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jueves, julio 18, 2024
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    1 Samuel 25 - Biblia de nuestro Pueblo

    David y Abigail

    1. David, Nabal y Abigail Samuel murió. Todo Israel se reunió para hacerle los funerales, y lo enterraron en su posesión de Ramá. David bajó después a la estepa de Maón.

    2. Había un hombre de Maón que tenía sus posesiones en Carmel. Era muy rico: tenía tres mil ovejas y mil cabras, y estaba en Carmel esquilando las ovejas.

    3. Se llamaba Nabal, de la familia de Caleb, y su mujer, Abigail; la mujer era sensata y muy guapa, pero el marido era áspero y de malos modales.

    4. David oyó en el desierto que Nabal estaba esquilando sus ovejas,

    5. y mandó diez jóvenes con este encargo: -Suban a Carmel, preséntense a Nabal y salúdenlo de mi parte.

    6. Le dirán: ¡Salud! La paz contigo, paz a tu familia, paz a tu hacienda.

    7. He oído que estás esquilando tu rebaño; mira, tus pastores estuvieron con nosotros; no los molestamos ni les faltó nada mientras estuvieron en Carmel.

    8. Pregunta a tus criados y te lo dirán. Atiende favorablemente a estos jóvenes, que venimos en un día de alegría. Haz el favor de darle a David, siervo e hijo tuyo, lo que tengas a mano.

    9. Los jóvenes fueron a decir a Nabal todas estas cosas de parte de David, y se quedaron aguardando.

    10. Nabal les respondió: -¿Quién es David, quién es el hijo de Jesé? Hoy día abundan los esclavos que se escapan del amo.

    11. ¿Voy a tomar mi pan y mi agua y las ovejas que maté para mis esquiladores y voy a dárselos a una gente que no sé de dónde viene?

    12. Los jóvenes hicieron el camino de regreso, y cuando llegaron, se lo contaron todo.

    13. David ordenó a sus hombres: -¡Que cada uno se ciña la espada! Todos, incluso David, se la ciñeron. Después subieron unos cuatrocientos siguiendo a David, mientras doscientos se quedaron con el equipaje.

    14. Uno de los criados avisó a Abigail, la mujer de Nabal: -David ha mandado unos emisarios desde el desierto a saludar a nuestro amo, y éste los ha tratado de mal modo,

    15. y eso que se portaron muy bien con nosotros, no nos molestaron ni nos faltó nada todo el tiempo que anduvimos con ellos, cuando estuvimos en descampado;

    16. día y noche nos protegieron mientras estuvimos con ellos guardando las ovejas.

    17. Así que mira a ver qué puedes hacer, porque ya está decidida la ruina de nuestro amo y de toda su casa; en cuanto a él, no es más que un miserable al que ni siquiera se le puede hablar.

    18. Abigail, sin perder tiempo, reunió doscientos panes, dos odres de vino, cinco ovejas adobadas, cinco bolsas de trigo tostado, cien racimos de pasas y doscientos panes de higos; lo cargó todo sobre los burros,

    19. y ordenó a los criados: -Adelántense ustedes, y yo iré detrás. Pero no dijo nada a Nabal, su marido.

    20. Mientras ella, montada en el burro, iba bajando por un recodo del monte, David y su gente bajaban en dirección a ella, hasta que se encontraron.

    21. David, por su parte, había comentado: -He perdido el tiempo cuidando todo lo de éste en el desierto, sin que se le perdiera ninguno de sus bienes. ¡Ahora me paga mal por bien!

    22. ¡Que Dios me castigue si antes del amanecer dejo con vida en toda la posesión de Nabal a uno solo de sus hombres!

    23. En cuanto vio a David, Abigail se bajó del burro y se postró ante él, rostro en tierra.

    24. Postrada a sus pies, le dijo: -La culpa es mía, señor. Pero deja que hable tu servidora, escucha las palabras de tu servidora.

    25. No tomes en serio, señor, a Nabal, ese miserable, porque es como dice su nombre: se llama Necio, y la necedad va con él. Tu servidora no vio a los criados que enviaste.

    26. Ahora, señor, ¡por la vida del Señor y por tu propia vida! es el mismo Señor el que te impide derramar sangre y hacerte justicia por tu mano. ¡Que tus enemigos y todos los que tratan de hacerte mal sean como Nabal!

    27. Con respecto a este obsequio que tu servidora le ha traído a su señor, que sea para los criados que acompañan a mi señor.

    28. Perdona la falta de tu servidora, que el Señor dará a mi señor una casa estable, porque mi señor pelea las guerras del Señor, y en toda tu vida no se encuentra en ti nada malo.

    29. Y aunque alguno se ponga a perseguirte a muerte, la vida de mi señor está bien atada en la bolsa de la vida, al cuidado del Señor, tu Dios, mientras que la vida de tus enemigos la lanzará como piedras con la honda.

    30. Que cuando el Señor cumpla a mi señor todo lo que le ha prometido y lo haya constituido jefe de Israel,

    31. mi señor no tenga que sentir remordimientos ni desánimo por haber derramado sangre inocente y haber hecho justicia por su mano. Cuando el Señor colme de bienes a mi señor, acuérdate de tu servidora.

    32. David le respondió: -¡Bendito el Señor, Dios de Israel, que te ha enviado hoy a mi encuentro!

    33. ¡Bendita tu prudencia y bendita tú, que me has impedido hoy derramar sangre y hacerme justicia por mi mano!

    34. ¡Por la vida del Señor, Dios de Israel, que me impidió hacerte mal! Si no te hubieras dado prisa en venir a encontrarme, al amanecer no le habría quedado vivo a Nabal ni un solo hombre.

    35. David le aceptó lo que ella le traía, y le dijo: -Vete en paz a tu casa. Ya ves que he escuchado tu demanda y la tendré en cuenta.

    36. Al volver Abigail encontró a Nabal celebrando en casa un banquete regio; estaba de buen humor y muy bebido, así que ella no le dijo lo más mínimo hasta el amanecer.

    37. Y a la mañana, cuando se le había pasado la borrachera, su mujer le contó lo sucedido; y Nabal sufrió un ataque al corazón y quedó paralizado.

    38. Pasados unos diez días, el Señor hirió de muerte a Nabal, y falleció.

    39. David se enteró de que había muerto Nabal, y exclamó: -¡Bendito el Señor, que se encargó de defender mi causa contra la afrenta que me hizo Nabal, librando a su siervo de hacer mal! ¡Hizo recaer sobre Nabal el daño que había hecho! Luego mandó a pedir la mano de Abigail, para casarse con ella.

    40. Unos criados de David fueron a Carmel, a casa de Abigail, a proponerle: -David nos ha enviado para pedirte que te cases con él.

    41. Ella se levantó, se postró rostro en tierra y dijo: -Aquí está tu esclava, dispuesta a lavar los pies de los criados de mi señor.

    42. Luego se levantó aprisa y montó en el burro; cinco criadas suyas la acompañaban, detrás de los emisarios de David. Y se casó con él.

    43. David se casó también con Ajinoán, de Yezrael. Las dos fueron esposas suyas.

    44. Por su parte, Saúl había dado su hija Mical, mujer de David, a Paltiel, hijo de Lais, natural de Galín.