Significado de EVANGELISMO Según La Biblia | Concepto y Definición

EVANGELISMO Significado Bíblico

¿Qué Es EVANGELISMO En La Biblia?

Invitación activa a las personas para que respondan al mensaje de gracia y se entreguen a Dios en Jesucristo. Si bien muchos creen que el evangelismo es un fenómeno del NT, una profunda preocupación por todas las personas es igualmente obvia en el AT (1Re 8:41-45; Sal 22:27-28; Isa 2:2-4). El cuidado de Dios hacia la primera pareja después de que pecaran, su plan para “bendecir” a todas las personas por medio de la nación israelita, y sus continuas tentativas mediante los profetas y la disciplina para forjar a Su pueblo y convertirlo en una nación útil, todo habla de su amoroso interés.
Si bien la influencia de Israel era principalmente nacional e interna, había ocasiones en que su testimonio era individual y externo (Dan 3:1-30; Dan 4:1-37; Dan 5:1-31; Dan 6:1-28; 2Re 5:15-18; Jon 3:1-10). Aunque Israel fracasó en gran medida en su misión, la importante cantidad de personas temerosas de Dios al comienzo de la era cristiana muestra que su atracción y sus esfuerzos proselitistas no fueron totalmente en vano.
Sin embargo, el NT manifiesta el empuje dinámico del evangelismo. Si bien la palabra no aparece en la Biblia, está entretejida en la trama de las Escrituras.
A pesar de su evidente importancia, un amplio abanico de opiniones busca definir qué significa y qué debería incluir. Las definiciones abarcan desde concepciones extremadamente estrechas hasta otras amplias en exceso.
Evangelismo deriva de la palabra griega euangelion, que significa “buenas nuevas”. La forma verbal euangelizo significa “llevar” o “anunciar buenas nuevas”, aparece unas 55 veces (Hch 8:4; Hch 8:25; Hch 8:35; Hch 11:20) y se traduce normalmente con la forma apropiada de la palabra “predicar”. El evangelismo tiene que ver con la proclamación del mensaje de buenas noticias.
En vista del amplio espectro de definiciones y del debate continuo, conviene considerar dos clases de definiciones. En primer lugar, muchos insisten en definir evangelismo solo en el sentido más estricto de las palabras neotestamentarias antes mencionadas. Es decir, predicar el evangelio, comunicar el mensaje de la misericordia de Dios hacia los pecadores. Tal definición impone un marco limitado para llegar a una definición precisa. Rehúsa hablar en términos de los receptores, los resultados o los métodos, y coloca todo el énfasis en el mensaje. Hasta donde podemos ver, este tipo de definición es sin duda correcta. Representaría la visión de muchos evangélicos en relación a la evangelización. Muchos otros, sin embargo, creen que tales definiciones son inadecuadas para la actualidad y que son parcialmente responsables de una especie de evangelismo truncado que se practicó a menudo en el pasado.
Por lo tanto, muchos preferirían lo que podría describirse como una definición “holística” o que tome en cuenta “las buenas nuevas del reino”. Esto podría expresarse de la siguiente manera: el evangelismo es la comunicación del evangelio del reino guiada por el Espíritu de tal modo que los receptores tengan una oportunidad válida de aceptar a Jesucristo como Señor y Salvador y convertirse en miembros responsables de Su iglesia. Dicha definición toma en cuenta la obra esencial del Espíritu Santo, las diversas maneras de hacer llegar la buena nueva, el interés holístico hacia las personas involucradas, la necesidad de comunicación y comprensión reales del mensaje, y la necesidad de una membresía productiva en la iglesia por parte de la persona convertida.
Luc 8:2-56 muestra cómo Jesús llevaba la buena nueva. No solo predicó; demostró su poder sobre las fuerzas de la naturaleza al salvar a sus asustados discípulos. Exorcizó un demonio, sanó a una pobre mujer que sufría desde hacía doce años de una hemorragia, y resucitó a la hija de Jairo. Presentó claramente la buena nueva mediante la palabra y las obras, y no solo con palabras.
Pablo, de modo similar, describe cómo fue usado: “para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras, con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios […] todo lo he llenado del evangelio de Cristo” (Rom 15:18-19).
Algunos advierten sobre el peligro de tales definiciones porque abren la puerta a un énfasis exagerado en la dimensión social del evangelio en detrimento del mensaje oral. Por cierto que esto es posible. Un evangelio completo incluye el evangelio verbal. Hace falta equilibrio, aunque diferentes situaciones pueden a veces exigir mayor énfasis en un aspecto que en otro. El mandato bíblico sigue siendo: “a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos” (1Co 9:22).

g. William Schweer