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viernes, agosto 16, 2024
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    Ezequiel 6 - Biblia de nuestro Pueblo

    Profecía contra los montes de Israel

    1. Contra los montes de Israel 36,1-15 Me dirigió la palabra el Señor:

    2. -Hijo de hombre, mira a los montes de Israel y profetiza contra ellos.

    3. ¡Montes de Israel, escuchen la Palabra del Señor! Esto dice el Señor a los montes y a las colinas, a las quebradas y a los valles: ¡Atención!, que yo mando la espada contra ustedes para destruir sus santuarios;

    4. serán arrasados sus altares y rotas sus imágenes sagradas; haré que caigan sus muertos delante de sus ídolos.

    5. -Arrojaré los cadáveres de los israelitas delante de sus ídolos-. Esparciré sus huesos en torno a sus altares.

    6. En todos los lugares donde ustedes habiten serán arruinadas las aldeas y arrasadas las lomas; hasta que queden arruinados y arrasados sus altares, rotos y destruidos sus ídolos, arrancados sus altares para quemar incienso y borradas todas sus obras.

    7. Los muertos yacerán entre ustedes, y sabrán que yo soy el Señor.

    8. Dejaré que algunos escapen de la espada a otras naciones, y cuando se dispersen por sus territorios,

    9. los que se salven se acordarán de mí en las naciones adonde los deporten; les desgarraré el corazón adúltero, que se apartó de mí y los ojos que fornicaron con sus ídolos; sentirán asco de sí mismos por lo mal que se portaron, por sus prácticas idolátricas.

    10. Y sabrán que yo, el Señor, no en vano los amenacé con estos castigos.

    11. Esto dice el Señor: Golpea las palmas y bailotea, y grita: ¡Bien por las graves prácticas idolátricas de la casa de Israel!, que a espada, de hambre y de peste caerán.

    12. El que está lejos morirá de peste, el que está cerca caerá a espada y el que aún quede vivo de hambre morirá. Agotaré mi cólera contra ellos.

    13. Y sabrán que yo soy el Señor cuando sus muertos estén tirados junto a sus ídolos en torno a sus altares, en las altas colinas, en la cima de los montes, al pie de los árboles frondosos y al pie de las copudas encinas, santuarios donde ofrecían a sus ídolos oblaciones de aroma que aplaca.

    14. Extenderé mi mano contra ellos y haré del país un desierto desolado -todos los poblados desde el desierto hasta Ribla-. Y sabrán que yo soy el Señor.