Estudio Bíblico | Explicación de Salmos 89:15 | Comentario Bíblico Online
Después de haber ensalzado las grandezas del Dios de Israel, el salmista muestra ahora las bendiciones del Israel de Dios. Así como no hay nadie como Jehová (vv. Sal 89:6, Sal 89:8), tampoco hay ningún pueblo como el suyo (vv. Sal 89:15-18), puesto que:
1. Les han sido hechos gloriosos descubrimientos y les han sido llevadas alegres noticias (v. Sal 89:15): «Dichoso el pueblo que conoce la aclamación gozosa (lit.); andará, Jehová, a la luz de tu rostro» (v. Núm 6:25). Lo primero se refiere al sonido de la trompeta (hebreo, teruah, cuando se tocaba el sofar, el cuerno del carnero) para aclamar al rey, así como a los gritos de júbilo de los peregrinos que llegaban a Jerusalén. También el Evangelio es una proclamación gozosa, sonido de victoria, de libertad y de comunión con Dios. ¡Dichoso el pueblo que lo escucha y lo recibe! Lo segundo es parte de la bendición sacerdotal (v. el comentario a Núm 6:25). El favor de Dios es luz que anima y guía al creyente por el camino del bien.
2. Nunca les falta materia de gozo (v. Sal 89:16). Así también los que se regocijan en Jesucristo siempre tienen bastante para contrarrestar las penas y aflicciones; por consiguiente, su gozo es completo (1Jn 1:4).
3. Su relación con Dios es su mayor honor y dignidad (v. Sal 89:16): «Y en tu justicia será enaltecido, es decir, la alta posición de Israel se debe al cumplimiento del pacto que Dios ha hecho con su pueblo». No se debe esto a la fuerza ni al mérito de Israel, sino al favor y a la buena voluntad de Dios (v. Sal 89:17). Nótese cómo el salmista cambia súbitamente de persona («su … nuestro») para incluirse a sí mismo como miembro de una nación que disfruta de tal bendición. La expresión (lit.): «nuestro cuerno es exaltado» (comp. Sal 75:4) tiene aquí el sentido, según Cohen, de levantar retadoramente la cabeza enfrente de sus enemigos.
4. Su relación con Dios es también su protección y seguridad (v. Sal 89:17): «Porque de Jehová es nuestro escudo (el rey, comp. con Sal 84:9) y del Santo de Israel es nuestro rey» (lit. Comp. Sal 71:22). Si el poder procede de Dios, también procederá de Él la protección de su pueblo. ¿Quién podrá, entonces, hacernos daño?
