Estudio Bíblico | Explicación de Salmos 28:1 | Comentario Bíblico Online
Vemos aquí a David ocupado en una ferviente oración.
1. Ruega a Dios que le escuche y le responda en el aprieto en que se encuentra (vv. Sal 28:1, Sal 28:2): «A ti clamaré (es decir, estoy clamando) oh Jehová, roca mía (denotando su fe en el poder protector de Dios), como quien se halla en grave aprieto, presto a hundirse, a menos que tú acudas enseguida con el oportuno socorro; no te desentiendas de mí (lit. no te hagas el sordo a mí), semejante a los que bajan a la fosa (hebr. bor); si tú me dejas, estoy perdido. Estoy alzando mis manos hacia tu santo templo (lit. hacia el oráculo de tu santidad), para recibir de allí una respuesta de paz». Vemos aquí que el Lugar Santísimo es llamado «oráculo» porque allí estaba el propiciatorio, y Jehová que mora entre los querubines, se dirigía desde allí a su pueblo (Núm 7:89). Esto era tipo de Cristo, y a Él es a quien hemos de levantar nuestros ojos, nuestras manos y nuestro corazón, puesto que mediante Él nos vienen de parte de Dios todos los bienes de que disfrutamos.
2. Mediante una imprecación (o mejor, predicción) declara el final funesto de los malvados, a la vez que pide no correr la misma suerte que ellos (vv. Sal 28:3, Sal 28:4): «No me arrebates juntamente con los malos, y con los que hacen iniquidad. Atiéndeme, Señor, desde tu santo lugar, y no me dejes a merced de ellos ni de mí mismo, no sea que yo llegue a usar para mi salvaguardia los mismos medios engañosos y traicioneros que ellos usan para mi ruina». «Dales conforme a sus obras (v. Sal 28:4), como se merecen.» No es éste un lenguaje de pasión o venganza, sino más bien de profecía y de aborrecimiento del pecado. Con todo, estas expresiones están todavía muy lejos del espíritu del Nuevo Testamento (comp. con Mat 5:44-48; Rom 12:19-21; 1Pe 3:9, etc.).
3. Predice la destrucción de sus enemigos, por haber éstos despreciado a Dios (v. Sal 28:5): «Por cuanto no consideran las acciones de Jehová ni la obra de sus manos, Él los derribará y no los edificará» (nótese el contraste con Jer 24:6). Aquí tenemos, no una imprecación, sino un anuncio. Los hombres niegan o ponen en duda el ser y las perfecciones de Dios por no considerar debidamente las obras de Dios, las cuales declaran su gloria.
