Estudio Bíblico | Explicación de Salmos 143:7 | Comentario Bíblico Online
Por tres cosas ora aquí David:
1. Las manifestaciones del favor de Dios hacia él. Tiene miedo al ceño fruncido de Dios: «No escondas de mí tu rostro» (v. Sal 143:7, comp. con Sal 102:2). Los santos desconsolados claman, a veces, aterrados ante la ira de Dios, como si fuesen pecadores condenados (Job 6:6; Sal 88:6). Pide con anhelo el favor de Dios (v. Sal 143:8): Hazme sentir por la mañana tu amor misericordioso» (comp. con Sal 90:14).
2. Las operaciones de la gracia en él (v. Sal 143:8): «Hazme saber el camino por donde debo andar». Un buen hijo de Dios no pregunta cuál es el camino más fácil, más seguro o más placentero, sino el camino del deber, el que Dios quiere. Esto es lo que pide aquí David y añade (como en Sal 25:1, Sal 25:4): «Hacia ti elevo mi alma». Este deseo de hacer la voluntad de Dios aparece más explícito en el versículo Sal 143:10, y pide que el buen espíritu de Dios, es decir su benignidad hacia las criaturas, le guíe por terreno llano, esto es, nivelado y sin obstrucciones (Deu 4:3), figura de unas condiciones libres de peligro y dificultad (comp. con Sal 26:12, donde dice literalmente: «en llano»).
3. La manifestación de la Providencia de Dios a favor de él (v. Sal 143:9): «Líbrame de mis enemigos, Jehová, a fin de que no puedan hacerme ningún mal, pues en ti me refugio» (comp. con Sal 59:1). La última frase: «Porque yo soy tu siervo» admite dos explicaciones, según nota Cohen: «Yo te sirvo y merezco un destino diferente del de los malvados». O: «Yo estoy dedicado a tu causa, y si sucumbiese a manos de esos malvados, esa causa podría verse comprometida a los ojos de mis contemporáneos».
