Significado de VERGÜENZA Y HONRA Según La Biblia | Concepto y Definición

VERGÜENZA Y HONRA Significado Bíblico

¿Qué Es VERGÜENZA Y HONRA En La Biblia?

La honra y la vergüenza eran valores que conformaban la vida cotidiana en tiempos bíblicos. La honra, indicador principal de la condición social, se basaba en el honor atribuido y adquirido. Se heredaba o adquiría por formar parte de una unidad social, principalmente la familia. Hijos de gobernantes y líderes eran objeto de alta estima debido a la honra familiar. La preocupación judía por la genealogía aseguraba que se conservara la honra heredada. Mat 1:1-17 y Luc 3:23-38 narran genealogías de Jesús que destacan la elevada condición social que le correspondía. Mateo señala que el linaje de Jesús era el correcto tanto para ser judío (vinculación directa con Abraham) como para gozar del derecho a ser rey de los judíos (por ser descendiente de David). Lucas remonta el linaje de Jesús a través de Adán hasta Dios, lo que declara Su derecho a ser Salvador de toda la humanidad.
La honra adquirida se obtenía mediante acciones meritorias o actuaciones públicas. La posición social de la familia era la base donde los varones fundamentaban la esperanza de aumentar la honra familiar y personal. El foro público era fuente de desafíos, tanto para ganar como para perder honra. Podía demostrar la superioridad de un hombre o grupo sobre otro. Podía ser ignorado si no merecía respuesta debido a la diferencia social entre las partes, pero un verdadero reto de honor requería acción. La parte victoriosa ganaba honra, mientras que la otra perdía honra al igual que posición social. Por ejemplo, cuando los fariseos y los herodianos observaban a Jesús para ver si sanaba al hombre de la mano seca (Mar 3:1-6), se trataba de un reto de honor. Si Jesús violaba la ley sabática, perdería honra. Si no sanaba al hombre, también la perdería. La trampa parecía perfecta. En respuesta a este desafío poco ético, Jesús aclaró el sentido del día de reposo para así poder sanar al hombre sin infringir la ley. Cuando la trampa falló, ellos decidieron aliarse para destruir a Jesús y su condición social cada vez más elevada (a costa de ellos).
La competencia constante por la honra pública contaminaba incluso la religión. En ambos Testamentos se denuncia la tendencia a usar la religión para procurar honra personal por una demostración de piedad. En Mat 6:1-18 Jesús condenó el mal uso de las acciones religiosas (entrega de ofrendas, oración, ayuno) para obtener honra personal.
Vergüenza no era simplemente lo opuesto a honra; existía una vergüenza positiva y otra negativa. La vergüenza podía manejarse positivamente si se sabía cómo mantener los asuntos sin conocimiento público. Por ejemplo, una mujer podía manejar bien la vergüenza si permanecía cubierta en público y evitaba los ambientes donde predominaban los hombres. La vergüenza también podía designar pérdida del honor o deshonra. Cuando alguien reclamaba un lugar de honor inmerecido, el resultado era vergüenza (Luc 14:7-11).
Tal vez el texto más vívido sobre la honra y la vergüenza sea Flp 2:5-11. Jesús tenía incuestionable honra heredada y adquirida; no obstante, la sacrificó por completo y tomó como base para la honra la acción más humilde de todas (la de un esclavo) y murió la muerte más vergonzosa, la crucifixión. Sin embargo, Dios le otorgó el puesto de honor más elevado y un nombre que es sobre todo nombre en la escala de la honra para que todos se arrodillen ante Él. Por lo tanto, Dios es quien define el código de honor; no los hombres.
Las mujeres, en especial, cargaban con vergüenza y se esperaba que lo hicieran de manera positiva. Además se las consideraba una amenaza para la honra. Una mujer inmoral corrompía el honor de la familia entera, y por esta razón generalmente se las mantenía alejadas de aquello que pudiera conducir a comportamiento deshonroso. El uso del velo en las mujeres se relacionaba con esta preocupación.
Quien se rehusaba a cumplir con los códigos de honra y vergüenza era desvergonzado. Dichas personas no respetaban las normas sociales ni se preocupaban por la opinión pública sobre su condición social. En Luc 18:1-8, el juez injusto es un ejemplo clásico de una persona descarada, alguien que “ni temía a Dios, ni respetaba a hombre”. En el AT, el “insensato” era una persona desvergonzada que no temía a Dios ni respetaba la sabiduría ni las normas sociales.

Bill Warren