26.4 C
Miami
sábado, agosto 17, 2024
Más


    Apocalipsis 9 - Biblia de nuestro Pueblo

    1. El quinto ángel dio un toque de trompeta: vi un astro caído del cielo a la tierra, que recibió la llave del calabozo del abismo.

    2. Abrió el pozo del abismo y subió un humo del pozo, como humo de un horno gigante; el sol y el aire se oscurecieron con el humo del pozo.

    3. Del humo salieron langostas que se extendieron por la tierra. Y recibieron un poder como el que tienen los escorpiones de la tierra.

    4. Pero les prohibieron hacer daño a la hierba de la tierra o al pasto o a los árboles. Sólo les permitieron hacer daño a los hombres que no llevaban en la frente el sello de Dios;

    5. no para matarlos, sino para atormentarlos cinco meses. El tormento es como el de un hombre picado por un escorpión.

    6. En aquel tiempo los hombres buscarán en vano la muerte, desearán morir, y la muerte huirá de ellos.

    7. Las langostas se parecen a caballos preparados para la batalla; llevan en la cabeza coronas como de oro, tienen rostro como de hombres,

    8. cabello como de mujer, sus dientes como de león.

    9. Llevan corazas como de hierro. El rumor de sus alas es como el fragor de muchos carros de caballos corriendo a la batalla.

    10. Tienen colas como de escorpión, como aguijones, y en la cola poder para hacer daño a los hombres por cinco meses.

    11. Su rey es el ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón y en griego Apolión.

    12. Pasó el primer ay; atención, que detrás llega el segundo.

    13. El sexto ángel dio un toque de trompeta: escuché una voz que salía de los cuatro salientes del altar de oro que está delante de Dios

    14. y decía al sexto ángel que tenía la trompeta: Suelta a los cuatro ángeles encadenados junto al río Grande -el Éufrates-.

    15. Soltaron a los cuatro ángeles, que estaban preparados para una hora de un día de un mes de un año, para matar a una tercera parte de la humanidad.

    16. Oí el número de los escuadrones de caballería: doscientos millones.

    17. Éste es el aspecto que vi de los caballos y sus jinetes: llevaban corazas de fuego, color jacinto, y azufre. Las cabezas de los caballos como de leones; de las bocas salía fuego y humo y azufre.

    18. Por esas tres plagas que salían de su boca, fuego y humo y azufre, pereció una tercera parte de la humanidad.

    19. Los caballos tienen su fuerza en la boca y en la cola. Sus colas parecen serpientes con cabezas y con ellas hieren.

    20. El resto de los hombres que no murieron por estas plagas, no se arrepintieron de las obras de sus manos: no dejaron de adorar a los demonios y a los ídolos de oro, plata y bronce, de piedra y madera, que ni ven ni oyen ni caminan.

    21. No se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus brujerías, ni de sus inmoralidades sexuales ni de sus robos.