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jueves, julio 18, 2024
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    Job 29 - Biblia del Siglo de Oro

    Job recuerda su felicidad anterior

    1. Volvió Job a reanudar su discurso y dijo:

    2. «¡Quién me volviera como en los meses pasados, como en los días en que Dios me guardaba,

    3. cuando hacía resplandecer su lámpara sobre mi cabeza y a su luz caminaba yo en la oscuridad!

    4. ¡Así fue en los días de mi juventud, cuando el favor de Dios protegía mi morada;

    5. cuando aún estaba conmigo el Omnipotente y mis hijos me rodeaban;

    6. cuando yo lavaba mis pies con leche y la piedra me derramaba ríos de aceite!

    7. Entonces yo salía a la puerta, a juicio, y en la plaza hacía preparar mi asiento.

    8. Al verme, los jóvenes se escondían, los ancianos se levantaban y permanecían en pie,

    9. los príncipes dejaban de hablar y se tapaban la boca con la mano,

    10. y la voz de los principales se apagaba y se les pegaba la lengua al paladar.

    11. Entonces los que me oían me llamaban bienaventurado, y los que me veían testimoniaban a favor mío,

    12. porque yo libraba al pobre que clamaba y al huérfano que carecía de ayudador.

    13. La bendición del que estaba a punto de perderse venía sobre mí, y al corazón de la viuda yo procuraba alegría.

    14. Iba yo vestido de justicia, cubierto con ella; como manto y diadema era mi rectitud.

    15. Yo era ojos para el ciego, pies para el cojo

    16. y padre para los necesitados. De la causa que no entendía, me informaba con diligencia;

    17. y quebrantaba los colmillos del inicuo; de sus dientes le hacía soltar la presa.

    18. Decía yo: “En mi nido moriré. Como arena multiplicaré mis días”.

    19. Mi raíz estaba abierta junto a las aguas, en mis ramas permanecía el rocío,

    20. mi honra se renovaba en mí y mi arco se fortalecía en mi mano.

    21. »Los que me escuchaban, esperaban callados mi consejo;

    22. tras mi palabra no replicaban, pues mi razón destilaba sobre ellos.

    23. Me esperaban como a la lluvia; abrían su boca como a la lluvia tardía.

    24. Si me reía con ellos, no se lo creían; pero no dejaban apagar la luz de mi rostro.

    25. Yo les indicaba su camino y me sentaba entre ellos como el jefe. Vivía como un rey en medio de su ejército, o como el que consuela a los que lloran.