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¿Qué sería la respuesta de usted si alguien le preguntara, "Usted tiene un corazón para Dios?" Un corazón para Dios es un corazón que sólo está interesado en complacerle a Él. Se describe a una persona quien pone la Palabra y la voluntad de Dios más alta que cualquier otra cosa. La cosa más importante para usted se mostrará en todo lo que usted haga. ¿Qué le maneja y motiva a usted cada día? ¿Es la acumulación de riquezas materiales o está usted buscando de verdad el llegar a ser lo que Dios ha destinado que usted sea?

¿Ha estado usted en una discusión con un colega y se ha encontrado en desacuerdo o en oposición a las opiniones de otros? Momentos como éstos ensanchan su mente y le ayuda a crecer, o pasa por una prueba de amor. Los desacuerdos son inevitables; usted nunca estará en acuerdo con otros todo el tiempo. Lo mas importante es absteniéndose de ser imprudente con sus palabras, o actuando en contrariedad al amor de Dios y Su Palabra.

Nunca olvidaré aquellas lágrimas. Entre sollozos y lamentos de los deudos, el cortejo fúnebre marchaba rumbo al cementerio, destino final para la morada terrena del padre de unos amigos míos. No lo conocí en vida, pero fue inevitable compartir y sentir como propio el dolor de la familia por la inesperada muerte del ser querido. Sin dudas un momento de mucha tristeza y gran congoja.

Yo soy un creyente firme que la razón en cual muchos cristianos no experimentan la victoria es porque ellos carecen de la clave más importante para el éxito—la oración. Al contrario de creencias religiosas, oración no es implorar a Dios, ni negociar con Él para que obre a su favor. Tampoco es caracterizado por clichés "espiritual" que no van en acuerdo con la Palabra de Dios. Oración es comunicándose con Dios y hablando Su Palabra en fe. Cuando usted ora de esta manera, los resultados serán inevitables.

«Soy como Santo Tomás, sólo creo lo que veo». Esta expresión se ha hecho popular. Alguien acostumbra responder: -Sí, pero al final Santo Tomás creyó. Así dijo Jesús: "Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron" (Juan 20:29). ¿Quién era Tomás? Uno de los doce apóstoles que Jesús había elegido para estar con él. Durante tres años y medio Tomás vivió cerca de Jesucristo.

Dios creó al hombre y a la mujer "en el principio". Desde el libro de Génesis vemos su maravilloso designio: la unidad y la diferencia que quiso entre el hombre y la mujer; no una superioridad de uno sobre el otro, sino una complementariedad.