Salmos 12:1 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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En este salmo, como en otros que hemos visto el título forma el primer versículo por lo que tiene 9 versículos en la Biblia Hebrea. Sobre lo de Sheminith, véase lo dicho en el comentario al título del Salmo 6. El salmo nos provee de buenos pensamientos para malos tiempos.

I. Veamos aquí qué es lo que hace que los tiempos sean malos y cuándo podemos decir que lo son. La escasez de dinero, el fracaso del negocio, las desolaciones de la guerra, etc., hacen que los tiempos sean malos. Pero la Escritura achaca la maldad de los tiempos a causas de otra naturaleza (2Ti 3:1): «… en los últimos días vendrán tiempos difíciles». ¿Por escasez de dinero, quiebra del negocio o desolación de una guerra? ¡No! El Apóstol lo atribuye a la maldad de los hombres en un grado no conocido anteriormente. De esta maldad se queja David aquí. Los tiempos son malos:

1. Cuando hay una general decadencia de la piedad y de la honestidad entre los hombres (v. Sal 12:1): «… se acabaron los compasivos; … han desaparecido los leales de entre los hijos de los hombres». Obsérvese cómo se colocan juntas estas dos cualidades: la compasión (hebr. jasid = el piadoso para con Dios y los hombres) y la lealtad (hebr. emunim = los fieles). Donde no hay sincera piedad, no se puede esperar lealtad. Se dice aquí de estas personas que han cesado y que han caído (lit.). Los verdaderamente buenos han sido quitados de en medio, y los que sólo lo parecían han degenerado hasta dejar de ser lo que parecían.

2. Cuando los hombres son tan desvengonzados como para planear contra sus prójimos los peores males y, no obstante, son tan viles como para cubrir sus designios con plausibles profesiones de amistad (vv. Sal 12:2, Sal 12:3). Pueden besar para matar. Es la imagen perfecta del diablo, mentiroso y homicida (Jua 8:44) ¡Ciertamente son pésimos los tiempos cuando ha desaparecido del todo la sinceridad!

3. Cuando los pecadores arrogantes han llegado a tal nivel de impiedad como para decir: «Por nuestra lengua prevaleceremos contra toda causa virtuosa; nuestros labios por nosotros (lit. son nuestros) y podemos decir lo que nos venga en gana; ¿quién va a ser amo nuestro? (v. Sal 12:4). Injustas y jactanciosas pretensiones, porque ¿quién nos hizo la boca, en cuya mano está nuestro aliento y el aire que respiramos? ¿Y quién sino Él es el que tiene plena autoridad, señorío y dominio sobre nosotros, para mandarnos y para juzgarnos? (Comp. Éxo 5:2).

4. Cuando los pobres y necesitados se hallan bajo opresión y abuso. Esta maldad se insinúa en el v. Sal 12:5, donde Dios mismo toma nota de la opresión de los pobres y del suspiro de los menesterosos.

5. Cuando abunda la maldad hasta tal punto que cunde descaradamente bajo la protección o la vista gorda de los que están en autoridad (v. Sal 12:8). «Porque la vileza es exaltada entre los hijos de los hombres.»

II. Cuando los tiempos son tan malos, sirve de consuelo pensar:

1. Que tenemos un Dios a quien acudir para pedirle que salga a favor nuestro y nos compense de los males que nos afligen. Con esto comienza precisamente David (v. Sal 12:1): «Salva oh Jehová …»

2. Que Dios tomará cuentas de seguro a los orgullosos y desleales; que castigará y refrenará su insolencia. Los hombres no pueden descubrir a menudo la falsedad de los aduladores, ni humillar la altivez de los que hablan con arrogancia; pero el Dios justo arrancará los labios lisonjeros (v. Sal 12:3). Así lo pide el salmista con toda confianza.

3. Que Dios llevará a cabo, a su debido tiempo, la liberación de sus hijos oprimidos y les resguardará de los malignos designios de quienes les persiguen (v. Sal 12:5): «Ahora me levantaré, dice Jehová». Cuando los opresores se hallen en el pináculo de su orgullo e insolencia, cuando digan: «¿quién va a ser amo nuestro?» (v. Sal 12:4), entonces es la hora de Dios para hacerles saber, a costa de ellos, que está por encima de ellos. Y cuando los oprimidos están en el fondo de su aflicción y desespero entonces es también la hora de Dios para salir a favor de ellos, como salió a favor de Israel cuando los israelitas se sentían más abatidos, y el faraón se sentía más exaltado. «Ahora me levantaré, dice Jehová». Y añade Dios: «(le) pondré a seguro (lit.), es decir, le protegeré, le salvaré, le restauraré de forma que no pierda nada por lo que haya sufrido, le cumpliré lo que él anhela» (v. Sal 12:5).

4. Que, aun cuando los hombres sean desleales, Dios es fiel (v. Sal 12:6): Las palabras de Jehová son palabras sinceras (lit. puras), como plata refinada, es decir, acrisolada siete veces, esto es, perfectamente.

5. Que Dios se reservará de seguro un remanente suyo, por malos que sean los tiempos (v. Sal 12:7): «Tú, Jehová, nos guardarás; de esta generación nos preservarás para siempre». En tiempos de general apostasía, el Señor conoce a los que son suyos y les concederá gracia para que preserven su integridad.

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