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jueves, julio 18, 2024
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    Romanos 5 - Biblia de nuestro Pueblo

    Resultados de la justificación

    1. Consecuencias de la nueva justicia Pues bien, ahora que hemos sido justificados por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de Jesucristo Señor nuestro.

    2. También por él -por la fe-hemos alcanzado la gracia en la que nos encontramos, y podemos estar orgullosos esperando la gloria de Dios.

    3. No sólo eso, sino que además nos gloriamos de nuestras tribulaciones; porque sabemos que la tribulación produce la paciencia,

    4. de la paciencia sale la fe firme y de la fe firme brota la esperanza.

    5. Y la esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestro corazón por el don del Espíritu Santo.

    6. Cuando todavía éramos débiles, en el tiempo señalado, Cristo murió por los pecadores.

    7. Por un inocente quizás muriera alguien; por una persona buena quizás alguien se arriesgara a morir.

    8. Ahora bien, Dios nos demostró su amor en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.

    9. Con mayor razón, ahora que su sangre nos ha hecho justos, nos libraremos por él de la condena.

    10. Porque si siendo enemigos fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, con mayor razón, ahora ya reconciliados, seremos salvados por su vida.

    11. Y esto no es todo: por medio de Jesucristo, que nos ha traído la reconciliación, ponemos nuestro orgullo en Dios.

    Adán y Cristo

    12. Comparación entre Adán y Cristo Gn 3 Así como por un hombre penetró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte, así también la muerte se extendió a toda la humanidad, ya que todos pecaron.

    13. Antes de llegar la ley, el pecado ya estaba en el mundo; pero, como no había ley, el pecado no se tenía en cuenta.

    14. Con todo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, también sobre los que no habían pecado imitando la desobediencia de Adán -que es figura del que había de venir-.

    15. Pero el don no es como el delito. Porque si por el delito de uno murieron todos, mucho más abundantes se ofrecerán a todos el favor y el don de Dios, por el favor de un solo hombre, Jesucristo.

    16. El don no es equivalente al pecado de uno. Ya que por un solo pecado vino la condena, pero por el don de Dios los hombres son declarados libres de sus muchos pecados.

    17. En efecto, si por el delito de uno solo reinó la muerte, con mayor razón, por medio de uno, Jesucristo, reinarán y vivirán los que reciben abundantemente la gracia y el don de la justicia.

    18. Así pues, como por el delito de uno se extiende la condena a toda la humanidad, así por el acto de justicia de uno solo se extiende a todos los hombres la sentencia que concede la vida.

    19. Como por la desobediencia de uno todos resultaron pecadores, así por la obediencia de uno todos resultarán justos.

    20. La ley entró para que se multiplicara el delito; pero donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia.

    21. Así como el pecado reinó produciendo la muerte, así la gracia reinará por medio de la justicia para la vida eterna por medio de Jesucristo Señor nuestro.