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    Hechos 15 - Biblia Castilian 2003

    El concilio en Jerusalén

    1. Algunos que hab an bajado de Judea ense aban a los hermanos: "Si no os circuncidáis según la costumbre de Moisés, no podréis salvaros".

    2. Y tras un enfrentamiento y un altercado no peque o por parte de Pablo y de Bernabé contra ellos, decidieron que Pablo y Bernabé y algunos otros de ellos subieran a Jerusalén, para consultar con los apóstoles y los ancianos esta cuestión.

    3. Ellos, pues, provistos por la iglesia de lo necesario para el viaje, atravesaron Fenicia y Samar a, refiriendo la conversión de los gentiles y proporcionando una gran alegr a a todos los hermanos.

    4. Llegados a Jerusalén, fueron bien recibidos por la iglesia y por los apóstoles y los ancianos, a los cuales informaron de todo cuanto Dios hab a hecho con ellos.

    5. Pero surgieron algunos de la secta de los fariseos, que hab an abrazado la fe, los cuales dec an que era necesario circuncidarlos y mandarles guardar la ley de Moisés.

    6. Reuniéronse, pues, los apóstoles y los ancianos para examinar este asunto.

    7. Tras largas discusiones, se levantó Pedro y les dijo: "Hermanos, vosotros sabéis cómo desde los primeros d as aqu entre vosotros quiso Dios que los gentiles oyeran de mi boca la palabra del evangelio y abrazaran la fe.

    8. Y Dios, que conoce los corazones, lo ratificó, dándoles el Esp ritu Santo como a nosotros,

    9. y no hizo diferencia alguna entre nosotros y ellos a la hora de purificar sus corazones por la fe.

    10. Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, pretendiendo imponer sobre el cuello de los disc pulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos sido capaces de soportar?

    11. Nosotros creemos, lo mismo que ellos, que es la gracia del Se or Jesús la que nos salva".

    12. Calló toda la asamblea, mientras escuchaban a Bernabé y a Pablo, que refer an todas las se ales y prodigios que Dios hab a obrado entre los gentiles por su medio.

    13. Cuando acabaron su informe, tomó la palabra Santiago y dijo: "O dme, hermanos.

    14. Simón acaba de referir cómo Dios, desde el principio, tuvo a bien procurarse de entre los gentiles un pueblo para su nombre.

    15. Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, según está escrito:

    16. De nuevo, después de esto, reedificaré la caba a ca da de David, reedificaré sus ruinas y la levantaré;

    17. para que el resto de los hombres busque al Se or: todos los gentiles sobre los cuales se ha invocado mi nombre. As dice el Se or, el que hace estas cosas,

    18. conocidas desde antiguo.

    19. Pienso, por tanto, que no se debe seguir molestando a los gentiles que se conviertan a Dios,

    20. sino escribirles que se abstengan de las contaminaciones de los dolos, de la fornicación, de lo estrangulado y de la sangre.

    21. Porque desde hace muchas generaciones Moisés tiene en cada ciudad sus predicadores que lo leen en las sinagogas todos los sábados".

    22. Les pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir entre ellos, para enviar a Antioqu a con Pablo y Bernabé, a Judas, llamado Barsabás, y a Silas, hombres principales entre los hermanos,

    23. que llevar an en mano el siguiente escrito: "Los apóstoles y los hermanos ancianos, a los hermanos de Antioqu a, Siria y Cilicia, provenientes de la gentilidad: salud.

    24. Hemos o do que algunos de los nuestros, sin mandato nuestro, os han inquietado con sus palabras y han perturbado vuestro esp ritu.

    25. Por ello, nos ha parecido bien elegir, de común acuerdo, algunos hombres y enviarlos a vosotros, juntamente con nuestros queridos Bernabé y Pablo,

    26. que han consagrado sus vidas al nombre de nuestro Se or Jesucristo.

    27. Os enviamos, pues, a Judas y a Silas, que os explicarán de viva voz lo siguiente:

    28. que el Esp ritu Santo y nosotros hemos decidido no imponeros otra carga, fuera de éstas que son indispensables:

    29. que os abstengáis de las carnes consagradas a los dolos, de la sangre, de lo estrangulado y de la fornicación. Guardándoos de estas cosas, obraréis rectamente. Conservaos bien".

    30. Tras la despedida, llegaron a Antioqu a y, reunida la comunidad, les entregaron la carta.

    31. Al leerla, se alegraron por el aliento que les aportaba.

    32. Por su parte, Judas y Silas, que también eran profetas, exhortaron y confirmaron a los hermanos con un largo discurso.

    33. Pasado algún tiempo, los hermanos los devolvieron en paz a los que los hab an enviado.

    34.

    35. Pablo y Bernabé se quedaron en Antioqu a, ense ando y evangelizando con otros muchos la palabra del Se or.

    Pablo se separa de Bernabé, y comienza su segundo viaje

    36. Algunos d as más tarde, dijo Pablo a Bernabé: "Vamos a visitar de nuevo a los hermanos por todas las ciudades en las que anunciamos la palabra del Se or, para ver cómo están".

    37. Bernabé quer a que les acompa ara Juan, llamado Marcos;

    38. pero Pablo opinaba que no lo deb an llevar, porque los hab a abandonado en Panfilia y no hab a ido con ellos a la obra.

    39. El desacuerdo llegó a tal extremo que se separaron. Bernabé se embarcó, con Marcos, en dirección a Chipre.

    40. Pablo, por su parte, eligió por compa ero a Silas, partió, encomendado por los hermanos a la gracia de Dios,

    41. y atravesó Siria y Cilicia confirmando las iglesias.