Salmos 19:7 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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La gloria de Dios (esto es, su bondad hacia los hombres) aparece mucho en las obras de la creación, pero mucho más en, y por, la divina revelación. La Sagrada Escritura, así como es la norma de nuestros deberes para con Dios, y la pauta de lo que hemos de esperar de Él, es para nosotros de mucho mayor beneficio y utilidad que el día o la noche, que el aire que respiramos y que la luz misma del sol.

I. El salmista da cuenta de las excelentes propiedades y de los grandes servicios de la Palabra de Dios; lo hace en seis frases (vv. Sal 19:7-9), en cada una de las cuales se repite el nombre Jehová. Aquí tenemos seis títulos diferentes atribuidos a la Palabra de Dios, los cuales abarcan todo el conjunto de la revelación divina: preceptos, promesas e, implícitamente, el mismo Evangelio.

1. «La ley de Jehová es perfecta» (v. Sal 19:7). Perfectamente libre de toda corrupción, perfectamente llena de todo bien (como un alimento integral) y perfectamente apropiada para el efecto al que fue destinada (2Ti 3:17). Nada se le puede añadir; nada se le debe quitar. Sirve para restaurar, o reanimar (lit. convertir) el alma; es decir, para hacerla volver a sí misma (Luc 15:17 «vuelto en sí»), a Dios y al deber.

2. «El testimonio de Jehová es fiel» (v. Sal 19:7), es decir, fiable, seguro duradero: fundamento indefectible de consuelos verdaderos, y base segura de esperanzas confortantes y duraderas. Incluso al sencillo, hasta al más humilde analfabeto, con tal de que sea consciente de su propia simpleza y esté dispuesto a dejarse enseñar, le puede hacer sabio (con saber de salvación 2Ti 3:15 , que es el que de veras importa) la Palabra de Dios (Sal 25:9).

3. «Los mandamientos de Jehová son rectos» (v. Sal 19:8), exactamente de acuerdo con las eternas normas y los principios del bien y del mal. Porque son rectos, su observancia alegra el corazón. La ley, vista en las manos de Cristo, produce alegría; y cuando está escrita en nuestro corazón, pone allí el fundamento de un gozo perpetuo, al restaurarnos una mente sana.

4. «El precepto de Jehová es puro» (v. Sal 19:8), como la luz sin mezcla de tinieblas (v. 1Jn 1:5).El «precepto», es decir, lo que Dios prescribe para casos particulares, nos dirige en el camino del deber y, así, nos alumbra los ojos, pues ése es el medio ordinario que usa el Espíritu Santo para ese menester (Efe 1:18).

5. «El temor de Jehová es limpio» (v. Sal 19:9); el respeto confiado que la Palabra de Dios nutre en los hijos de Dios es limpio, puro y, por tanto, incorruptible, «permanece para siempre», pues emana de la voluntad de Dios para que el hombre limpie con él su camino (Sal 119:9). El tiempo nunca podrá alterar la naturaleza del bien y del mal.

6. «Los juicios (lit.; es decir, decretos o sentencias) de Jehová son verdad» (v. Sal 19:9), pues lo que Dios quiere se ajusta siempre a la verdad: «Tu palabra es verdad» (Jua 17:17); por eso, los juicios de Dios son todos justos, y configuran una sola pieza la Palabra, la verdad y la justicia de Dios.

II. Expresa luego el gran valor que daba a la Palabra de Dios, y el gran provecho que esperaba sacar de ella (vv. Sal 19:10, Sal 19:11). Estimaba los mandamientos de Dios más que toda la riqueza de este mundo; al fin y al cabo, el oro es de la tierra, terrenal, pero la gracia y la justicia son del cielo, celestiales. El oro, aunque sea mucho y fino, sólo sirve para las cosas del cuerpo y para lo que tiene que ver con el tiempo; pero la gracia es para el alma y para lo que tiene que ver con la eternidad. La Palabra de Dios cuando se recibe en el alma, es más dulce que la miel y que el destilar de los panales. Los placeres de los sentidos son engañosos, se acaban pronto y nunca llegan a satisfacer del todo; pero los de la piedad son sustanciales y duraderos, y nunca hay peligro de excederse en ellos. Además, la Palabra de Dios instruye al hombre (v. Sal 19:11) en el camino del deber, y le orienta para que sepa en cada momento lo que debe hacer y lo que debe evitar. «En guardar (los mandamientos, etc., de Dios) hay gran galardón.» No sólo hay galardón por guardarlos, sino también en guardarlos, pues la obediencia misma es ya un galardón gozoso para el que la ejercita con gozo.

III. El aprecio que David tiene a la Palabra de Dios, le lleva ahora al arrepentimiento y a la oración.

1. Lo que ha dicho sobre la excelencia de la Palabra de Dios le da ocasión para reflexionar arrepentido sobre sus pecados, ya que «por medio de la ley es el conocimiento del pecado» (Rom 3:20). «Si el mandamiento es santo, justo y bueno (Rom 7:12), ¿quién podrá descubrir sus propios errores? dice David (v. Sal 19:12). Yo no puedo, si es que alguien puede.» De la rectitud de la ley divina aprende David a llamar a sus pecados errores. El pecado, en su acepción genérica (hebr. jet), viene a significar «errar el blanco», desviarse de la meta que nos ha fijado Dios, quien conoce mucho mejor que nosotros la maldad de nuestros pecados.

2. Esto le lleva a orar contra el pecado. Viéndose incapaz de conocer en detalle todas sus transgresiones, David clama a Dios: «Señor, absuélveme de los (errores) que me son ocultos». Pueden ser ocultos a los ojos del mundo, y aun a los propios ojos, pero no lo son a los ojos de Dios. Después de pedir perdón por los pecados que le hayan podido pasar desapercibidos, ruega a Dios que le preserve de la insolencia (v. Sal 19:13), es decir, de los pecados cometidos con gran soberbia, como da a entender el plural intensivo hebreo zedim (comp. con Núm 15:30, Núm 15:31) y que consisten realmente en violaciones plenamente deliberadas de la Ley (comp. Núm 15:30, Núm 15:31 con Heb 10:26-31). Si la presunción no se enseñorea de él, David sabe que su pecado será perdonado por medio del sacrificio, ya que por el pecado de la insolencia o presunción no era aceptado ningún sacrificio.

3. Finalmente, David aprovecha la ocasión para rogar humildemente a Dios que acepte sus pensamientos y afectos, que acaba de expresar en su presencia (v. Sal 19:14). En efecto, si nuestros actos y servicios no son aceptables a Dios, ¿de qué nos aprovechan?

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