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Este conmovedor versículo 35, el más corto de la Escritura, muestra a nuestro Salvador mezclando sus lágrimas con las de una familia y una asistencia entristecida, a pesar de que estaba a punto de resucitar a Lázaro. ¿No es un pensamiento consolador para aquellos que atraviesan días de luto? Jesús sentía simpatía por los suyos en todas sus angustias y penas.

Un hombre se quejó ante Jesús por no haber recibido su parte de la herencia. Jesús le respondió que él no había venido para ser juez en la tierra (Lucas 12:13-14). Después, los discípulos contaron al Señor cuán cruel había sido Pilato con respecto a unos galileos. En otro pasaje se relata el derrumbe de una torre sobre unos inocentes.

En el evangelio de Juan el Señor Jesús dice siete veces de sí mismo: "Yo soy". Él es el buen pastor, quien al morir en la cruz dio su vida por las ovejas. En relación con la obra cumplida de la salvación, él es la puerta por la que el ser humano debe pasar para ser salvo. Pero esto sólo es posible por medio de la fe en el Señor Jesús como Salvador personal.

¿Qué sería la respuesta de usted si alguien le preguntara, "Usted tiene un corazón para Dios?" Un corazón para Dios es un corazón que sólo está interesado en complacerle a Él. Se describe a una persona quien pone la Palabra y la voluntad de Dios más alta que cualquier otra cosa. La cosa más importante para usted se mostrará en todo lo que usted haga. ¿Qué le maneja y motiva a usted cada día? ¿Es la acumulación de riquezas materiales o está usted buscando de verdad el llegar a ser lo que Dios ha destinado que usted sea?

¿Ha estado usted en una discusión con un colega y se ha encontrado en desacuerdo o en oposición a las opiniones de otros? Momentos como éstos ensanchan su mente y le ayuda a crecer, o pasa por una prueba de amor. Los desacuerdos son inevitables; usted nunca estará en acuerdo con otros todo el tiempo. Lo mas importante es absteniéndose de ser imprudente con sus palabras, o actuando en contrariedad al amor de Dios y Su Palabra.

Nunca olvidaré aquellas lágrimas. Entre sollozos y lamentos de los deudos, el cortejo fúnebre marchaba rumbo al cementerio, destino final para la morada terrena del padre de unos amigos míos. No lo conocí en vida, pero fue inevitable compartir y sentir como propio el dolor de la familia por la inesperada muerte del ser querido. Sin dudas un momento de mucha tristeza y gran congoja.