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    Hechos 22 - Biblia Castilian 2003

    1. "Hermanos y padres: escuchadme la defensa que ahora expongo ante vosotros".

    2. Al o r que les hablaba en dialecto hebreo, el silencio se hizo aún mayor. Él dijo:

    3. "Yo soy jud o, nacido en Tarso de Cilicia, pero he sido educado en esta misma ciudad, a los pies de Gamaliel, he sido instruido en el exacto cumplimiento de la ley patria y he estado lleno de celo por la causa de Dios, como lo sois todos vosotros hoy.

    4. Persegu a muerte este Camino, apresé y encarcelé hombres y mujeres,

    5. como puede certificármelo el sumo sacerdote y todo el colegio de ancianos, con cuyas cartas para los hermanos fui a Damasco, con el propósito de conducir a los de all presos a Jerusalén, para que fueran castigados.

    Pablo relata su conversión

    6. Pero me sucedió que, mientras iba de camino y me acercaba a Damasco, a eso del mediod a, súbitamente me rodeó una gran luz del cielo.

    7. Ca a tierra y o una voz que me dec a: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?".

    8. Yo respond: "¿Quién eres tú, Se or?". Y me dijo: "Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues".

    9. Los que estaban conmigo ve an la luz, pero no entend an la voz del que me hablaba.

    10. Dije, pues: "¿Qué debo hacer, Se or?". Y el Se or me dijo: "Levántate y ve a Damasco, y all se te dirá todo lo que está determinado que debes hacer".

    11. Pero como no ve a a causa del resplandor de aquella luz, llegué a Damasco conducido de la mano por los que estaban conmigo.

    12. Un tal Anan as, hombre piadoso según la ley, muy bien conceptuado por todos los habitantes jud os,

    13. vino a visitarme y, acercándose, me dijo: "Hermano Saulo, recobra la vista". Y en el mismo instante la recobré, y lo miré.

    14. Él me a adió: "El Dios de nuestros padres te ha designado de antemano para conocer su voluntad, ver al Justo y o r la palabra de su boca,

    15. porque le serás testigo ante todos los hombres de lo que has visto y o do.

    16. Y ahora, ¿qué esperas? Anda, baut zate y l mpiate de tus pecados invocando su nombre".

    Pablo es enviado a los gentiles

    17. Al regresar a Jerusalén, mientras oraba en el templo, tuve un éxtasis,

    18. le vi y me dec a: "Apresúrate y sal rápidamente de Jerusalén porque no recibirán tu testimonio sobre m ".

    19. Yo le dije: "Se or, ellos saben que yo me dedicaba a encarcelar y azotar por las sinagogas a los que cre an en ti;

    20. y cuando se derramaba la sangre de tu testigo Esteban, yo estaba presente y de acuerdo, mientras custodiaba las vestiduras de los que le mataban".

    21. Pero me replicó: "Anda, que yo te voy a enviar lejos, a los gentiles"".

    Pablo en manos del tribuno

    22. Le escucharon hasta esta palabra. Pero en este punto levantaron la voz, diciendo: "¡Quita del mundo a este tipo, que no merece vivir!".

    23. Y como empezaran a gritar y lanzar sus vestiduras y arrojar pu ados de polvo al aire,

    24. ordenó el tribuno que llevaran a Pablo al cuartel y que lo sometieran a tortura de azotes para averiguar la causa por la que as gritaban contra él.

    25. Estaba ya sujeto con las correas cuando dijo Pablo al centurión all presente: "¿Os está permitido flagelar a un ciudadano romano sin juicio previo?".

    26. Al o r esto el centurión, se fue al tribuno y le avisó: "¿Qué vas a hacer? Porque este hombre es ciudadano romano".

    27. Vino, pues, el tribuno y le dijo: "Dime, ¿eres tú ciudadano romano?". Él le dijo: "S ".

    28. El tribuno confesó: "A m me ha costado un gran capital adquirir esta ciudadan a". Pablo dijo: "Pues a m, sólo nacer".

    29. Al instante, pues, se apartaron los que se dispon an a torturarlo. El tribuno tuvo miedo al saber que lo hab a hecho encadenar siendo romano.

    Pablo ante el concilio

    30. Al d a siguiente, deseando averiguar de qué lo acusaban los jud os, ordenó que lo soltasen, mandó reunir a los pr ncipes de los sacerdotes y a todo el sanedr n, tomó a Pablo y lo llevó ante ellos.