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sábado, agosto 17, 2024
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    Jeremías 9 - Biblia de nuestro Pueblo

    1. ¡Quién diera agua a mi cabeza y a mis ojos una fuente de lágrimas para llorar día y noche a los muertos de la capital!

    2. Depravación de Jerusalén 5; 21,13s; Ez 22; Sal 55 -Quién me diera un hogar en el desierto para dejar a mi pueblo y alejarme de ellos; pues son todos unos adúlteros, una banda de traidores;

    3. tensan las lenguas como arcos, dominan el país con la mentira y no con la verdad; van de mal en peor, y a mí no me conocen -oráculo del Señor-.

    4. Guárdese cada uno de su prójimo, no se fíen del hermano, el hermano pone zancadillas y el prójimo anda calumniando;

    5. se estafan unos a otros y no dicen la verdad, entrenan sus lenguas en la mentira, están depravados y son incapaces de convertirse:

    6. fraude sobre fraude, engaño sobre engaño, y rechazan mi conocimiento -oráculo del Señor-.

    7. Por eso así dice el Señor Todopoderoso: Yo mismo los fundiré y examinaré, porque no puedo desentenderme de la capital de mi pueblo:

    8. su lengua es flecha afilada, su boca dice mentiras, saludan con la paz al prójimo y por dentro le preparan una trampa.

    9. Y de esto, ¿no les voy a pedir cuentas? -oráculo del Señor-. De un pueblo semejante, ¿no me voy a vengar?

    10. Haré resonar por los montes llantos y gemidos, en las praderas del desierto cánti cos fúnebres: porque están requemadas, nadie transita, no se oye mugir el ganado, aves del cielo y bestias se han escapado.

    11. Convertiré a Jerusalén en escombros, en guarida de chacales, arrasaré los pueblos de Judá dejándolos deshabitados.

    Amenaza de ruina y exilio

    12. No sabios, sino plañideras ¿Quién es el sabio que lo entienda? A quien le haya hablado el Señor, que lo explique: ¿por qué perece el país y se quema como desierto intransitado?

    13. Responde el Señor: Porque abandonaron la ley que yo les promulgué, desobedecieron y no la siguieron,

    14. sino que siguieron a su corazón endurecido y a los baales recibidos de sus padres.

    15. Por eso así dice el Señor Todopoderoso, Dios de Israel: Les daré a comer ajenjo y a beber agua envenenada;

    16. los dispersaré por naciones desconocidas de ellos y sus padres, les echaré detrás la espada hasta que los consuma.

    17. Así dice el Señor Todopoderoso: Sean sensatos y hagan venir plañideras, traigan mujeres expertas;

    18. que vengan pronto y nos entonen un lamento, para que se deshagan en lágrimas nuestros ojos y destilen agua nuestros párpados.

    19. Ya se escucha el lamento en Sión: ¡Ay, estamos deshechos, qué terrible fracaso! Tuvimos que abandonar el país, nos echaron de nuestras moradas.

    20. Escuchen, mujeres, la Palabra del Señor, reciban sus oídos la palabra de su boca. Enseñen a sus hijas lamentaciones, cada una a su vecina este canto fúnebre:

    21. Subió la muerte por las ventanas y entró en los palacios, arrebató al niño en la calle, a los jóvenes en la plaza.

    22. El Señor dice su oráculo: Yacen cadáveres humanos como estiércol en el campo, como gavillas detrás del que cosecha, que nadie recoge.

    El conocimiento de Dios es la gloria del hombre

    23. Así dice el Señor: No se gloríe el sabio de su saber, no se gloríe el soldado de su valor, no se gloríe el rico de su riqueza;

    24. quien quiera gloriarse, que se gloríe de esto: de conocer y comprender que soy el Señor, que en la tierra establece la lealtad, el derecho y la justicia y se complace en ellos -oráculo del Señor-.

    25. Miren que llegan días -oráculo del Señor- en que pediré cuentas a todo circunciso:

    26. a Egipto, Judá, Edom, Amón, Moab y a los beduinos de cabeza rapada. Porque todos, lo mismo que Israel, son incircuncisos de corazón.