Isaías 57 - Biblia de nuestro PuebloCondenación de la idolatría de Israel1. Perece el inocente, y nadie hace caso; se llevan a los hombres fieles, y nadie comprende que ante la maldad se llevan al inocente, 2. para que entre en la paz y descanse en su lecho el que procedía con sinceridad. 3. Idolatría 65,1-7; Ez 16 Acérquense ustedes, hijos de bruja, raza de un adúltero y una prostituta: 4. ¿de quién se burlan abriendo la boca y sacando la lengua? ¿No son ustedes hijos ilegítimos, una raza bastarda? 5. Ustedes que arden de lujuria entre los robles, bajo cualquier árbol frondoso; que inmolan niños junto a los arroyos y entre las grietas de las rocas. 6. Las piedras lisas del arroyo serán tu herencia, ellas te tocarán en suerte: en su honor derramabas libaciones y ofrecías sacrificios. 7. Sobre un monte alto y elevado colocabas tu cama; allá subías a ofrecer sacrificios. ¿Podrá eso aplacarme? 8. Detrás de los postes de la puerta colocabas tu amuleto; te olvidabas de mí, te desnudabas, subías al lecho y hacías sitio; hacías trato con tus amantes, con los que te gustaba acostarte; mirando su desnudez, fornicabas con ellos sin cesar. 9. Ibas a Moloc con ungüento, prodigando perfumes; despachabas lejos a tus mensajeros, los hacías bajar hasta el abismo. 10. Te cansabas de tanto caminar, pero no decías es inútil, recobrabas fuerzas y no desfallecías. 11. ¿Quién te asustaba, a quién temías para negarme y no acordarte de mí ni pensar en mí? ¿No es que yo callaba y disimulaba, y por eso no me temías? 12. Pero yo te denunciaré, tu justicia y tus obras no te servirán; 13. tus ídolos ni te librarán cuando grites, a todos los barrerá el viento, un soplo los arrebatará. Pero el que se refugia en mí, heredará el país y poseerá mi Monte Santo. 14. Consuelo 63,10-12 Abran paso, abran paso, despejen el camino, quiten todo tropiezo del camino de mi pueblo, 15. porque así dice el Alto y Excelso, Morador eterno, cuyo Nombre es Santo: Yo habito en la altura sagrada, pero estoy con los de espíritu humilde y arrepentido, para reanimar a los humildes, para reanimar el corazón arrepentido. 16. No estaré recriminando siempre ni me irritaré constantemente, porque entonces sucumbirían ante mí el espíritu y el aliento que yo he creado. 17. Por su delito me irrité un momento, lo herí y me oculté irritado, él se apartó y siguió por su camino. 18. Yo vi su conducta, pero lo sanaré, lo guiaré, lo llenaré de consuelos; y a los que hacen duelo por él, 19. les haré brotar en los labios este canto: Paz al lejano, paz al cercano -dice el Señor-, y lo sanaré. 20. Los malvados son como el mar agitado, que no pueden calmarse: sus aguas remueven fango y barro. 21. No hay paz para los malvados -dice mi Dios-. |