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    Salmos 74 - Biblia de Jerusalén 1998

    Apelación a Dios en contra del enemigo Masquil de Asaf.

    1. [Poema. De Asaf.] ¿Por qué nos rechazas, oh Dios, para siempre, y humea tu cólera contra el rebaño que apacientas?

    2. Piensa en la comunidad que antaño adquiriste, la que tú rescataste, tribu de tu propiedad, y del monte Sión, donde pusiste tu morada.

    3. Guía tus pasos a estas ruinas perpetuas: al santuario devastado por el enemigo.

    4. Rugían tus adversarios en tu asamblea, colocaban como señal sus enseñas;

    5. destrozaban como quien va penetrando con hachas en la espesura del bosque.

    6. Cercenaron todas juntas sus jambas, con hacha y martillo desgajaban.

    7. Prendieron fuego a tu santuario, profanaron por tierra tu gloriosa mansión.

    8. Decían para sí: "Destruyamos a todos, quememos las asambleas de Dios en el país".

    9. No vemos nuestras enseñas, ya no tenemos profetas, nadie que sepa hasta cuándo.

    10. ¿Hasta cuándo, Dios, provocará el adversario, ultrajará tu nombre por siempre el enemigo?

    11. ¿Por qué retienes tu mano y en tu seno escondes tu diestra?

    12. Tú eres, oh Dios, mi rey desde el principio, autor de hazañas en medio de la tierra.

    13. Tú hendiste el Mar con tu poder, quebraste las cabezas de monstruos marinos,

    14. machacaste las cabezas de Leviatán y las echaste como pasto a las fieras.

    15. Tú abriste manantiales y torrentes, secaste ríos inagotables.

    16. Tuyo es el día, tuya la noche, tú la luna y el sol estableciste;

    17. tú trazaste las fronteras de la tierra, el verano y el invierno tú formaste.

    18. Recuerda, Yahvé, que el enemigo te ultraja, que un pueblo necio desprecia tu nombre.

    19. No des al depredador la vida de tu tórtola, la vida de tus pobres no olvides jamás.

    20. Piensa en la alianza, que están repletos los rincones del país de focos de violencia.

    21. ¡Que no acabe defraudado el oprimido, que pobre y humilde puedan alabarte!

    22. ¡Levántate, oh Dios, a defender tu causa, acuérdate del necio que te ultraja a diario!

    23. ¡No olvides el griterío de tus adversarios, el creciente clamor de tus agresores!