Una broma con su abuela tuvo el resultado inesperado para un joven que eligió darle un regalo inusual: una Xbox One S. La idea era introducirla en el mundo de los videojuegos, pero le gustó tanto el juego que no quería parar.
El joven Jon Aro, que vive en Florida (EE.UU.), quiso hacer una broma con su abuela en Navidad: le dijo que su regalo de este año sería una XBox One S, una de las principales consolas del universo de los videojuegos, fabricada por Microsoft. Imaginó que ella no le prestaría mucha atención, pero se equivocó.
Su idea se vio frustrada cuando se dio cuenta de que a su abuela le había gustado tanto el “regalo” -ya que su intención era revelar que sólo era una broma- que terminó siendo adicta a jugar y no quería dejar la consola.
Desilusionado por la posibilidad de recuperar el videojuego, usó Twitter para decirles a sus amigos que su abuela incluso se había olvidado de ir a los cultos de la Iglesia: “Le compré a mi abuela una Xbox como ‘broma’, pero ahora lleva tres días jugando y no puedo detenerla”, dijo, añadiendo que necesitaba sugerencias para sortear la situación y darle un respiro del juego de Minecraft: “¡Alguien, por favor, ayúdeme!
La historia se convirtió en viral en la red social y la broma de Jon Aro se convirtió en algo terrible. “Puedes construir una iglesia en Minecraft”, sugirió uno de sus seguidores, bromeando. Con la repercusión, el joven publicó un video en el que se ve a su abuela siendo filmada sin importarle. Echa un vistazo:
Someone please help she skipped church to play Minecraft pic.twitter.com/Dt922xwNP8
— Jon Aro (@papichombo) 29 de diciembre de 2017