Salmos 147:1 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Salmos 147:1 | Comentario Bíblico Online

1. Vemos primero la exhortación que se nos hace a cumplir con el deber de alabar a Dios. Como en el salmo que precede y en los que le siguen, el salmo comienza con un Aleluya y así debería figurar en todas las versiones. La conjunción ki, que le sigue, se traduciría mejor por «Ciertamente», como sugiere Cohen. La segunda parte del versículo Sal 147:1 da la razón general por la que es bueno el canto (con arpa, salterio, etc.) a nuestro Dios: «Porque es agradable, hermosa, la alabanza» (lit.).

2. A continuación, el salmista da una razón más específica para esta alabanza: «Jehová reedifica a Jerusalén y recoge a los dispersos de Israel» (v. Sal 147:2), donde hallamos un eco de Isa 56:8. Apunta, pues, en primer término, a la obra de restauración que se llevó a cabo en tiempo de Nehemías aunque es fácil adivinar una «recogida» futura más extensa (Jua 11:52). Estos «dispersos» son llamados (v. Sal 147:3) «quebrantados de corazón», que cuadra bien con el tono del Sal 137:1-9, y es reminiscencia de Isa 61:1.

3. De ahí pasa a ensalzar el poder de Dios (v. Sal 147:4): «Cuenta el número de las estrellas, cosa que sólo Él puede hacer (Gén 15:5), y las llama a todas por su nombre» (comp. con Isa 40:26), para que se presenten ante Él a cumplir el servicio que les ordene. No es de extrañar, pues (v. Sal 147:5), además de su poder, también es sin número su discernimiento (lit.), frase similar a la última de Isa 40:28.

4. Su poder brilla también en su bondad con los humildes, así como en su justicia con los altivos (v. Sal 147:6, comp. con Sal 146:8, Sal 146:9).

5. Tras una nueva invitación a la alabanza (v. Sal 147:7), semejante a la de Sal 98:5, el salmista, con típica mentalidad hebrea, atribuye a Dios, en vez de a las diversas deidades paganas, el funcionamiento de toda la naturaleza (vv. Sal 147:8, Sal 147:9), para sustento, no sólo del hombre, sino también de las bestias, entre las que destaca a los hijos de los cuervos, esto es, a los cuervos jóvenes. La razón por la que tan repetidamente se mencionan los cuervos en la Biblia es precisamente por la dificultad con que tales aves hallan su sustento, pero ¡también para ellas dispone Dios alimento!

6. Los dos últimos versículos de esta sección (Sal 147:10, Sal 147:11) tienen por objeto mostrar que con Dios no prevalece el que presume de contar con buenos caballos de guerra o con piernas fuertes y ágiles (comp. con Sal 33:16, Sal 33:17), sino el que teme a Jehová y espera en Él, pues ese es el criterio de Jehová para vencer las batallas de Dios: «No con la fuerza, ni con el poder, sino sólo con mi Espíritu, dice Jehová de las huestes» (Zac 4:6).

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