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sábado, julio 20, 2024
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    Isaías 33 - Biblia de nuestro Pueblo

    Jehová traerá salvación

    1. Esperanza en el Señor ¡Ay de ti, devastador, nunca devastado; saqueador, nunca saqueado! Cuando acabes de devastar te devastarán a ti, cuando termines de saquear te saquearán a ti.

    2. ¡Piedad, Señor, que esperamos en ti!, sé nuestro brazo por la mañana y nuestra salvación en el peligro.

    3. A tu voz atronadora se desbandaron los pueblos, al levantarte tú se dispersaron las naciones,

    4. y se recogía botín como se recoge la langosta, se abalanzaban a él como avalancha de saltamontes.

    5. El Señor es sublime, porque habita en lo alto, él ha llenado a Sión de justicia y derecho;

    6. la fidelidad será su adorno, la sabiduría y el conocimiento serán su provisión salvadora, el respeto del Señor será su tesoro.

    7. Oigan, los enviados gimen en la calle, los mensajeros de paz lloran amargamente:

    8. están destruidas las calzadas y ya no transitan caminantes. Ha roto la alianza, despreciando a los testigos y no respetando al hombre.

    9. Languidece y se marchita el país, el Líbano se decolora y queda mustio, el Sarón está hecho una estepa, están pelados el Basán y el Carmelo.

    10. Ahora me pongo de pie, dice el Señor; ahora me yergo, ahora me alzo:

    11. Concebirán paja y darán a luz polvo, y mi aliento como fuego los consumirá;

    12. los pueblos serán calcinados, como cardos segados arderán.

    13. Los lejanos, escuchen lo que he hecho; los cercanos, reconozcan mi valor.

    14. Temen en Sión los pecadores, un temblor se apodera de los perversos: ¿Quién de nosotros habitará en un fuego devorador, quién de nosotros habitará en una hoguera perpetua?

    15. -El que procede con justicia, habla con rectitud y rehúsa el lucro de la opresión; el que sacude la mano rechazando el soborno y tapa su oído a propuestas sanguinarias; el que cierra los ojos para no complacerse en el mal,

    16. ése morará en las alturas: picachos rocosos serán su fortificación, con abundancia de pan y provisión de agua.

    17. Un rey en su esplendor contemplarán tus ojos, verán un país dilatado,

    18. y te dirás sobrecogido: ¿Dónde está el que contaba, dónde está el que pesaba, dónde el que contaba las torres?

    19. Ya no verás al pueblo violento, cuya lengua es oscura y no se entiende, que pronuncia de modo extraño e incomprensible.

    20. Contempla a Sión, ciudad de nuestras fiestas: tus ojos verán a Jerusalén, morada tranquila, tienda permanente, cuyas estacas no se arrancarán, cuyas cuerdas no se soltarán.

    21. Que allí el Señor es nuestro capitán, en un lugar de ríos y canales anchísimos, que no surcan barcas de remo ni la nave capitana los cruza:

    22. están flojas sus cuerdas, no sujetan el mástil ni despliegan las velas.

    23. Porque el Señor es nuestro juez, el Señor nuestro gobernador, el Señor nuestro rey; él nos salvará: entonces el ciego repartirá enorme botín y hasta los cojos se darán al saqueo;

    24. y ningún vecino dirá: Me siento mal, porque al pueblo que allí habita le han perdonado la culpa.