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    Hechos 19 - Biblia Castilian 2003

    Pablo en Efeso

    1. Mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones altas, llegó a Éfeso y encontró algunos disc pulos,

    2. a los cuales preguntó: "¿Habéis recibido el Esp ritu Santo al abrazar la fe?". Ellos le respondieron: "Ni siquiera hemos o do que el Esp ritu Santo exista".

    3. Preguntóles de nuevo: "Pues, ¿con qué bautismo habéis sido bautizados?". Respondieron: "Con el bautismo de Juan".

    4. Dijo Pablo: "Juan bautizó con bautismo de conversión, diciendo al pueblo que creyeran en el que ven a detrás de él, es decir, en Jesús".

    5. Al o rlo, se bautizaron en el nombre del Se or Jesús.

    6. Pablo les impuso las manos y entonces vino sobre ellos el Esp ritu Santo, hablaban en lenguas y profetizaban.

    7. Eran en total unos doce hombres.

    8. Entró Pablo en la sinagoga y habló con entereza, por espacio de tres meses. Discut a sobre el reino de Dios e intentaba convencerlos.

    9. Pero como algunos se endurecieron, rechazaron el Camino y lo denigraron delante de la concurrencia, se apartó de ellos, formó un grupo aparte con los disc pulos y conversaba con ellos todos los d as en la escuela de Tirano.

    10. As lo hizo durante dos a os, de forma que todos los habitantes de Asia, tanto jud os como griegos, oyeron la palabra del Se or.

    11. Dios obraba por medio de Pablo milagros no corrientes,

    12. hasta tal punto que bastaba con que aplicaran a los enfermos pa uelos o delantales que él hubiera tocado para que desaparecieran las enfermedades y salieran los malos esp ritus.

    13. Algunos de los jud os exorcistas ambulantes invocaron sobre los pose dos de malos esp ritus el nombre del Se or Jesús, diciendo: "Os conjuro por ese Jesús a quien predica Pablo".

    14. Los que esto hac an eran siete hijos de un tal Esceva, sumo sacerdote jud o.

    15. Pero el mal esp ritu les respondió: "A Jesús lo conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois?".

    16. Y abalanzándose sobre ellos el hombre en quien resid a el mal esp ritu, los dominó a todos y se impuso sobre ellos, de modo que tuvieron que huir de aquella casa desnudos y maltrechos.

    17. Fue un caso notorio a todos los jud os y griegos que habitaban en Éfeso e infundió pavor a todos, con lo que se engrandec a el nombre del Se or Jesús.

    18. Muchos de los que hab an abrazado la fe confesaban y denunciaban las prácticas supersticiosas a que se hab an dedicado.

    19. Y bastantes de los que hab an cultivado las artes mágicas trajeron sus libros y los quemaron delante de todos. Se estimó su precio en cincuenta mil monedas de plata.

    20. As crec a y se fortalec a de forma poderosa la palabra del Se or.

    21. Tras estos sucesos, se propuso Pablo atravesar Macedonia y Acaya y dirigirse a Jerusalén; porque se dec a: "Después de estar all, conviene que visite también Roma".

    22. Envió, pues, a Macedonia a dos de sus colaboradores, Timoteo y Erasto, mientras él permaneció algún tiempo en Asia.

    El alboroto en Efeso

    23. Sobrevino en aquella ocasión un contratiempo no peque o en torno al Camino.

    24. Hab a un tal Demetrio, platero que fabricaba templetes de Artemisa en plata y procuraba a los orfebres una respetable ganancia.

    25. Reunió a éstos y a todos los que trabajaban en aquel negocio, y les dijo: "Amigos m os, bien sabéis que en esta ganancia se funda nuestro bienestar.

    26. Pero ahora estáis viendo y oyendo cómo este Pablo ha convencido y seducido a una gran muchedumbre, no sólo de Éfeso, sino de casi toda Asia, diciendo que no son dioses los que se hacen a mano.

    27. Esto no sólo entra a el peligro de que se nos vaya a la ruina el negocio, sino también el de que se tenga en nada el santuario de la gran diosa Artemisa y quede privada de su majestad aquella a quien toda el Asia y el mundo entero venera".

    28. Al o r esto, enardecidos, comenzaron a gritar: "¡Grande es la Artemisa de los efesios!".

    29. Se llenó de confusión la ciudad y todos en masa precipitaron en el teatro, arrastrando consigo a los macedonios Gayo y Aristarco, compa eros de viaje de Pablo.

    30. Quer a Pablo meterse entre el gent o, pero los disc pulos se lo impidieron.

    31. Algunos de los asiarcas, amigos suyos, le mandaron aviso de que no se presentara en el teatro.

    32. Cada uno gritaba una cosa distinta. La asamblea era un enorme tumulto y los más no sab an por qué se hallaban reunidos.

    33. De entre el gent o destacaron a un tal Alejandro, al que empujaban los jud os. Alejandro, pues, reclamando atención con la mano, intentaba defenderse ante el pueblo;

    34. pero cuando cayeron en la cuenta de que era jud o se produjo un griter o unánime que estuvo clamando por espacio de dos horas: "¡Grande es la Artemisa de los efesios!".

    35. El magistrado logró acallar a la multitud declarando: "Ciudadanos de Éfeso, ¿qué hombre puede ignorar que la ciudad de Éfeso se honra con la custodia del templo de la gran Artemisa y de su imagen bajada del cielo?

    36. Siendo esto indiscutible, conviene que conservéis la calma y no hagáis nada con precipitación

    37. Porque habéis tra do a unos hombres que ni son sacr legos ni blasfemos contra nuestra diosa.

    38. Si Demetrio y sus compa eros orfebres tienen algo contra alguien, se celebran públicas asambleas y hay procónsules: entablen proceso unos contra otros.

    39. Y si algo más deseáis, en asamblea legal se debe resolver.

    40. Si no, corremos peligro de ser culpados de sedición por lo de hoy, pues no hay razón alguna por la cual podamos justificar este mot n". Y con estas palabras, disolvió la reunión.

    41.