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sábado, agosto 17, 2024
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    Ezequiel 16 - Biblia de nuestro Pueblo

    Infidelidad de Jerusalén

    1. Una historia de amor 20; 23; Os 2 Me dirigió la palabra el Señor:

    2. -Hijo de hombre, denuncia a Jerusalén sus prácticas idolátricas,

    3. diciendo: ¡Esto dice el Señor: Jerusalén, eres cananea de casta y de cuna: tu padre era amorreo y tu madre era hitita!

    4. Fue así tu alumbramiento: el día en que naciste no te cortaron el ombligo, no te bañaron ni frotaron con sal, ni te envolvieron en pañales.

    5. Nadie se apiadó de ti haciéndote alguna de estas cosas, por compasión, sino que te arrojaron a campo abierto, asqueados de ti, el día que naciste.

    6. Pasando yo a tu lado, te vi pataleando en tu propia sangre, y te dije mientras yacías en tu sangre: Sigue viviendo y crece como brote campestre.

    7. Creciste y te desarrollaste, llegaste a la flor de tu juventud; tus senos se afirmaron y el vello te brotó, pero estabas desnuda y en cueros.

    8. Pasando de nuevo a tu lado, te vi en la edad del amor; extendí sobre ti mi manto para cubrir tu desnudez; me comprometí con juramento, hice alianza contigo -oráculo del Señor-y fuiste mía.

    9. Te bañé, te limpié la sangre y te ungí con aceite.

    10. Te vestí de bordado, te calcé zapatos de cuero fino; te ceñí de lino, te revestí de seda.

    11. Te engalané con joyas: te puse pulseras en los brazos y un collar al cuello.

    12. Te puse un anillo en la nariz, pendientes en las orejas y diadema de lujo en la cabeza.

    13. Lucías joyas de oro y plata y vestidos de lino, seda y bordado; comías de la mejor harina, miel y aceite; estabas hermosa y prosperaste más que una reina.

    14. Se difundió entre los pueblos la fama de tu belleza, que era perfecta por el encanto con que te adorné. -oráculo del Señor-.

    15. Te sentiste segura de tu belleza y, amparada en tu fama, fornicaste y te prostituiste con el primero que pasaba.

    16. Tomaste tus vestidos y sobre ellos fornicabas, y te hiciste velos de colores.

    17. Tomaste tus alhajas, el oro y la plata que yo te regalé, y te hiciste estatuas de varones con las que fornicabas.

    18. Tomaste tus vestidos bordados y las revestiste con ellos, y les ofrecías mi perfume y mi incienso.

    19. El alimento que yo te daba -la mejor harina, miel y aceite te daba de comer- también se lo ofreciste como ofrenda de aroma que aplaca -oráculo del Señor-.

    20. Tomaste a tus hijos y a tus hijas, los que diste a luz para mí, y se los inmolaste para que comieran. No bastándote tus fornicaciones,

    21. degollaste a mis hijos pasándolos por el fuego en su honor.

    22. Con tus abominables fornicaciones, no te acordaste de tu niñez, cuando estabas desnuda y en cueros pataleando en tu propia sangre.

    23. Y encima de tanta maldad, ¡ay de ti, ay de ti! -oráculo del Señor-

    24. te edificabas prostíbulos y te levantabas puestos en todas las calles.

    25. En las encrucijadas instalabas tus puestos y envilecías tu hermosura; abriéndote de piernas al primero que pasaba, continuamente te prostituías.

    26. Fornicaste con los egipcios, tus vecinos, de grandes miembros, y a fuerza de prostituirte, me encolerizaste.

    27. Entonces extendí mi brazo contra ti, te reduje la ración, te entregué a la avidez de tus rivales, las hijas de los filisteos, que se sonrojaban de tu conducta infame.

    28. Fornicaste con los asirios sin saciarte, volvías a fornicar con ellos y todavía no te saciabas.

    29. Sin cesar fornicaste en Caldea, tierra de mercaderes, y ni con eso te saciaste.

    30. ¡Cómo me enfurecí contra ti -oráculo del Señor- cuando hacías todo eso, lo que hace una ramera empedernida!

    31. Cuando instalabas tus prostíbulos en las encrucijadas y levantabas tus puestos en todas las calles, no cobrabas el precio como hacen las prostitutas.

    32. ¡Oh hembra adúltera, que teniendo marido recibe a extraños!

    33. A las prostitutas les hacen regalos; tú, en cambio, diste tu regalo de boda a tus amantes; los sobornabas para que acudieran de todas partes a fornicar contigo.

    34. Tú hacías lo contrario que las otras hembras: a ti nadie te solicitaba, eras tú la que pagabas y a ti no te pagaban, y obrabas al revés.

    35. Por eso, prostituta, escucha la Palabra del Señor.

    36. Esto dice el Señor: Por haber prodigado tus encantos y desnudado tus vergüenzas, prostituyéndote con tus amantes, con tus abominables ídolos, por haberles ofrecido la sangre de tus hijos;

    37. por eso aquí me tienes: voy a reunir a todos tus amantes a los que complaciste, a todos los que amabas y a los que aborrecías. Los reuniré de todas partes contra ti, te dejaré desnuda delante de ellos, para que miren tus vergüenzas.

    38. Te aplicaré las penas de las adúlteras y de las homicidas, descargando sobre ti mi furor y mi rabia.

    39. Te entregaré en sus manos: derribarán tus prostíbulos, demolerán tus puestos; te quitarán los vestidos, te arrebatarán las alhajas, dejándote desnuda y en cueros.

    40. Traerán un tropel contra ti que te apedreará y te descuartizará a cuchilladas.

    41. Prenderán fuego a tus casas y ejecutarán en ti la sentencia en presencia de muchas mujeres;

    42. Aplacaré mi ira contra ti y apartaré de ti mi cólera; me serenaré y no volveré a irritarme.

    43. Por no haberte acordado de tu juventud, por haberme provocado con todas estas cosas, también yo te pagaré según tu conducta -oráculo del Señor-. ¿No has añadido la infamia a todas sus prácticas idolátricas?

    44. Mira, todos se burlan diciéndote el refrán: De tal madre, tal hija.

    45. Hija eres de tu madre, que aborreció marido e hijos; hermana eres de tus hermanas, que aborrecieron maridos e hijos. La madre de ustedes era hitita y su padre un amorreo.

    46. Tu hermana la mayor es Samaría con sus poblados, situada a tu izquierda; tu hermana la pequeña, situada a tu derecha, es Sodoma con sus poblados.

    47. No sólo seguiste sus caminos e imitaste sus prácticas idolátricas, sino que te pareció poco y les ganaste en conducta depravada.

    48. ¡Juro por mi vida! -oráculo del Señor- que Sodoma, tu hermana, y sus poblados no han obrado como han obrado tú y tus poblados.

    49. Mira, ése fue el delito de Sodoma, tu hermana: soberbia, hartura de pan y bienestar apacible tuvieron ella y sus poblados, pero no dio una mano al desgraciado y al pobre.

    50. Se engrieron frente a mí, cometieron prácticas idolátricas, y las quité de en medio en cuanto lo vi.

    51. Y Samaría no pecó ni la mitad que tú; tú has cometido más prácticas idolátricas que ellas, y con las prácticas idolátricas cometidas, has hecho buenas a tus hermanas.

    52. Ahora carga, tú también, con tu vergüenza, porque con tus pecados dejaste en buen lugar a tus hermanas; te envileciste más que ellas, ellas son inocentes a tu lado. Sonrójate también y carga con tu vergüenza, porque has hecho buenas a tus hermanas.

    53. Cambiaré su suerte, la suerte de Sodoma y sus poblados, la suerte de Samaría y sus poblados -también cambiaré tu suerte junto con la de ellas-,

    54. para que cargues con tu vergüenza y te avergüences de cuanto hiciste sirviéndoles a ellas de consuelo.

    55. Y tu hermana Sodoma y sus poblados volverán a su estado antiguo: Samaría y sus poblados volverán a su estado antiguo también tú y tus poblados volverán a su estado antiguo.

    56. ¿No te burlabas de Sodoma, tu hermana, difamándola en tu época de orgullo,

    57. antes de descubrirse tus vergüenzas? ¡Ahora eres la vergüenza de las edomitas y de sus vecinas las filisteas, que te insultan por todas partes!

    58. Ahora cargas con tu infamia y tus prácticas idolátricas -oráculo del Señor-.

    59. Porque así dice el Señor: Actuaré contigo conforme a tus acciones, pues menospreciaste el juramento y quebrantaste la alianza.

    60. Pero yo me acordaré de la alianza que hice contigo cuando eras joven y haré contigo una alianza eterna.

    61. Tú te acordarás de tu conducta y te sonrojarás, al recibir a tus hermanas, las mayores y las más pequeñas; pues yo te las daré como hijas, pero no en virtud de tu alianza.

    62. Yo mismo haré alianza contigo y sabrás que yo soy el Señor,

    63. para que te acuerdes y te sonrojes y no vuelvas a abrir la boca de vergüenza, cuando yo te perdone todo lo que hiciste -oráculo del Señor-.