Significado de INTERTESTAMENTARIO, PERÍODO Según La Biblia | Concepto y Definición

INTERTESTAMENTARIO, PERÍODO Significado Bíblico

¿Qué Es INTERTESTAMENTARIO, PERÍODO En La Biblia?

Eventos y escritos que se originaron entre la época del último profeta mencionado en el AT (Malaquías, aprox. 450 a.C.) y el nacimiento de Cristo (aprox. 4 a.C.).
Poco después del 600 a.C., los babilonios tomaron Jerusalén, destruyeron el templo y llevaron cautivo a gran parte del pueblo. Después que Ciro venció al Imperio Babilónico, los judíos que quisieron pudieron regresar a su tierra. Se reconstruyó el templo. Bajo el liderazgo de Nehemías y Esdras se estableció la comunidad religiosa judía y así continuó la vida y la adoración del pueblo. Aquí finaliza la historia del AT y comienza el período intertestamentario.
La historia de dicho período puede dividirse en tres partes: el período griego (323 al 167 a.C.), el período de la independencia (167 al 63 a.C.) y el período romano (63 a.C. hasta el NT).
El período griego, 323–167 a.C.
Felipe de Macedonia trató de consolidar Grecia a fin de resistir el ataque del Imperio Persa. Cuando fue asesinado en el 336 a.C., su joven hijo Alejandro asumió la tarea. Tenía solo 19 años pero era talentoso y educado. A los dos años de su reinado intentó destruir Persia. Por medio de una serie de batallas durante los dos años siguientes consiguió controlar el territorio que va de Asia Menor a Egipto, incluso Palestina y la tierra de los judíos. El historiador judío Josefo (aprox. 37–100 d.C.) relata que Alejandro fue a Jerusalén a ofrecer sacrificio en el templo. Muchos elementos de esta historia sin duda son falsos, pero Alejandro trató bien a los judíos. Cuando fundó la nueva ciudad de Alejandría en Egipto, llevó a varios judíos de Palestina para que habitaran parte de esa ciudad. En el 331 a.C., Alejandro consiguió el control total del Imperio Persa.
La conquista alejandrina tuvo tres resultados principales: Primero, procuró introducir las ideas y la cultura griega en el territorio conquistado. Eso se denomina helenización. Alejandro creía que la manera de consolidar su imperio era que la gente tuviera una forma de vida en común. Sin embargo, no buscaba cambiar las prácticas religiosas de los judíos. Segundo, fundó ciudades y colonias griegas en todo el territorio conquistado. Tercero, difundió el idioma griego en toda la región de manera que se convirtió en idioma universal durante los siglos siguientes.
Cuando murió Alejandro en el 323 a.C., el resultado fue un caos en su imperio. Cinco de sus generales más prominentes se hicieron cargo de distintas partes del imperio. Ptolomeo escogió la tierra de Egipto. Seleuco tomó el control de Babilonia. Antígono pasó a gobernar en Asia Menor y en el norte de Siria. Los otros dos gobernaron en Europa y no tuvieron influencia sobre los eventos en Palestina.
Desde el principio, Ptolomeo y Antígono lucharon por el control de Palestina. La batalla de Ipso en el 301 a.C. solucionó el problema durante un siglo. En esta batalla, los otros cuatro generales pelearon contra Antígono y lo mataron. Seleuco recibió el territorio de Antígono, incluyendo Palestina. Sin embargo, Ptolomeo no participó de la batalla, pero consiguió el control sobre Palestina. El resultado fue que Palestina siguió siendo un punto de disputa entre ptolomeos y seléucidas.
Los judíos disfrutaron de una buena relación con los ptolomeos. Tuvieron un gobierno propio. Sus prácticas religiosas no encontraron obstáculos. Las costumbres griegas se fueron haciendo cada vez más comunes entre el pueblo. Durante el reinado de Ptolomeo Filadelfo (285–246 a.C.) comenzó la traducción del AT al griego. Esta traducción se conoce con el nombre de Septuaginta (o Versión de los 70) y se abrevia LXX. Los primeros cristianos usaron la LXX y los escritores del NT la citaron con frecuencia.
Sin embargo, Antíoco III (el Grande), 223–187 a.C., trató sin éxito de tomar Palestina de manos de los ptolomeos en el 217 a.C., pero venció a Ptolomeo IV en la batalla de Panium en el 198 a.C. Él y sus sucesores gobernaron Palestina hasta el 167 a.C. La situación de los judíos cambió después que los romanos vencieron a Antíoco en la batalla de Magnesia (190 a.C.). Este había apoyado a Aníbal del norte de África, el odiado enemigo de Roma. En consecuencia, Antíoco debió entregar todo su territorio excepto la provincia de Cilicia. Tuvo que pagarles una gran suma de dinero a los romanos durante muchos años, además de rendir su armada y sus elefantes. Para asegurarse de que lo hiciera, mantuvieron a uno de sus hijos como rehén en Roma. Por lo tanto, la carga impositiva de los judíos aumentó así como la presión para helenizarse, es decir, adoptar prácticas griegas.
A Antíoco lo sucedió su hijo Seleuco IV (187–175 a.C.). Cuando fue asesinado, el gobierno pasó a manos de su hermano menor. Antíoco IV (175–163 a.C.) recibió el nombre de Epífanes (“manifiesto” o “espléndido”) aunque algunos lo llamaron Epímenes (“loco”). Se trataba del hijo que había sido rehén en Roma. Durante los primeros años de su reinado, la situación de los judíos empeoró. Esto se debió en parte a que estaban divididos. Algunos de sus líderes, en especial los sacerdotes, estaban a favor de la helenización.
Hasta la época de Antíoco IV, el puesto de sumo sacerdote había sido hereditario y vitalicio. Sin embargo, Jasón, el hermano del sumo sacerdote, le ofreció al rey una gran suma de dinero para ser designado en esa función. Antíoco necesitaba el dinero y aceptó el trato. Jasón incluso ofreció una suma adicional para obtener permiso para construir un gimnasio cerca del templo. Esto muestra la presión hacia el helenismo. A los pocos años, Menelao, un sacerdote que no pertenecía al linaje del sumo sacerdocio, le ofreció al rey más dinero para ser nombrado sumo sacerdote en lugar de Jasón. Hurtó utensilios del templo para pagar lo que había prometido.
Antíoco intentó anexar Egipto a su territorio. Fue proclamado rey de Egipto pero, cuando regresó al año siguiente a fin de tomar control sobre la tierra, los romanos lo confrontaron y lo intimaron para que abandonara la región. Conociendo el poderío de Roma, regresó a su hogar. Al llegar a Jerusalén, descubrió que Jasón había echado a Menelao de la ciudad. Consideró que esto era una rebelión. Permitió que sus tropas mataran a muchos judíos y decidió poner fin a la religión judía. Sacrificó un cerdo en el altar del templo. A los padres se les prohibió circuncidar a sus hijos, no se podía guardar el día de reposo y debían quemarse todas las copias de la ley. Ser hallado con una copia de la ley se consideró un delito capital. El celo de Antíoco por destruir el judaísmo fue un factor importante para no conseguir el logro de su objetivo.
La independencia judía, 167–63 a.C.
Al comienzo, la resistencia fue pasiva pero, cuando los seléucidas enviaron oficiales por toda la tierra para obligar a los ciudadanos principales a ofrecer sacrificio a Zeus, se desencadenó un conflicto abierto. Estalló primero en la aldea de Modein, a mitad de camino entre Jerusalén y Jope. Se escogió al anciano sacerdote Matatías para ofrecer sacrificio. Él se negó, pero un joven judío se ofreció a hacerlo. Esto irritó a Matatías, quien mató tanto al judío como al oficial. Luego huyó a las montañas con sus cinco hijos y algunos que apoyaron su accionar. Había comenzado la rebelión.
El liderazgo pasó a Judas, tercer hijo de Matatías, que recibió el sobrenombre de Macabeo, el martillador. Es probable que recibiera este título por su éxito en la batalla. Era el líder guerrillero ideal. Libró batallas exitosas contra fuerzas que los superaban en número. La mayor parte de su ejército la conformaba un grupo llamado hasidim. Estos hombres se hallaban intensamente comprometidos con la libertad religiosa, con la obediencia a la ley y la adoración a Dios.
Antíoco IV se preocupaba más por los asuntos en la región oriental de su imperio que por las cuestiones en Palestina. De modo que, al principio, no dedicó muchas tropas a la revuelta. Judas pudo lograr el control de Jerusalén en el término de tres años. El templo fue purificado y rededicado exactamente tres años después de haber sido profanado por el rey (164 a.C.). (Las fechas en este período son inciertas y puede ser un año antes de lo indicado.) Esto aún se conmemora en la fiesta judía de Januká. Los hasidim habían obtenido lo que buscaban y dejaron el ejército, pero Judas tenía en mente objetivos mayores. Deseaba la libertad política. Él rescató a los judíos maltratados de Galilea y Galaad e hizo una alianza de amistad y apoyo mutuo con Roma. En el 160 a.C., con una fuerza de 800 hombres, peleó en Elasa con un ejército sumamente superior y lo asesinaron.
Jonatán, otro hijo de Matatías, asumió el liderazgo en la búsqueda de la independencia. En el aspecto militar era débil. Fue expulsado de las ciudades y poco a poco se estableció en las afueras. Los que trataban de apoderarse del trono seléucida luchaban constantemente. Los rivales le ofrecieron presentes para obtener su apoyo. En el 152 a.C., decidió apoyar a Alejandro Balas, que declaraba ser hijo de Antíoco IV. A su vez, Jonatán fue nombrado sumo sacerdote. Por primera vez, el gobierno religioso y civil judío estaba centrado en una persona. Jonatán fue tomado prisionero y asesinado en el 143 a.C.
Simón, el último hijo sobreviviente de Matatías, gobernó hasta que fue asesinado por su yerno en el 134 a.C. Hacia el 141 a.C., consiguió liberar de los impuestos a los judíos. Por fin conseguían la libertad política. Simón fue aclamado por el pueblo como líder y sumo sacerdote para siempre. El sumo sacerdocio se hizo hereditario con él y sus descendientes. Así nació la dinastía asmonea que recibió ese nombre en honor a un antepasado de Matatías.
Cuando Simón fue asesinado, su hijo Juan Hircano se convirtió en sumo sacerdote y gobernante civil (134–104 a.C.). Durante un breve tiempo, los seléucidas tuvieron cierto poder sobre el pueblo judío, pero Hircano consiguió la libertad y comenzó a expandir el territorio de los judíos. Destruyó el templo de los samaritanos en el Monte Gerizim en el norte. Se dirigió al sudeste y conquistó la tierra de los idumeos, el antiguo reino de Edom. Los residentes fueron obligados a emigrar o a convertirse al judaísmo. Esto tuvo una importancia fundamental para los judíos porque de este pueblo provendría Herodes el Grande.
El hijo mayor de Hircano, Aristóbulo I (104–103 a.C.), fue el sucesor. Encarceló a su propia madre y a tres hermanos. A uno de los hermanos se le permitió permanecer en libertad pero más tarde fue asesinado. Permitió que su madre muriera de hambre en la cárcel. Extendió sus dominios hasta incluir parte del territorio de Iturea, al norte de Galilea. Fue el primero en adoptar el título de rey.
La esposa de Aristóbulo I fue Salomé Alejandra. Cuando él murió, ella liberó a los hermanos de su esposo y se casó con el mayor, Alejandro Janeo. Este se convirtió en sumo sacerdote y rey (103–76 a.C.). Se ganó muchos enemigos por casarse con la viuda de su hermano, ya que el AT establecía que el sumo sacerdote debía casarse con una virgen (Lev 21:14). Era un guerrero ambicioso y dirigió campañas con las que aumentó su reino hasta casi el tamaño del reino de David. Usó soldados extranjeros porque no confiaba en que hubiera judíos en su ejército. Como sumo sacerdote no siempre siguió los ritos especificados. En cierta oportunidad, la gente reaccionó a su inadecuado accionar lanzándole frutas. Él permitió que sus soldados asesinaran a 6000 personas. En otra ocasión, cuando hizo crucificar a 800 enemigos, mandó que trajeran a las esposas e hijos de estos y los asesinó ante la vista de ellos.
Salomé Alejandra sucedió a su esposo como gobernante (76–67 a.C.). Como ella no podía ser sumo sacerdote, las funciones se separaron y su hijo mayor Hircano II ocupó ese puesto. Él no era ambicioso, pero el hijo menor de Salomé, Aristóbulo II, era todo lo contrario. Esperaba que muriera su madre para poder ser rey y sumo sacerdote.
Cuando Salomé Alejandra murió se declaró una guerra civil que duró hasta el 63 a.C. Aristóbulo II venció con facilidad a Hircano II, que no tuvo problemas en retirarse. Este podría ser el final de la historia a no ser por el idumeo Antípater. Él persuadió a Hircano II para que buscara la ayuda del rey de Nabatea a fin de recuperar su cargo. Aristóbulo debió regresar a Jerusalén. En ese momento, aparece en escena Roma. Tanto Aristóbulo como Hircano apelaron ante Escauro, el general romano que tenía a su cargo la administración de Palestina. Este apoyó a Aristóbulo. Cuando más tarde apareció el comandante romano Pompeyo, ambos apelaron ante él. Aristóbulo terminó tratando de luchar contra los romanos. Fue derrotado y llevado prisionero a Roma. Los romanos entonces asumieron el control de Palestina.
El período romano, 63 a.C.–70 d.C.
Bajo el control de los romanos, los judíos debieron pagar impuestos altos pero no modificaron sus prácticas religiosas. El poder romano era ejercido por medio de Antípater, quien fue nombrado gobernador de Palestina. Hircano fue designado sumo sacerdote. La situación en Palestina era confusa debido a los esfuerzos de Aristóbulo y sus hijos por liderar revueltas contra Roma. Mientras Palestina estuvo bajo el dominio de diversos oficiales romanos, Antípater constituyó la fuerza estabilizadora. Tenía un hijo, Fasael, que había sido nombrado gobernador de Judea, y otro, Herodes, que gobernaba Galilea. Herodes procuró instaurar el orden en la región a su cargo. Arrestó a Ezequías, un ladrón o rebelde judío, y lo ejecutó. El Sanedrín en Jerusalén convocó a Herodes para que diera explicaciones por su accionar. Se presentó vestido de púrpura real y acompañado de un guardaespaldas. El Sanedrín no pudo hacer nada.
Antípater fue asesinado en el 43 a.C. En el 42 a.C., Antonio se convirtió en comandante romano en el Oriente. En el 40, los partos invadieron Palestina e hicieron rey a Antígono, el último hijo de Aristóbulo, que aún vivía. A Hircano lo mutilaron cortándole o mordiéndole las orejas de modo que no pudiera volver a ser sumo sacerdote. Fasael fue capturado y se suicidó en prisión. Herodes apenas pudo escapar con su familia. Se dirigió a Roma para conseguir que su futuro cuñado Aristóbulo fuese nombrado rey, con la esperanza de regir por su intermedio de la misma manera que lo había hecho su padre por medio de Antípater. A instancias de Antonio y de Octavio (Augusto), el senado romano hizo rey a Herodes (40 a.C.). A este le llevó tres años expulsar a los partos del país y establecer su gobierno. Fue rey hasta un par de años después del nacimiento de Jesús.
El gobierno de Herodes fue una época tumultuosa para el pueblo judío. Él era idumeo. Por supuesto, sus antepasados habían sido obligados a convertirse al judaísmo, pero el pueblo jamás lo aceptó. Era el representante de un poder extranjero. Sin importar lo bien que sirviera a Roma, jamás pudo satisfacer a los judíos. Ni siquiera su matrimonio con Mariamne, la nieta de Aristóbulo II, hizo que su gobierno fuera legítimo. El logro edilicio más importante, la reconstrucción del templo de Jerusalén, tampoco le valió la lealtad de los judíos.
Herodes tuvo muchos problemas surgidos de sus celos y temores. Hizo ejecutar a su cuñado Aristóbulo. Luego hizo lo mismo con su madre, con Mariamne y con sus dos hijos. Cinco días antes de su muerte, hizo matar a su hijo mayor Antípater. Sus relaciones con Roma a veces fueron problemáticas debido a las condiciones inestables en el Imperio. Herodes le prestó su apoyo inequívoco a Antonio, aunque no toleraba a Cleopatra, de la que Antonio se había enamorado. Cuando Octavio venció a Antonio en el 31 a.C., Herodes acudió a él para prometerle su apoyo total. Octavio aceptó la oferta. Herodes demostró ser un eficaz administrador en nombre de Roma que mantuvo la paz en un pueblo difícil de gobernar. Era un hombre cruel e inmisericorde pero al mismo tiempo generoso, ya que usó sus propios fondos para dar alimento al pueblo durante una hambruna. Nunca se recuperó de la ejecución de Mariamne, la esposa a la que amó por sobre todas las otras. Su dolor lo llevó a tener problemas mentales y emocionales. Jesús nació durante el reinado de Herodes (Mat 2:1-18; Luc 1:5), el rey que ordenó la ejecución de los bebés varones en Belén (Mat 2:16-18).
A su muerte, Herodes el Grande le dejó el reino a tres de sus hijos. Antipas debía ser el tetrarca (“gobernante de un cuarto”) de Galilea y de Perea (4 a.C.-39 d.C.). Felipe sería el tetrarca de las regiones gentiles al noreste del Mar de Galilea (4 a.C.-34 d.C.). Arquelao iba a ser rey de Judea y de Samaria. Roma aceptó los deseos de Herodes, pero Arquelao no recibió el título de rey sino que fue etnarca (“gobernante del pueblo”) de esos dos territorios. Demostró ser un mal gobernante y fue depuesto en el 6 d.C. Sus territorios fueron colocados bajo el gobierno directo de procuradores romanos controlados por el gobernador de Siria.
Literatura
Los judíos produjeron muchas obras literarias durante la época intertestamentaria. Se las puede clasificar en tres grupos. Los libros apócrifos son escritos que, en su mayoría, se incluyeron en la LXX, la traducción del AT al griego. Fueron traducidos al latín y pasaron a formar parte de la Vulgata Latina, la Biblia latina autorizada. Algunos son libros históricos. El Primer Libro de Macabeos es nuestra principal fuente de información sobre la historia del período entre Antíoco Epífanes y Juan Hircano. Otros libros son literatura sapiencial. Otros pueden clasificarse como románticos históricos; uno es apocalíptico, y se presta atención al fin de los tiempos y a la intervención divina en la historia; y otro es de naturaleza devocional. Un segundo grupo de escritos son los libros pseudoepigráficos, una colección más grande que los apócrifos, pero no hay acuerdo acerca de qué obras se deben incluir. Hay 52 escritos en 2 volúmenes: Los Escritos Pseudoepigráficos del Antiguo Testamento, editados por James H. Charlesworth. Estos cubren un amplio espectro del pensamiento judío, desde lo apocalíptico a la sabiduría y las meditaciones. El título indica que son atribuidos a personas conocidas de la antigüedad, tales como Adán, Abraham, Enoc, Esdras y Baruc. En su mayoría fueron escritos en los últimos siglos antes del nacimiento de Jesús, aunque algunos son del siglo I de la era cristiana.
El último grupo de escritos de este período son los rollos de Qumrán conocidos con el nombre de “Rollos del Mar Muerto”. La primera noticia de su existencia tuvo lugar con el descubrimiento de mss. en una cueva a orillas del Mar Muerto en 1947. Durante los años que siguieron se hallaron fragmentos de mss. en, al menos, once cuevas de la zona. Estas obras incluyen mss. del AT, escritos de la secta de Qumrán y escritos copiados de otras fuentes que también usaba este grupo. Estos documentos nos muestran parte de la vida y las creencias de un grupo de judíos en los dos últimos siglos previos a Jesús. Ver Apócrifos, NT y AT; Arquelao; Asmoneos; Herodes; Pseudoepigráficos, Libros; Ptolomeos; Rollos del Mar Muerto; Seléucidas; Septuaginta; Templo de Jerusalén.

Clayton Harrop