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    Salmos 73 - Biblia de Jerusalén 1998

    El destino de los malos Salmo de Asaf.

    1. [Salmo. De Asaf.] ¡Qué bueno es Dios para Israel, el Señor para los limpios de corazón!

    2. Por poco se extravían mis pies, casi resbalan mis pasos,

    3. celoso como estaba de los perversos, al ver prosperar a los malvados.

    4. No hay congojas para ellos, sano y rollizo está su cuerpo;

    5. no comparten las penas de los hombres, no pasan tribulaciones como los otros.

    6. Por eso el orgullo es su collar, la violencia el vestido que los cubre;

    7. su gordura rebosa malicia, de artimañas desborda su corazón.

    8. Se sonríen, hablan con maldad, hablan altivamente de opresión;

    9. ponen en el cielo su boca, y su lengua se pasea por la tierra.

    10. Por eso mi pueblo va tras ellos: sorben con ansia sus palabras.

    11. Dicen: "¿Va a saberlo Dios? ¿Lo va a saber el Altísimo?".

    12. ¡Así son, éstos son los malvados!, tranquilos y acumulando riqueza.

    13. ¿Así que en vano purifiqué mi corazón, lavé mis manos en señal de inocencia,

    14. aguanté golpes todo el día y correcciones cada mañana?

    15. Si hubiese dicho: "Hablaré como ellos", habría traicionado a la raza de tus hijos.

    16. Me di entonces a pensar para entenderlo, pero me resultaba harto difícil.

    17. Hasta que entré en el santuario de Dios y acabé entendiendo su destino:

    18. los pones en el resbaladero, los empujas a la ruina.

    19. De pronto quedan hechos un horror, desaparecen consumidos de espanto:

    20. como un sueño al despertar, Señor, al levantarte desprecias su imagen.

    21. Cuando mi corazón se avinagraba, cuando se torturaba mi conciencia,

    22. estúpido de mí, no comprendía, sólo era un animal ante ti.

    23. Pero yo estoy siempre contigo, me tomas de la mano derecha,

    24. me guías según tus planes, me conduces tras la gloria.

    25. ¿A quién tengo yo en el cielo? Estando contigo no hallo gusto en la tierra.

    26. Aunque se consuman mi cuerpo y mi mente, tú eres mi roca, mi lote, Dios por siempre.

    27. Los que se alejan de ti se pierden, aniquilas a los que te son adúlteros.

    28. Pero mi bien es estar junto a Dios, he puesto mi cobijo en el Señor a fin de proclamar tus obras.