro que le suceda; v. Heb 7:22, Heb 7:28; Heb 8:6, Heb 8:7, Heb 8:13; Heb 9:12, Heb 9:15, Heb 9:26-28; Heb 10:10-14; Jua 12:24-28) se estableció mediante la sangre de Cristo (Heb 9:13-18). El derramamiento de esta sangre satisfizo completamente las exigencias de la justicia divina y, por eso, Dios mostró públicamente esta satisfacción sacando de entre los muertos a Jesús y exaltándole a Su diestra» (v. Hch 2:24; Rom 10:7-9; Flp 2:9-11; Heb 1:3; Heb 10:12).

(D) A este Dios pide el autor sagrado (v. Heb 13:21) lo siguiente: «que os equipe (gr. katartísai, el mismo verbo de Heb 10:5 y Heb 11:3, además de otros diez lugares, entre los que destaca 1Pe 5:10) con toda clase de virtudes (comp. con 2Pe 1:5-8) para cumplir en todo su voluntad», pues a eso se reduce, en realidad, toda la vida cristiana (comp. con Jua 3:34; Jua 8:29; Rom 12:2; 1Jn 3:22).

(E) No es la primera vez (v. Flp 2:12, Flp 2:13) que hallamos la aparente paradoja de que, al obrar nosotros la voluntad de Dios, Él es quien lleva a cabo en nosotros lo que es de Su agrado (v. Heb 13:21). Esto es lo que yo llamo «energismo». Véase 1Co 12:6; Flp 2:13, sin ir más lejos, para darse cuenta de que éste es el verdadero concepto bíblico acerca de la forma en que la gracia de Dios obra en, y con, nuestra voluntad santificada por la misma gracia; se huye así, tanto del monergismo calvinista como del sinergismo arminiano y semipelagiano. En las versiones inglesas de Flp 2:12, Flp 2:13, este doble aspecto de la obra de Dios en nosotros mientras nosotros obramos lo que Él quiere, se expresa admirablemente mediante el juego de dos partículas diferentes: work out, works in; la primera indica la salida del acto de nuestra voluntad; la segunda, la entrada del poder de Dios en nuestra voluntad (comp. con 1Co 15:10; Flp 4:13).

(F) El «por medio de Jesucristo» admite, como hace notar J. Brown, una doble conexión y, por tanto, una doble explicación: (a) Si se conecta con «lo que es de su agrado», significa que todo lo bueno que hacemos es agradable a Dios por los méritos de Jesucristo (Heb 4:14-16). Si se conecta con «lleve a cabo en nosotros», significa que es en virtud de la mediación de Jesús y en unión con Él (Jua 15:5) como se llevan a cabo las operaciones santificantes del Espíritu de Dios en nuestro interior.

(G) La bendición termina con la doxología: «a quien (Jesucristo) sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén». Dice Bartina: «Él, en efecto, ha sido el objeto central de toda la carta; no es raro que sea el objeto de tales alabanzas (cf. 2Ti 4:18; 1Pe 4:11; 2Pe 3:18)».

2. A continuación (v. Heb 13:22), el autor sagrado ruega a los lectores, llamándoles hermanos para mejor captar su benevolencia, que soporten (gr. anékhesthe) las palabras de exhortación que les ha dirigido, «Porque además, dice, os escribí brevemente» (lit.). Tres cosas son dignas de notarse aquí: (A) el verbo para «escribí» (aoristo epistolar) es epistéllo, de donde se deriva precisamente epístola, y que significa informar por escrito. Sale, además de este lugar, únicamente en Hch 15:20; Hch 21:25. (B) A pesar de que la epístola es suficientemente larga, dice que ha escrito brevemente, porque habría necesitado muchísimo espacio para explicar todo lo que sus inmaduros lectores no llegaban aún a entender (v. Heb 5:11; Heb 9:5; Heb 11:32). (C) Esta misma obligada brevedad le ha forzado quizás a usar expresiones duras. Dice Bartina: «La brevedad tal vez le ha forzado a usar frases de corrección o reprensión que en un estilo más amplio y difuso hubieran podido matizarse más». Así se entiende esa especie de disculpa: «soportad» (lit.).

3. En otro inciso (v. Heb 13:23), les comunica una noticia que sin duda les interesaba: «Quiero que sepáis que nuestro hermano Timoteo ha sido puesto en libertad. Si llega pronto, iré con él a haceros una visita» (NVI). No sabemos por ningún otro lugar que Timoteo hubiese estado encarcelado. Sin embargo, el sentido del verbo apoleluménon (en pretérito perfecto) no parece que pueda ser otro; al menos, en este contexto. La última frase parece dar a entender que si Timoteo llegaba pronto al lugar donde se hallaba el autor de la carta, irían ambos a hacer una visita a los destinatarios; si no llegaba pronto Timoteo, iria el escritor solo. No se descarta, sin embargo, otra interpretación: Si Timoteo no llegaba pronto, el escritor de la carta, no podría (por la razón que fuese) ir a visitarlos.

4. Vienen luego los saludos, que aquí son impersonales, tanto por parte de quienes los envían como de los destinatarios. Únicamente dice (v. Heb 13:24): «Saludad a todos vuestros pastores (el mismo término de los vv. Heb 13:7 y Heb 13:17), y a todos los fieles (lit. santos). Saludos de los de Italia» (NVI). Si el escritor estaba en Roma, es muy raro que usara esta manera general de referirse a los que estaban a su lado en el momento de escribir la epístola. Los comentaristas se dividen en dos grupos: (A) Muchos (entre ellos, Trenchard) tienen como más probable que el autor se refiera a «un grupo de creyentes que antes residieran en Italia, conocidos por los receptores de la carta», pero que ahora se hallaban fuera de Italia. (B) Otros (entre ellos, Bartina y Brown) tienen como más probable que se refiere a «cristianos procedentes de otras partes de Italia y residentes, a la sazón, en Roma» (Brown). Ryrie, por lo que se colige de la referencia en su Ryrie Study Bible a Hch 18:2, parece ser de la primera opinión.

5. La epístola termina con la frase: «La gracia sea con todos vosotros» (NVI). Esta fórmula se encuentra solamente, y únicamente, en Tit 3:15, además de aquí, y también sin el «Amén» que aparece en nuestras versiones, y que gran parte de los MSS atestiguan, aunque no los más importantes.

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