Salmos 13:1 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Salmos 13:1 | Comentario Bíblico Online

David, en su aflicción, derrama aquí su alma delante de Dios.

1. Siempre causa alivio al ánimo turbado dar suelta a sus pesares especialmente ante el trono de la gracia, donde estamos seguros de hallar a uno que es afligido en las aflicciones de su pueblo (Isa 63:9). Allá tenemos acceso libre mediante la fe, literalmente «libertad de palabra» (gr. parrhesía). David llegó a pensar que Dios se había olvidado de él. No es que una buena persona pueda dudar de la omnisciencia, de la bondad y de la fidelidad de Dios, pero en un momento de enfado y temor puede oscurecerse la mente y, cuando surge de una alta estima y de un ferviente deseo del favor de Dios, aunque no exima de culpabilidad, puede perdonarse y excusarse, pues una segunda reflexión llevará a la retractación y al arrepentimiento. Su mente estaba llena de preocupación por lo que él creía el olvido de Dios (v. Sal 13:1), la congoja le llenaba el corazón cada día (v. Sal 13:2). El pan de aflicción es algunas veces el pan cotidiano del santo. Nuestro Señor mismo fue «varón de dolores» (Isa 53:3). La insolencia de sus enemigos añadía nuevo pesar a la amargura de David. De ahí ese, cuatro veces repetido, «¿Hasta cuándo?» y ese «para siempre» del versículo Sal 13:1. Como si dijese: «¿Cuándo se va a acabar esto? ¿Va a durar indefinidamente?» Es una tentación muy corriente, cuando una aflicción dura mucho, pensar que no se va a acabar nunca; entonces la desconfianza se convierte en desesperación, y quienes por largo tiempo han estado sin gozo, comienzan, a la larga, a estar sin esperanza.

2. Sus quejas sirven de pábulo a sus plegarias (vv. Sal 13:3, Sal 13:4). Nunca nos debemos permitir ninguna queja sino la que podamos derramar en presencia de Dios y la que nos lleve a ponernos de rodillas. David pide a Dios que mire, que considere su caso, que le responda en cuanto al objeto de sus quejas, y que le alumbre los ojos, no los de la cara, sino los del corazón (Efe 1:18). Los ojos de la fe por medio de la cual pueda ver por encima, y a través, de las cosas que se perciben con los sentidos. Como si dijera: «Señor, ayúdame a ver más allá de mis presentes apuros y a prever un feliz resultado de ellos». Si no hay lumbre para sus ojos, se siente cercano a la muerte. Pero no es sólo por escapar del sueño de la muerte por lo que pide alivio, sino también para que no se alegre su enemigo y diga: «Lo vencí; ha caído; he prevalecido contra él y contra su Dios» (v. Sal 13:4).

3. Sus plegarias se cambian pronto en alabanzas (vv. Sal 13:5, Sal 13:6): «… Mi corazón se alegrará … Cantaré a Jehová …». ¡Qué cambio tan sorprendente en tan pocas líneas! Al comienzo del salmo, tenemos a David desanimado, acongojado, presto a hundirse en la melancolía y la desesperación; pero al final le vemos regocijándose en Dios y exaltado en alabanzas al Señor. Véase el poder de la fe y el poder de la oración, y cuán bueno es acercarse a Dios. «En otros momentos de apuro parece decir David he confiado en la misericordia de Dios y nunca me ha fallado; por eso, también en medio de la presente aflicción, cuando parece que Dios esconde de mí su rostro, cuando hay fuera conflictos y dentro temores (2Co 7:5), he confiado en la misericordia de Dios y ella ha sido para mí ancla en la tormenta, con cuya ayuda, aunque he sido zarandeado, no he sido anegado.» La fe en la misericordia de Dios llenaba el corazón de David de gozo en la salvación que Dios le concedía (v. Sal 13:5), pues el gozo y la paz vienen por el creer (Rom 15:13). «… en quien creyendo … os alegráis» (1Pe 1:8). Por eso, termina David y dice (v. Sal 13:6): «Cantaré a Jehová; cantaré en recuerdo del bien que me ha hecho en otras ocasiones y, aunque nunca llegase a recobrar la paz que entonces tuve siempre cantaría igualmente sus alabanzas».

Nota del traductor: Para información de nuestros lectores, es de notar que algunos autores, para mantener mejor la unidad del salmo, rechazan el brusco cambio que nuestras versiones efectúan en el versículo Sal 13:5. Así por ejemplo, Arconada traduce los versículos Sal 13:5 y Sal 13:6 del modo siguiente: «No vaya a decir mi enemigo: «Le pude» (v. Sal 13:4 en nuestras versiones), ni mis contrarios vayan a regocijarse si llegare a caer, cuando yo a tu bondad me he confiado. Mi corazón pueda regocijarse en tu salvación, pueda yo cantar a Jehová: Me ha sido benéfico ». Ligeramente distinta es la traducción de la Biblia de Jerusalén. Sin embargo, el texto hebreo, aunque no de una forma decisiva, favorece a nuestras versiones, como lo reconoce la Nueva Biblia Española.

Salmos 13:1 explicación
Salmos 13:1 reflexión para meditar
Salmos 13:1 resumen corto para entender
Salmos 13:1 explicación teológica para estudiar
Salmos 13:1 resumen para niños
Salmos 13:1 interpretación bíblica del texto