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domingo, agosto 18, 2024
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    Hechos 15 - Castellano Antiguo (Nuevo Testamento)

    El concilio en Jerusalén

    1. Por aquel entonces, mientras Pablo y Bernabé estaban en Antioquía, llegaron unos procedentes de Judea, que empezaron a adoctrinar a los hermanos diciéndoles que no podrían ser salvos a menos que se circuncidasen de acuerdo con el antiguo rito mosaico.

    2. Como Pablo y Bernabé discutieron con ellos y se les opusieron con toda energía, los creyentes los enviaron a Jerusalén junto con varios miembros de la comunidad, para que consultaran el asunto con los apóstoles y los ancianos.

    3. Después de despedirse de los hermanos que les acompañaron hasta dejarlos en el camino que habían de seguir, los delegados iniciaron su viaje. Y como tenían que pasar por Fenicia y Samaria, aprovecharon la oportunidad para referir a los creyentes que allí vivían cómo también los gentiles se volvían a Dios. Al oir aquellas noticias, todos se llenaron de alegría.

    4. Cuando llegaron a Jerusalén fueron recibidos por la iglesia, los apóstoles y los ancianos, y Pablo y Bernabé les dieron a conocer todo lo que Dios había hecho mediante el trabajo por ellos realizado.

    5. Entonces se levantaron algunos que antes de su conversión eran de la secta de los fariseos, y dijeron: Es necesario circuncidar a los gentiles convertidos, y exigirles que adopten las costumbres y ritos que establece la ley de Moisés.

    6. Ante este problema, los apóstoles y los ancianos de la iglesia decidieron reunirse aparte.

    7. Después de mucho hablar y discutir, Pedro se puso en pie y se expresó de este modo: Hermanos, vosotros sabéis que ya hace bastante tiempo Dios me escogió para predicar el evangelio a los gentiles, a fin de que también ellos lleguen a creer.

    8. Dios, que conoce el corazón humano, demostró que acepta a los gentiles, pues a ellos, lo mismo que a nosotros, les dio el Espíritu Santo.

    9. Y no hizo diferencia entre ellos y nosotros, sino que también por medio de la fe purificó su corazón.

    10. Así pues, ¿pretendéis acaso probar a Dios poniendo sobre el cuello de los gentiles un yugo tan pesado que ni nuestros padres ni nosotros mismos hemos podido llevar?

    11. Mirad, lo que nosotros creemos es que los gentiles se salvan, al igual que nosotros, mediante la gracia del Señor Jesús.

    12. Con esto cesaron las discusiones. Toda la gente prestó atención a Bernabé y a Pablo, que relataban los grandes milagros y prodigios que, por mano de ellos, Dios había realizado entre los gentiles.

    13. Cuando Pablo y Bernabé callaron, Jacobo pidió la palabra, y dijo: Hermanos, escuchadme.

    14. Ya Simón os ha relatado cómo Dios visitó por primer vez a los gentiles para escoger entre ellos un pueblo que rinda honor a su nombre.

    15. Esto concuerda cabalmente con lo que predijeron los profetas, y así está escrito:

    16. "Después de esto regresaré y reconstruiré el tabernáculo derruido de David. Restauraré sus ruinas y volveré a levantarlo,

    17. para que busque al Señor el resto de la humanidad, todos los gentiles sobre los cuales se invoque mi nombre.

    18. Esto ha anunciado el Señor desde tiempos antiguos".

    19. Por tanto, pienso que no debemos poner trabas a los gentiles convertidos a Dios, insistiendo en que se sometan a nuestras propias leyes.

    20. Pero digámosles por carta que se abstengan de dar culto a los ídolos y de toda clase de perversión sexual, y que no coman sangre, ni carne sin desangrar, "ni carne de animales ahogados.

    21. Estas son cosas que desde Moisés, a través de todos los tiempos, se vienen leyendo y predicando cada sábado en todas las sinagogas. Carta del concilio a los creyentes gentiles

    22. Entonces los apóstoles, los ancianos y toda la comunidad decidieron elegir unos delegados de entre ellos, y enviarlos a Antioquía en compañía de Pablo y Bernabé, para dar allí a conocer el acuerdo tomado. La elección recayó sobre dos dirigentes de la iglesia: Judas, conocido también como Barsabás, y Silas.

    23. Ellos fueron portadores de una carta que decía: "Los apóstoles, los ancianos y los hermanos de la iglesia de Jerusalén saludan a los hermanos procedentes de los gentiles que residen en Antioquía, Siria y Cilicia.

    24. Hemos sabido que algunos creyentes de Judea, salidos de entre nosotros, sin contar con ningún permiso nuestro os han inquietado con sus palabras, y os han turbado el ánimo insistiendo en que estáis obligados a circuncidaros y guardar la ley mosaica.

    25. Por lo cual nos ha parecido bien, y así lo hemos acordado, enviaros con nuestros amados her manos Pablo y Bernabé

    26. (quienes han expuesto su vida por la causa de nuestro Señor Jesucristo) a dos hombres que hemos elegido como nuestros representantes:

    27. Judas y Silas. Ellos os confirmarán verbalmente lo que aquí os manifestamos:

    28. que al Espíritu Santo y a nosotros nos ha parecido bien no imponeros ninguna carga aparte de ciertas cosas necesarias, a saber,

    29. que no comáis alimentos ofrecidos a los ídolos, ni sangre, ni carne sin desangrar, ni carne de animales ahogados, y que, por supuesto, os abstengáis de toda clase de perversión sexual. Haréis muy bien en guardaros de esas cosas. Pasadlo bien".

    30. Los cuatro mensajeros partieron inmediatamente hacia Antioquía, donde a su llegada reunieron a toda la congregación para leerles la carta,

    31. cuyo contenido fue motivo de júbilo para todos, pues todos se sintieron profundamente aliviados.

    32. Luego, Judas y Silas, que también eran profetas, ayudaron con la riqueza de sus palabras a consolar y fortalecer la fe de los hermanos.

    33. Durante algún tiempo, los delegados pemanecieron en Antioquía; luego fueron despedidos en paz por los hermanos para regresar a Jerusalén, a aquellos que los habían elegido y enviado.

    34. Sin embargo, Silas decidió quedarse en aquella ciudad

    35. y, por su parte, Pablo y Bernabé continuaron también en Antioquía, enseñando la palabra del Señor y ayudando a muchos otros a anunciar el evangelio. Desacuerdo entre Pablo y Bernabé

    Pablo se separa de Bernabé, y comienza su segundo viaje

    36. Pasados algunos días, Pablo le propuso a Bernabé volver a visitar a los hermanos en todas las ciudades donde antes habían predicado la palabra del Señor, para ver cómo seguían los nuevos convertidos.

    37. Bernabé se mostró de acuerdo, y sugirió que Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos, fuese con ellos;

    38. pero a Pablo no le pareció bien llevar consigo a aquel que, habiéndolos dejado en Panfilia, no los había acompañado en el trabajo que habían de realizar.

    39. Este asunto fue causa de un desacuerdo tan serio que acabaron por separarse el uno del otro: Bernabé, tomando a Marcos, navegó rumbo a Chipre;

    40. y Pablo, escogiendo como compañero de misión a Silas, salió de Antioquía encomendado por los hermanos a la gracia del Señor,

    41. y atravesó Siria y Cilicia confirmando en la fe a las iglesias que encontraba en su camino.