Estudio Bíblico | Explicación de Salmos 111:1 | Comentario Bíblico Online
1. El salmista, después de la invitación general (del cantor oficial) a alabar a Dios: «Aleluya» (hebr. Hallelu-Yah = Alabad a Yah), continúa él en primera persona: «Daré gracias (lit.) a Jehová con todo el corazón» (v. Sal 111:1) y lo va a hacer en la asamblea y como miembro de toda la familia israelita (v. Sal 111:1). Debemos alabar a Dios en público y en privado, en la iglesia y en familia.
2. Luego nos recomienda las obras de Jehová como el tema apropiado de nuestras meditaciones cuando estamos alabándole: (A) Las obras de Dios son grandes (v. Sal 111:2), como lo es Él. No hay en ellas nada vil ni trivial, pues son producto de su sabiduría y de su poder infinitos. (B) Son dignas de meditarse por cuantos en ellas se complacen (v. Sal 111:2). Quienes se complacen en las obras de Dios no se contentarán con una visión transitoria y superficial de las mismas, sino que las escudriñarán con todo esmero y diligencia. Al estudiar la historia natural y la historia política, descubrimos el esplendor y la majestad (comp. Sal 104:1, donde se dice que Dios se ha vestido de esos atributos) de su obra (v. Sal 111:3), donde vemos un vocablo diferente del versículo Sal 111:2, con lo que da a entender que su Providencia (hebr. paaló, en lugar del maasey del v. Sal 111:2) con respecto a los hombres revela dichas cualidades. (C) La eterna característica de esta «obra» es su justicia (v. Sal 111:3). (D) Sus obras portentosas son memorables esto es, dignas de recordarse (v. p. ej., Éxo 12:14). Mucho de lo que nosotros hacemos merece únicamente el olvido, pero toda obra de Dios es digna de buen recuerdo. (E) En ellas Dios muestra su carácter; clemente y misericordioso (Éxo 34:6; Sal 103:8). Da alimento a los que le temen, pues se acuerda para siempre de su pacto con los patriarcas (v. Sal 111:5). Hace notar Cohen que el vocablo usado aquí para «alimento» significa de ordinario la presa de las fieras, pero lo escogió el salmista para conservar el acróstico.
