Salmos 121:1 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Salmos 121:1 | Comentario Bíblico Online

Es cierto que hemos de adorar a Dios en nuestras casas y en todo lugar: en espíritu y en verdad (Jua 4:24), pero también hemos de ir a la casa de Jehová (v. Sal 122:1); es decir, donde nos reunimos en asamblea (Heb 10:25). Quienes se regocijan en Dios, se regocijan también en todas las oportunidades de servirle. Los que venían a Jerusalén, si hallaban aburrido el viaje, se consolaban con el pensamiento de que pronto estarían en la ciudad, y eso les aliviaba de todas las fatigas del viaje. El versículo Sal 122:1 está en pasado, pero el salmista se ve ya (v. Sal 122:2) con los pies dentro de la ciudad y extasiado ante la magnificencia de la urbe, no sólo hermosa por su situación (Sal 48:2), sino también por sus edificios, que forman un conjunto perfecto o compacto, vocablo que se usa en hebreo para designar asociación de personas, por cuanto era el centro que mantenía unidas en una corporación las tribus dispersas. A eso se refiere el versículo Sal 122:4 al recordar glorias del pasado, cuando las tribus acudían a Jerusalén en las tres grandes festividades conforme al testimonio dado a Israel (v. Éxo 23:17; Deu 16:16). Los tronos a los que se refiere por dos veces (el mismo vocablo) el versículo Sal 122:5, hacen referencia a los días en que la dinastía davídica ejercía sus funciones en la ciudad, aunque el vocablo hebreo khisot (¿plural de excelencia?) designa más bien las sillas o asientos de los tribunales de justicia, la cual siguió administrándose en Jerusalén aun después de la extinción de la monarquía en la persona del rey Joaquín.

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