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    2 Reyes 5 - Biblia Castilian 2003

    Eliseo y Naamán

    1. Naamán, jefe del ejército del rey de Aram, era un hombre importante que gozaba de gran favor ante su se or, porque por su medio hab a otorgado Yahveh la victoria a Aram. Pero este hombre, de probada valent a, estaba leproso.

    2. Los arameos, en una de sus expediciones guerrilleras, se hab an tra do de la tierra de Israel, como cautiva, a una jovencita que quedó al servicio de la esposa de Naamán.

    3. Y ella dijo a su se ora: "¡Ah! Si mi se or se presentara a un profeta que hay en Samar a, él lo curar a de la lepra".

    4. Fue Naamán y se lo contó a su se or, diciéndole: "Esto y esto ha dicho la joven del pa s de Israel".

    5. El rey de Aram le contestó: "Vete, pues, y yo enviaré una carta al rey de Israel". Se puso en camino, llevando consigo diez talentos de plata, seis mil siclos de oro y diez vestidos.

    6. Llevó también la carta para el rey de Israel, en la que se dec a: "Ahora, cuando recibas esta carta, te presento a mi servidor Naamán, para que lo cures de su lepra".

    7. Cuando el rey de Israel leyó la carta, rasgó sus vestiduras y exclamó: "¿Es que yo soy Dios para que pueda quitar o dar la vida, y por eso éste me env a un hombre para que lo cure de la lepra? Reparad y ved que está buscando ocasión de querella contra m ".

    8. Cuando Eliseo, el varón de Dios, supo que el rey de Israel hab a rasgado sus vestiduras, envió a decir al rey: "¿Por qué has rasgado tus vestiduras? Que venga a visitarme y sabrá que hay profeta en Israel".

    9. Llegó Naamán con sus caballos y su carro y se detuvo a la puerta de la casa de Eliseo.

    10. Eliseo le envió un mensajero a decirle: "Ve y lávate siete veces en el Jordán; volverá a ti tu carne y quedarás limpio".

    11. Irritóse Naamán y se fue diciendo: "Yo pensaba: seguramente saldrá, se detendrá, invocará el nombre de Yahveh, su Dios, frotará con su mano la parte enferma y curará a este leproso.

    12. ¿Acaso los r os de Damasco, el Abaná y el Farfar, no son mejores que todas las aguas de Israel? ¿No podr a yo lavarme en ellos y quedar limpio?". Y dando media vuelta, se fue enojado.

    13. Acercáronse a él sus servidores y le dijeron: "Padre m o, si el profeta te hubiera mandado algo dif cil ¿no lo habr as hecho? ¡Cuanto más si te ha dicho: lávate y quedarás limpio!".

    14. Bajó, pues, y se sumergió en el Jordán siete veces, conforme a la indicación del varón de Dios; y su carne se tornó como la de un ni o peque o y quedó limpio.

    15. Volvióse entonces al varón de Dios con todo su séquito y, cuando llegó, se detuvo ante él y le dijo: "Ahora reconozco que no hay más Dios en toda la tierra que el de Israel. Acepta, por favor, un regalo de tu siervo".

    16. Pero él respondió: "¡Por vida de Yahveh, a quien sirvo, que no lo aceptaré!". Y por más que insistió para que lo aceptara, él lo rehusó.

    17. Dijo entonces Naamán: "Bien. Pero al menos concédase a tu siervo tierra de ésta, la carga de un par de mulos, porque tu siervo ya no ofrecerá holocaustos y sacrificios a otro Dios que a Yahveh.

    18. Con todo, que Yahveh me perdone una cosa: que cuando entre mi se or en el templo de Rimón, apoyándose en mi brazo, para adorar all, y me postre también yo en el templo de Rimón mientras él se postra en el templo de Rimón, que Yahveh perdone a tu siervo por ello".

    19. Respondió Eliseo: "Vete en paz". Y se marchó, haciendo un buen trecho de camino.

    20. Entonces Guejaz, criado de Eliseo, el varón de Dios, se dijo: "Realmente mi se or ha estado demasiado comedido con ese arameo Naamán, al no aceptar de su mano lo que le tra a. ¡Por vida de Yahveh, que voy a salir corriendo tras él, a ver si puedo conseguir algo!".

    21. Guejaz echó a correr en pos de Naamán, y al ver Naamán que corr a en pos de él, saltó del carro para ir a su encuentro y le preguntó: "¿Va todo bien?".

    22. Él respondió: "Todo bien. Pero mi se or me ha enviado a decirte: "Acaban de llegar a m dos jóvenes de la monta a de Efra n, de los hijos de los profetas. Por favor, dame para ellos un talento de plata y dos mudas de vestidos"".

    23. Respondió Naamán: "Acepta, por favor, dos talentos". Le insistió. Y metiendo dos talentos de plata en dos sacos, juntamente con dos mudas de vestidos, se los dio a dos criados suyos, para que los llevaran delante de él.

    24. Cuando llegó a Ofel, los tomó de manos de ellos y los guardó en casa. Y despidió a los hombres, que se fueron.

    25. Después fue a presentarse a su se or y Eliseo le dijo: "¿De dónde vienes, Guejaz ?". Respondió él: "Tu siervo no ha ido a ninguna parte".

    26. Le dijo entonces Eliseo: "¿No iba contigo mi esp ritu cuando un hombre bajó de su carro para ir a tu encuentro? Ahora has recibido dinero y has aceptado vestidos, y comprarás olivares, vi as, ovejas y vacas, siervos y siervas.

    27. Pero la lepra de Naamán se te pegará a ti y a tu descendencia para siempre". Y salió de su presencia leproso, blanquezino como la nieve.