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    Hechos 10 - Biblia Castilian 2003

    Pedro y Cornelio

    1. Hab a en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la cohorte "Itálica",

    2. piadoso y temeroso de Dios, él y toda su familia, que hac a muchas limosnas al pueblo y oraba a Dios continuamente.

    3. Este hombre vio claramente en una visión cómo, alrededor de la hora nona del d a, un ángel de Dios entraba en su casa y le dec a: "Cornelio".

    4. Fijó su vista en él y, atemorizado, le dijo: "¿Qué pasa, Se or?". Le respondió: "Tus oraciones y tus limosnas han subido como memorial ante la presencia de Dios.

    5. Env a, pues, hombres a Jope, y haz venir a un tal Simón, de sobrenombre Pedro.

    6. Se hospeda en casa de un tal Simón, curtidor, cuya casa está al borde del mar".

    7. Apenas hubo desaparecido el ángel que le hablaba, cuando llamó a dos de sus servidores y a un soldado piadoso de los de su confianza,

    8. les explicó lo ocurrido y los envió a Jope.

    9. Al d a siguiente, mientras ellos iban de camino y se acercaban a la ciudad, hac a la hora sexta, subió Pedro a la terraza para orar.

    10. Sintió hambre y quiso comer. Mientras se lo preparaban, entró en éxtasis

    11. y vio el cielo abierto, y que descend a una especie de recipiente a modo de mantel grande, que era bajado por sus cuatro puntas a la tierra.

    12. Hab a en él toda clase de cuadrúpedos, reptiles terrestres y aves del cielo.

    13. Y una voz se dirigió a él: "Anda, Pedro, mata y come".

    14. "De ninguna manera, Se or - respondió Pedro -, nunca he comido yo nada profano o impuro".

    15. De nuevo la voz se dirigió a él segunda vez: "Lo que Dios ha declarado puro, tú no lo llames profano".

    16. Esto se repitió hasta tres veces, y en seguida el mantel fue recogido al cielo.

    17. Mientras Pedro se preguntaba en sus adentros qué pod a significar la visión que acababa de tener, los enviados de Cornelio, que ven a preguntando por la casa de Simón, hab an llegado al portal;

    18. llamaron y trataban de averiguar si all se hospedaba Simón, por sobrenombre Pedro.

    19. En tanto Pedro le daba vueltas a la visión, dijo el Esp ritu: "Tres hombres te buscan;

    20. baja y ve con ellos sin dudar lo más m nimo, porque yo los he enviado".

    21. Bajó, pues, Pedro y dijo a los hombres: "Yo soy el que buscáis. ¿Qué motivo os ha tra do aqu ?".

    22. Ellos dijeron: "El centurión Cornelio, hombre justo y temeroso de Dios, muy bien considerado por todo el pueblo de los jud os, recibió de un ángel santo la orden de conducirte a su casa y de escuchar tus palabras".

    23. Los invitó a entrar y les ofreció alojamiento. Al d a siguiente partió con ellos, acompa ado por algunos de los hermanos de Jope.

    24. Al otro d a llegó a Cesarea. Comelio estaba esperándole y hab a convocado a sus parientes y amigos ntimos.

    25. A la llegada de Pedro, Cornelio salió a su encuentro y se postró a sus pies.

    26. Pedro le mandó levantarse diciendo: "Levántate, que yo también soy un simple hombre".

    27. Y conversando con él, entró y halló congregados a muchos,

    28. a los cuales dijo: "Vosotros sabéis que está prohibido a un jud o juntarse o acercarse a un extranjero; sin embargo, Dios me ha hecho ver que a ningún hombre se le debe considerar profano o impuro.

    29. Por eso, al ser llamado, he venido sin dudar; pero ahora quisiera saber por qué me hicisteis llamar".

    30. D jole Cornelio: "Hace cuatro d as a esta misma hora me encontraba haciendo la oración de nona en mi casa, cuando un hombre, con radiantes vestidos, se puso delante de m

    31. y me dijo: "Cornelio, ha sido escuchada tu oración, y de tus limosnas se ha hecho memoria en la presencia de Dios;

    32. env a, pues, a Jope y haz llamar a Simón, de sobrenombre Pedro. Se hospeda en casa de un tal Simón, curtidor, junto al mar".

    33. Al instante mandé a buscarte, y tú has tenido la amabilidad de venir. Aqu estamos ahora todos nosotros en presencia de Dios para escuchar todo lo que el Se or te haya ordenado".

    34. Tomando Pedro la palabra, dijo: "En verdad ahora comprendo que Dios no discrimina a las personas,

    35. sino que le es agradable todo el que, sea de la raza que fuere, le teme y practica la justicia.

    36. Éste es el mensaje que ha enviado a los hijos de Israel anunciando el evangelio de paz por medio de Jesucristo. Él es Se or de todos.

    37. Vosotros conocéis lo que ha sucedido en toda Judea, a partir de Galilea, después del bautismo predicado por Juan:

    38. cómo Dios ungió con Esp ritu Santo y poder a Jesús de Nazaret, que pasó haciendo el bien y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.

    39. Nosotros somos testigos de todas las cosas que hizo en la región de los jud os y en Jerusalén. Le mataron, colgándolo de un madero.

    40. A éste, Dios lo resucitó al tercer d a y le concedió hacerse públicamente visible,

    41. no a todo el pueblo, sino a los testigos se alados de antemano por Dios, a nosotros que comimos y bebimos con él después de haber resucitado él de entre los muertos.

    42. Nos ordenó predicar al pueblo y dar testimonio de que él es el constituido por Dios juez de vivos y muertos.

    43. Todos los profetas le dan testimonio de que por su nombre obtiene la remisión de los pecados todo el que cree en él".

    44. Todav a estaba Pedro diciendo estas cosas cuando descendió el Esp ritu Santo sobre todos los que escuchaban la palabra.

    45. Y se maravillaron los creyentes de origen jud o que hab an venido con Pedro de que también sobre los gentiles se hubiera derramado el don del Esp ritu Santo;

    46. porque los o an hablar en lenguas y alabar la grandeza de Dios. Dijo entonces Pedro:

    47. "¿Acaso puede alguien excluir del agua, de modo que no sean bautizados, a éstos, que han recibido el Esp ritu Santo como nosotros?".

    48. Ordenó, pues, que fueran bautizados en el nombre de Jesucristo. Y le rogaron que se quedara con ellos unos d as.