Salmos 76:7 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

Estudio Bíblico | Explicación de Salmos 76:7 | Comentario Bíblico Online

Esta victoria proporcionó:

1. Terror a los enemigos de Dios (vv. Sal 76:7-9): «Tú, temible (en el sentido de infundir pavor) eres tú». Que aprendan todos de aquí a reverenciar llenos de santo pavor al gran Dios de Israel. «¿Y quién podrá estar en pie delante de ti cuando se encienda tu ira?» Pueblo de Dios son los humildes de la tierra (v. Sal 76:9, comp. con Sof 2:3; Sof 3:12), los «anarrim Jehová», remanente puro de Israel. Aunque ellos, humildes y mansos (ambos conceptos están incluidos en el término hebreo), están expuestos a la violencia y a la opresión, Dios se levantará para juzgar y para salvar a los humildes. El Dios justo parece guardar silencio por mucho tiempo, pero, tarde o temprano, hará oír su juicio (v. Sal 76:8). Y, cuando eso suceda, cundirá en la tierra un espanto paralizante «La tierra se espantó y quedó suspensa» (v. Sal 76:8).

2. Consuelo al pueblo de Dios (v. Sal 76:10): «Ciertamente el furor del hombre te reportará alabanza (mejor, acciones de gracias); te ceñirás del resto de la ira». Nota del traductor: Esta parece ser la más probable versión de este difícil versículo. Otras versiones aceptables pueden verse en la Nueva Biblia Española, la Biblia de Jerusalén y la Nueva Versión Internacional (en prensa, la edición castellana). Y la interpretación que más se acerca al contexto es la siguiente: El furor de los enemigos (aquí, los asirios) de Dios y de Israel da ocasión a Dios para ejercitar su justicia y su poder omnímodo, por lo que su actuación portentosa a favor de Israel le reporta acciones de gracias de parte de su pueblo; y de los últimos e inútiles esfuerzos del furor humano («el resto de la ira»), Dios hace para sí un ceñidor u ornamento, y hace que se conviertan en monumentos de su gloria. Caben otras interpretaciones, pero se basan en correcciones del texto masorético.

3. Un deber para todos (vv. Sal 76:11, Sal 76:12). Que todos se sometan a este gran Dios y se conviertan en leales súbditos suyos. (A) Primero se dirige la exhortación al pueblo de Israel (v. Sal 76:11): «Haced votos y cumplidlos a Jehová vuestro Dios». El pueblo de Dios, sus hijos, han de ser los primeros en rendirle homenaje y cumplirle los votos que le han hecho. (B) Después hay referencia a las naciones limítrofes de Israel: «Todos los que están alrededor de Él (Dios), traigan ofrendas (es decir, presentes) al Temible, esto es, al que es digno de ser temido». No es que Dios necesite presentes materiales que le traigan, pero las oraciones y alabanzas y, especialmente, los corazones, son los presentes que deberíamos ofrecer a nuestro Dios y Señor. Él corta (v. Sal 76:12) el espíritu (lit. Es decir, ya sea el orgullo o la vida) de los príncipes o gobernadores, tan fácilmente como se corta una flor de su tallo o un racimo de uvas de la vid. En especial, se hace de temer, se convierte en el «Temor» (lit.) personificado, para los reyes de la tierra, quienes pueden así escarmentar en la cabeza ajena de Senaquerib.

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