Salmos 10:1 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Salmos 10:1 | Comentario Bíblico Online

En estos versículos David descubre:

1. Un gran amor a Dios y un ferviente deseo de la comunión con él (v. Sal 10:1): «¿Por qué estás lejos, oh Jehová, como a quien no le importan las indignidades que se cometen contra tu nombre y las injurias que se hacen a tu pueblo?» ¡No juzguemos por las apariencias! Nos alejamos de Dios con nuestra incredulidad, y luego nos quejamos de que Dios se aleja de nosotros.

2. Un gran odio al pecado y gran indignación contra los pecadores. Al contemplar a los transgresores, se apena, se asombra y presenta ante su Dios la maldad que cometen con altivez y descaro. Las invectivas satíricas contra los malos suelen hacer más mal que bien, a no ser que las presentemos únicamente a Dios en oración, pues sólo Él les puede poner remedio y hacer mejores. La gran maldad del inicuo se compendia aquí en pocas palabras (v. Sal 10:2): «Con arrogancia el malo persigue al pobre». ¡Arrogancia y persecución! La primera es la causa de la segunda, tanto en el Estado como en la Iglesia. Tras comenzar con esta descripción, el salmista inserta una breve plegaria, como un paréntesis, y dice: «¡Queden (lit. quedarán) atrapados en la trama que han urdido!» (v. Sal 10:2).

(A) El pecador se gloría arrogantemente de su poder y de sus éxitos. «Se jacta de los antojos de su alma» (v. Sal 10:3), esto es, se jacta de que puede llevar a cabo lo que desea. La segunda parte de este versículo nota del traductor es algún tanto confusa en el original, pero la única versión que, al ser fiel al hebreo, encaja bien en el contexto, es la que da la Reina-Valera 1977: «El codicioso maldice (y) desprecia a Jehová». Véase cómo la arrogancia lleva a la persecución, y la avaricia lleva a la blasfemia.

(B) El pecador echa de sí todo pensamiento de Dios (v. Sal 10:4): Ni le busca ni piensa en Él. La altivez conduce a la irreligión. Los hombres no buscan a Dios porque piensan que no le necesitan y que sus propias manos les bastan. Menosprecian orgullosamente los mandamientos de Dios (v. Sal 10:5): «Tus juicios los tiene muy lejos de su vista», y piensa que son pura abstracción sin realidad alguna. Confían tanto en sí mismos que no temen que su prosperidad pueda tener jamás fin ni mengua (v. Sal 10:6): «Dice en su corazón: No seré inquietado jamás; nunca me alcanzará el infortunio». Son como Babilonia: «Para siempre seré señora» (Isa 47:7. Comp. Apo 18:7). Quienes de esta forma se creen más lejos de la ruina, son los que más cerca están de ella.

(C) Para satisfacer su orgullo y su codicia, y para oponerse a Dios y a la religión, oprimen y explotan a cuantos tienen al alcance de la mano. Hablan con malvada amargura (v. Sal 10:7): «Llena está su boca de maldición, y de engaños y fraude». Como Caín, «se sienta en acecho cerca de las aldeas; para matar a escondidas al inocente. Sus ojos están acechando al desvalido, etc.». (vv. Sal 10:8, Sal 10:9). «Se encoge y se agacha» (v. Sal 10:10), no por estar avergonzado de lo que hace, sino para mejor cazar a los incautos; ni por temor a la ira de Dios, pues se imagina que Dios no se da cuenta de sus crímenes (v. Sal 10:11), sino para que no se descubran sus planes y sus intenciones. Los que tienen poder y autoridad tienen también la obligación de proteger al inocente y proveer para el pobre, pero éstos destruyen precisamente a los que deberían ser objeto de su protección.

Salmos 10:1 explicación
Salmos 10:1 reflexión para meditar
Salmos 10:1 resumen corto para entender
Salmos 10:1 explicación teológica para estudiar
Salmos 10:1 resumen para niños
Salmos 10:1 interpretación bíblica del texto