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    2 Reyes 23 - Biblia Castilian 2003

    1. El rey mandó convocar a su presencia a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén.

    2. Subió luego el rey al templo de Yahveh, acompa ado de todos los hombres de Judá y de todos los habitantes de Jerusalén: los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo, desde el menor hasta el mayor; y leyó ante ellos todas las palabras del libro de la alianza encontrado en el templo de Yahveh.

    3. El rey estaba de pie junto a la columna, y en presencia de Yahveh hizo pacto de seguir a Yahveh y de guardar sus mandamientos, sus instrucciones y sus estatutos con todo el corazón y con toda el alma, y de dar cumplimiento a las palabras de esta alianza escritas en este libro. Y todo el pueblo ratificó este pacto.

    Reformas de Josías

    4. El rey dio orden al sumo sacerdote Jilqu as, a los sacerdotes de segundo orden y a los guardianes de la puerta de que sacaran del santuario de Yahveh todos los enseres fabricados para el culto de Baal, de la aserá y de todo el ejército del cielo. Los quemó fuera de Jerusalén, en los campos del Cedrón, y llevó las cenizas a Betel.

    5. Suprimió a los sacerdotes idólatras instituidos por los reyes de Judá para que quemaran incienso en los lugares altos, en las ciudades de Judá y en los alrededores de Jerusalén, y a los que quemaban incienso a Baal, al Sol y a la Luna, a las constelaciones y a todo el ejército del cielo.

    6. Hizo sacar la aserá del templo de Yahveh a las afueras de Jerusalén, al torrente Cedrón y all la quemó; la redujo a cenizas y las arrojó en la fosa común de la plebe.

    7. Derribó las casas de los consagrados a la prostitución sagrada que hab a en el templo de Yahveh, donde las mujeres tej an telas para Aserá.

    8. Hizo venir de las ciudades de Judá a todos los sacerdotes y profanó los lugares altos donde estos sacerdotes hab an quemado incienso, desde Gueba hasta Berseba. Destruyó los altares de los sátiros que hab a a la entrada de la puerta de Josué, gobernador de la ciudad, a la izquierda, entrando por la puerta de la ciudad.

    9. No obstante, aunque los sacerdotes de los lugares altos com an los panes ázimos en compa a de sus hermanos, no sub an a ofrecer sacrificios a Yahveh en Jerusalén.

    10. Profanó también el Tófet que está en el valle de Ben Hinón, para que nadie hiciera pasar por el fuego a sus hijos o a sus hijas en honor de Móloc.

    11. Hizo desaparecer los caballos que los reyes de Judá hab an dedicado al Sol, a la entrada del templo de Yahveh, junto al aposento del eunuco Natanmélec que hab a en los anejos, y quemó luego los carros del Sol.

    12. Demolió los altares que hab a en la terraza de la cámara alta de Ajaz, erigidos por los reyes de Judá, as como los altares que hab a erigido Manasés en los dos patios del templo de Yahveh; los sacó de all, los redujo a polvo y arrojó el polvo al torrente Cedrón.

    13. Profanó también el rey los lugares altos que hab a frente a Jerusalén al sur del monte de los Olivos, los que hab a erigido Salomón, rey de Israel, en honor de Astarté, abominación de los sidonios, de Camós, abominación de los moabitas, y de Milcón, abominación de los amonitas.

    14. Destrozó las estelas, taló las aserás y llenó sus lugares de huesos humanos.

    15. Además, demolió el altar de Betel y el lugar alto que hab a hecho Jeroboán, hijo de Nebat, el que hizo pecar a Israel; destrozó, pues, a la vez el altar y el lugar alto. Quemó el lugar, lo redujo a cenizas y quemó la aserá.

    16. Al volverse, vio Jos as los sepulcros que hab a all en el monte. Mandó entonces traer los huesos de los sepulcros y los quemó sobre el altar, que quedó as profanado, conforme a las palabras de Yahveh proclamadas por el varón de Dios que hab a anunciado estas cosas.

    17. Luego preguntó: "¿Qué es aquel monumento que veo?". Y le respondieron los de la ciudad: "Es el sepulcro del varón de Dios que vino de Judá y anunció estas cosas que acabas de realizar contra el altar de Betel".

    18. Ordenó entonces: "Dejadlo en paz, y que nadie mueva sus huesos". As quedaron intactos sus huesos, juntamente con los del profeta que hab a venido de Samar a.

    19. Jos as hizo desaparecer también todos los templos de los lugares altos de las ciudades de Samar a que hab an construido los reyes de Israel, con los que provocaron la ira de Yahveh, e hizo con ellos lo mismo que hab a hecho en Betel.

    20. Inmoló sobre los altares a todos los sacerdotes de los lugares altos que hab a all y quemó sobre estos altares huesos humanos. Luego regresó a Jerusalén.

    Josías celebra la pascua

    21. El rey dio a todo el pueblo esta orden: "Celebrad la Pascua en honor de Yahveh, vuestro Dios, según está escrito en este libro de la alianza".

    22. No se hab a celebrado una Pascua como ésta desde los d as en que los jueces gobernaron a Israel, ni durante todo el tiempo de los reyes de Israel y de los reyes de Judá.

    23. Sólo el a o dieciocho del rey Jos as se celebró una Pascua as en Jerusalén en honor de Yahveh.

    Persiste la ira de Jehová contra Judá

    24. También acabó con los nigromantes, con los adivinos, los terafim, los dolos y todas las abominaciones que se ve an por el pa s de Judá y en Jerusalén, para poner por obra las palabras de la ley escritas en el libro que hab a encontrado el sacerdote Jilqu as en el templo de Yahveh.

    25. No hubo antes de él ningún rey como él, que se volviera a Yahveh con todo su corazón y con toda su alma y con todas sus fuerzas, conformándose en todo con la ley de Moisés; ni tampoco después de él surgió otro semejante.

    26. Con todo, no se apagó en Yahveh el ardor de su gran cólera, la que se hab a encendido en él contra Judá, a causa de los motivos que le hab a dado Manasés para enojarse.

    27. Por eso dijo Yahveh: "También apartaré a Judá de mi presencia, como aparté a Israel, y rechazaré esta ciudad de Jerusalén que yo hab a escogido, y el templo del que yo hab a dicho: "All estará mi nombre"".

    Muerte de Josías

    28. Los restantes hechos de Jos as, todo cuanto hizo, ¿no están consignados en el libro de los Anales de los reyes de Judá?

    29. En su tiempo subió el Faraón Necó, rey de Egipto, en ayuda del rey de Asiria, hacia el r o Éufrates. Salió el rey Jos as a su encuentro, pero apenas se enfrentaron, el Faraón le dio muerte en Meguidó.

    30. Sus servidores lo llevaron muerto en un carro desde Meguidó a Jerusalén y lo sepultaron en su sepulcro. La gente del pa s tomó a Joacaz, hijo de Jos as, lo ungieron y lo proclamaron rey en lugar de su padre.

    Reinado y destronamiento de Joacaz

    31. Veintitrés a os ten a Joacaz cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses en Jerusalén. Su madre se llamaba Jamital, hija de Jerem as, de Libná.

    32. Hizo lo que es malo a los ojos de Yahveh, enteramente como hab an hecho sus antepasados.

    33. El Faraón Necó lo mandó encadenar en Riblá, en el pa s de Jamat, para que no reinara en Jerusalén, e impuso al pa s una contribución de cien talentos de plata y un talento de oro.

    34. Y el Faraón Necó proclamó rey a Eliaqu n, hijo de Jos as, para que sucediera a su padre Jos as, y le cambió el nombre por el de Joaqu n. En cuanto a Joacaz, se apoderó de él y se lo llevó a Egipto, donde murió.

    35. Joaqu n tuvo que entregar la plata y el oro al Faraón; pero para entregar el dinero exigido por el Faraón se vio obligado a gravar al pa s y a exigir plata y oro a la gente del pa s, a cada uno según su capacidad, para dárselo al Faraón Necó.

    Reinado de Joacim

    36. Veinticinco a os ten a Joaqu n cuando comenzó a reinar, y reinó once a os en Jerusalén. Su madre se llamaba Zebida, hija de Pedayas, de Rumá.

    37. Hizo lo que es malo a los ojos de Yahveh, enteramente como lo hab an hecho sus antepasados.