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miércoles, julio 17, 2024
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    1 Samuel 26 - Biblia de nuestro Pueblo

    David perdona la vida a Saúl en Zif

    1. Último encuentro de David y Saúl Los de Zif fueron a Guibeá a informar a Saúl: -David está escondido en el cerro de Jaquilá, frente al desierto.

    2. Entonces Saúl emprendió la bajada hacia el desierto de Zif, con tres mil soldados israelitas, para dar una batida en busca de David.

    3. Acampó junto al camino en el cerro de Jaquilá que está frente a la estepa. Cuando David, que vivía en el desierto, vio que Saúl venía a por él,

    4. despachó unos espías para averiguar dónde estaba Saúl.

    5. Entonces fue hasta el campamento de Saúl y se fijó en el sitio donde se acostaban Saúl y Abner, hijo de Ner, general del ejército; Saúl estaba acostado en el cercado de carros y la tropa acampaba alrededor.

    6. David preguntó a Ajimélec, el hitita, y a Abisay, hijo de Seruyá, hermano de Joab: -¿Quién quiere venir conmigo al campamento de Saúl? Abisay dijo: -Yo voy contigo.

    7. David y Abisay llegaron de noche al campamento. Saúl estaba echado, durmiendo en medio del cercado de carros, la lanza hincada en tierra a la cabecera. Abner y la tropa estaban echados alrededor.

    8. Entonces Abisay dijo a David: -Dios te pone el enemigo en la mano. Voy a clavarlo en tierra de una lanzada; no hará falta repetir el golpe.

    9. Pero David le dijo: -¡No lo mates, que no se puede atentar impunemente contra el ungido del Señor!

    10. ¡Por la vida del Señor, ha de ser el mismo Señor el que lo hiera: le llegará su hora y morirá, o acabará cayendo en la batalla!

    11. ¡Dios me libre de atentar contra el ungido del Señor! Toma la lanza que está a la cabecera y el jarro de agua y vámonos.

    12. David tomó la lanza y el jarro de agua de la cabecera de Saúl y se marcharon. Nadie los vio, ni se enteró, ni despertó; estaban todos dormidos, porque los había invadido un letargo enviado por el Señor.

    13. David cruzó a la otra parte, se plantó en la cima del monte, lejos, dejando mucho espacio en medio,

    14. y gritó a la tropa y a Abner, hijo de Ner: -Abner, ¿no respondes? Abner preguntó: -¿Quién eres tú, que gritas al rey?

    15. David le dijo: -¿No eres tú ese hombre a quién nadie en Israel se le puede comparar? ¿Por qué no has custodiado al rey, tu señor, cuando uno del pueblo entró a matarlo?

    16. ¡No te has portado bien! ¡Por la vida de Dios que ustedes merecen la muerte por no haber custodiado a su señor, el ungido del Señor! Mira dónde está la lanza del rey y el jarro de agua que tenía a la cabecera.

    17. Saúl reconoció la voz de David, y dijo: -¿Es tu voz, David, hijo mío? David respondió: -Es mi voz, majestad.

    18. Y añadió: -¿Por qué me persigues así, mi señor? ¿Qué he hecho, qué culpa tengo?

    19. Que su majestad se digne escucharme: si es el Señor quien te instiga contra mí, que sea aplacado con una oblación; pero si son los hombres, ¡malditos sean del Señor!, porque me expulsan hoy y me impiden participar en la herencia del Señor, diciéndome que vaya a servir a otros dioses.

    20. Que mi sangre no caiga en tierra, lejos de la presencia del Señor, ya que el rey de Israel ha salido persiguiéndome a muerte, como se caza una perdiz por los montes.

    21. Saúl respondió: -¡He pecado! Vuelve, hijo mío, David, que ya no te haré nada malo, por haber respetado hoy mi vida. He sido un necio, me he equivocado totalmente.

    22. David respondió: -Aquí está la lanza del rey. Que venga uno de los jóvenes a recogerla.

    23. El Señor pagará a cada uno su justicia y su lealtad. Porque él te puso hoy en mis manos, pero yo no quise atentar contra el ungido del Señor.

    24. Que como yo he respetado hoy tu vida, respete el Señor la mía y me libre de todo peligro.

    25. Entonces Saúl le dijo: -¡Bendito seas, David, hijo mío! Tendrás éxito en todas tus cosas. Luego David siguió su camino, y Saúl volvió a su palacio.