Estudio Bíblico | Explicación de Salmos 34:11 | Comentario Bíblico Online
En la segunda parte del salmo, David toma el papel de maestro, pues «hijos» (v. Sal 34:11), en este contexto, equivale a «discípulos» (comp. Pro 4:1 y en general, en todos los lugares de los caps. Pro 1:1-33 al Pro 7:1-27); más aún, cuando en esta época David no tenía aún hijos propios. Va a enseñarles, ante todo, «el temor de Jehová», lo cual es un gran acierto, pues por ahí comienza y en ello se basa, la sabiduría (hebr. jokhmá) y también el conocimiento (hebr. dáat. v. Job 28:28; Sal 111:10; Pro 1:7; Pro 9:10).
1. Supone David que todos desean tener larga vida y disfrutar de dicha y prosperidad en ella (v. Sal 34:12), y les dice cuál es el camino para obtener la felicidad (vv. Sal 34:13, Sal 34:14): (A) Es menester guardar la lengua, cosa difícil, pero necesaria (v. la insistencia de Santiago en esta materia Stg 1:26; Stg 3:2-12; Stg 4:11, Stg 4:12; y con razón, pues dice el refrán que «más mató la lengua que la espada» ). (B) Es menester apartarse del mal (v. Sal 34:14, comp. con Sal 37:27; Job 1:1, Job 1:8; Job 28:28, etc.), de las obras malas y de los malhechores. (C) Pero no basta con apartarse del mal, sino que hay que obrar además el bien (v. Stg 4:17), ya que el designio de nuestra vida es positivo; si hay que apartarse del mal no es para estar ociosos, sino para servir a Dios y a nuestros hermanos; en ese servicio amoroso consiste la verdadera libertad (Gál 5:13). (D) Es menester también buscar la paz, corriendo tras ella, en lo que se echa de ver el esfuerzo que, con frecuencia, se necesita para mantener la paz y evitar guerras, disputas, disensiones (comp. con Rom 12:18; Rom 14:19; Heb 12:14).
2. David pone delante de todos el bien y el mal, la bendición y la maldición (vv. Sal 34:15-22. Comp. Deu 30:15.; Isa 3:10, Isa 3:11).
(A) «Decid al justo que le irá bien» (Isa 3:10). Los justos gozan del favor especial de Dios: «Los ojos de Jehová están sobre los justos» (v. Sal 34:15), para guiarles y protegerles, como los padres que no pierden de vista a sus hijos pequeños a fin de preservarles de todo mal, y cuyos oídos están atentos al clamor de ellos (v. Sal 34:15), a cualquier grito de dolor ante un peligro inminente o por haber sufrido algún accidente (vv. Sal 34:17, Sal 34:18). Dios guarda a los suyos, de forma que no se les quiebre ningún hueso (v. Sal 34:20). Quien tiene quebrantado el corazón («contrito» equivale a «triturado»), no tendrá huesos quebrantados, sino que hasta los que hayan sido quebrantados se regocijarán (v. Sal 51:8, Sal 51:17). Sí, muchas son las aflicciones (lit. los males) de los justos (v. Sal 34:19). El Sal 132:1 menciona los desvelos (lit. las aflicciones) de David (nota del traductor: el contexto expresa claramente que se trata del interés que David tenía en edificar el Templo). Pero Dios ha prometido librar a los justos de todas sus angustias (vv. Sal 34:17, Sal 34:19) y los salvará (v. Sal 34:18), de forma que, aunque permita que se hallen en aprieto, no sufrirá que se arruinen, sino que los rescatará (v. Sal 34:22) de su aflicción.
(B) «¡Ay del impío! Mal le irá, etc.». (Isa 3:11), por muy dichoso que se tenga él en su prosperidad material, porque está la ira de Jehová contra los que hacen el mal (v. Sal 34:16); «Matará al malo la maldad» (v. Sal 34:21). Su condenación no se hará de esperar, lo mismo si mueren en un lecho de dolor que si mueren en un lecho de honor. El mal (o maldad) que mata al malo es, en este versículo, el mismo vocablo hebreo que en el versículo Sal 34:19 se usa para expresar las aflicciones de los justos; pero hay un abismo entre el significado que tiene en el versículo Sal 34:19 y el que tiene en el versículo Sal 34:21; allí es una desdicha física, que no afecta a la bondad del que la padece más aún, sirve para aquilatarla , mientras que en el versículo Sal 34:21 connota una maldad moral, que arruina al que la comete.
