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    Hechos 7 - Biblia Castilian 2003

    Defensa y muerte de Esteban

    1. Dijo el sumo sacerdote: "¿Es esto as ?".

    2. Él respondió: "Hermanos y padres, o d: el Dios de la gloria se apareció a nuestro padre Abrahán, cuando estaba en Mesopotamia, antes de que fijara su residencia en Jarrán,

    3. y le dijo: "Vete de tu tierra y de tu parentela a la tierra que yo te mostraré".

    4. Entonces salió de la tierra de los caldeos y fijó su residencia en Jarrán. De all, después de morir su padre, Dios lo trasladó a esta tierra en la cual vosotros habitáis ahora.

    5. Y no se le dio parte en ella ni para asentar un pie, sino que le prometió dársela en posesión a él y a su posteridad después de él, aunque no ten a hijos.

    6. Pero Dios le dijo as: Que su posteridad será extranjera en un pa s que no será el suyo, la someterán a esclavitud y la oprimirán por cuatrocientos a os.

    7. Pero también a la nación a la que ellos habrán servido la ha de juzgar yo, dijo Dios, y después de esto saldrán y me darán culto en este lugar.

    8. Y concertó con él alianza basada en la circuncisión, y as, cuando engendró a Isaac, lo circuncidó al octavo d a, e Isaac a Jacob, y Jacob a los doce patriarcas.

    9. Los patriarcas, envidiosos de José, lo vendieron a Egipto; pero Dios estaba con él

    10. y lo libró de todas sus tribulaciones, dándole gracia y sabidur a ante el Faraón rey de Egipto, que le nombró superintendente sobre Egipto y sobre toda su casa.

    11. Sobrevino entonces un hambre y una gran penuria sobre toda la tierra de Egipto y de Canaán, y nuestros padres no encontraban alimento.

    12. Habiendo o do Jacob que hab a trigo en Egipto, envió a nuestros padres por primera vez;

    13. la segunda vez se dio a conocer José a sus hermanos y as descubrió el Faraón el origen de José.

    14. Envió José a llamar a Jacob, su padre, y a toda su parentela en número de setenta y cinco personas.

    15. Y descendió Jacob a Egipto. Y cuando murieron él y nuestros padres,

    16. fueron trasladados a Siquén y depositados en el sepulcro que hab a comprado Abrahán, a precio de plata, a los hijos de Jamor en Siquén.

    17. A medida que se aproximaba el tiempo de la promesa que Dios hab a hecho a Abrahán, fue creciendo y multiplicándose el pueblo en Egipto,

    18. hasta que surgió en Egipto otro rey, que no hab a conocido a José,

    19. el cual, con gran astucia, hizo da o a nuestra raza, obligando a los padres a que abandonaran a los recién nacidos de manera que no pudieran sobrevivir.

    20. En estas circunstancias nació Moisés, hermoso a los ojos de Dios, el cual se crió por espacio de tres meses en casa de su padre;

    21. pero habiendo sido abandonado, lo adoptó y crió como hijo propio la hija del Faraón.

    22. Moisés fue educado en todo el saber de los egipcios y era poderoso en palabras y en obras.

    23. Cuando iba a cumplir la edad de cuarenta a os, le vino a la mente la idea de visitar a sus hermanos, los israelitas.

    24. Viendo que uno de ellos era tratado injustamente salió en defensa y vengó al ofendido dando muerte al egipcio.

    25. Pensaba que sus hermanos comprender an que Dios los iba a salvar por su medio, pero ellos no lo comprendieron.

    26. Al d a siguiente, se presentó ante unos que se estaban peleando e intentó poner paz entre ellos diciéndoles: "Sois hermanos. ¿Por qué os hacéis da o el uno al otro?".

    27. El que estaba golpeando a su compa ero lo rechazó replicando: "¿Quién te ha constituido pr ncipe y juez sobre nosotros?

    28. ¿Piensas acaso matarme como mataste ayer al egipcio?".

    29. Huyó, pues, Moisés al o r esto y se avecindó en Madián, donde engendró dos hijos.

    30. Cumplidos los cuarenta a os, se le apareció en el desierto del monte Sina un ángel en la llama de una zarza que ard a.

    31. Cuando lo vio, Moisés se quedó maravillado de aquella visión, y mientras se acercaba para ver mejor se oyó la voz del Se or:

    32. "Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob". Atemorizado Moisés, no se atrev a a mirar.

    33. D jole el Se or: "Qu tate las sandalias de los pies, porque el lugar que pisas es suelo sagrado.

    34. He visto el sufrimiento de mi pueblo en Egipto, he o do sus quejas y he bajado a liberarlos. Ahora, pues, ven acá; te voy a enviar a Egipto".

    35. A este Moisés a quien hab an rechazado diciendo: "¿Quién te ha constituido pr ncipe y juez?", Dios lo envió como pr ncipe y libertador, con la ayuda del ángel que se le apareció en la zarza.

    36. Fue éste quien los sacó, obrando prodigios y se ales en la tierra de Egipto y en el mar Rojo y en el desierto, por espacio de cuarenta a os.

    37. Y fue este mismo Moisés el que dijo a los hijos de Israel: "Un profeta como yo os suscitará Dios de entre vuestros hermanos".

    38. Fue éste el que, en la asamblea del desierto, estuvo con el ángel que le hablaba en el monte Sina, y con nuestros padres; el que recibió palabras de vida para comunicároslas a vosotros;

    39. a quien no quisieron obedecer nuestros padres, sino que lo rechazaron y se volvieron con el corazón a Egipto

    40. diciendo a Aarón: "Haznos dioses que vayan delante de nosotros pues a ese Moisés que nos sacó de la tierra de Egipto no sabemos qué le ha pasado".

    41. Y fabricaron un becerro aquellos d as, ofrecieron sacrificios al dolo y celebraron una fiesta a la obra de sus manos.

    42. Pero Dios se apartó de ellos y los entregó a dar culto al ejército del cielo, según está escrito en el libro de los Profetas: ¿Acaso me ofrecisteis v ctimas y sacrificios durante cuarenta a os en el desierto, casa de Israel;

    43. y no más bien os llevasteis la tienda de Moloc y la estrella del dios Refán, imágenes que fabricasteis para adorarlas? Pues yo os deportaré más allá de Babilonia.

    44. Nuestros padres ten an en el desierto la Tienda del testimonio, según lo hab a dispuesto el que mandó a Moisés hacerlo conforme al modelo que hab a visto;

    45. la cual heredaron nuestros padres e introdujeron con Josué cuando la conquista de la tierra de los gentiles, a los que Dios expulsó de la presencia de nuestros padres hasta los d as de David.

    46. Éste halló gracia a los ojos de Dios y solicitó el favor de encontrar morada para la casa de Jacob.

    47. Pero fue Salomón quien le edificó una casa.

    48. Con todo, no habita el Alt simo en edificios fabricados por mano de hombre, según dice el Profeta:

    49. El cielo es mi trono, y la tierra el escabel de mis pies. ¿Qué casa me habéis de construir, dice el Se or, o cuál va a ser el lugar de mi descanso?

    50. ¿Acaso no hizo mi mano todas estas cosas?

    51. ¡Gente de dura cerviz e incircuncisos de corazón y de o dos! Siempre estáis resistiendo al Esp ritu Santo. Como vuestros padres, igual vosotros.

    52. ¿A quién de entre los profetas no persiguieron vuestros padres? Incluso dieron muerte a los que preanunciaban la venida del Justo, a quien vosotros, ahora habéis traicionado y asesinado;

    53. vosotros que recibisteis la ley por ministerio de los ángeles, y no la habéis observado".

    54. Al o r esto, se les consum a el corazón de rabia, y rechinaban los dientes contra él.

    55. Pero él, lleno de Esp ritu Santo, fijó la vista en el cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús que estaba a la diestra de Dios.

    56. Y dijo: "Veo los cielos abiertos y al Hijo del hombre que está a la diestra de Dios".

    57. Entonces ellos, vociferando, se taparon los o dos y se abalanzaron a una contra él;

    58. lo arrastraron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo. Los testigos depositaron sus mantos a los pies de un joven llamado Saulo.

    59. Mientras apedreaban a Esteban, él oraba diciendo: "Se or Jesús, recibe mi esp ritu".

    60. Y puesto de rodillas, gritó con fuerte voz: "Se or, no les tomes en cuenta este pecado". Y as diciendo, expiró.