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    Jeremías 23 - Biblia Castilian 2003

    Regreso del remanente

    1. ¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan el reba o de mi pastizal! - oráculo de Yahveh -.

    2. Por eso, as dice Yahveh, Dios de Israel, acerca de los pastores que apacientan a mi pueblo: "Vosotros habéis dispersado mis ovejas, las habéis descarriado y no habéis cuidado de ellas. Mirad: voy a castigar en vosotros la maldad de vuestras obras - oráculo de Yahveh -.

    3. Yo mismo, sin embargo, reuniré el resto de mis ovejas de todos los pa ses adonde las he expulsado, las volveré a su pradera; y as serán fecundas y se multiplicarán.

    4. Y pondré al frente de ellas pastores que las apacentarán de tal modo que no temerán más ni se asustarán ni se perderá ninguna" - oráculo de Yahveh -.

    5. Mirad que vienen d as - oráculo de Yahveh -, en que suscitaré a David un germen justo que reinará como rey, obrará con prudencia y practicará el derecho y la justicia en el pa s.

    6. En sus d as se salvará Judá, e Israel morará seguro. Éste es el nombre con que lo llamarán: "Yahveh, nuestra justicia".

    7. Por eso, mirad que vienen d as - oráculo de Yahveh -, en que no se dirá más: "¡Por vida de Yahveh, que sacó a los israelitas del pa s de Egipto!",

    8. sino: "¡Por vida de Yahveh, que sacó y trajo a la descendencia de la casa de Israel del pa s del norte y de todos los pa ses adonde yo los hab a expulsado, para que habiten en su tierra".

    Denunciación de los falsos profetas

    9. Sobre los profetas. Se me rompe el corazón dentro de m, tiemblan todos mis huesos; estoy como un hombre borracho, como uno a quien rindió el vino, por causa de Yahveh y de sus santas palabras:

    10. Porque el pa s está lleno de adúlteros, porque a causa de la maldición el pa s está triste, se han secado los oasis del desierto. Corren hacia el mal y su poder es injusto.

    11. Profetas y sacerdote son imp os, en mi propia casa encontré su maldad - oráculo de Yahveh -.

    12. Por eso, su camino será para ellos como un resbaladero; tropezarán en la oscuridad y caerán en ella; pues les traeré una desgracia: el a o de su castigo - oráculo de Yahveh -.

    13. En los profetas de Samar a observé necedad: profetizaban por Baal y descarriaban a mi pueblo Israel.

    14. Pero en los profetas de Jerusalén observé algo monstruoso: cometer adulterio y proceder con mentira, fortalecer las manos de los malvados, sin que nadie se convierta de su maldad. Para m, todos ellos son como Sodoma, y sus habitantes, como Gomorra.

    15. Por eso, as dice Yahveh Sebaot sobre los profetas: "Mirad: voy a darles de comer ajenjo, y voy a darles de beber agua envenenada, porque de los profetas de Jerusalén ha salido la corrupción para todo el pa s".

    16. As dice Yahveh Sebaot: "No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan, porque os enga an: os cuentan la visión de su fantas a, no la de la boca de Yahveh.

    17. Se atreven a decir a quienes me desprecian: "Yahveh ha dicho: os irá bien". Y a cuantos siguen la obstinación de su corazón les dicen: "No vendrá sobre vosotros la desgracia"".

    18. Pero ¿quién asistió al consejo de Yahveh? ¿Quién vio y oyó su palabra? ¿Quién atendió a su palabra y la escuchó?

    19. Mirad la tempestad de Yahveh: se desencadena una tormenta, se arremolina un huracán, que se lanza sobre la cabeza de los malvados.

    20. La ira de Yahveh no cede hasta que realice y ejecute los planes de su corazón. Al fin de los d as lo comprenderéis.

    21. No envié yo a esos profetas, pero ellos corren; no les hablé, pero ellos profetizan.

    22. Si hubieran asistido a mi consejo, habr an anunciado mis palabras a mi pueblo; lo habr an convertido de su mala conducta y de la maldad de sus acciones.

    23. ¿Sólo soy yo Dios de cerca - oráculo de Yahveh - y no soy también Dios de lejos?

    24. Se esconde uno en escondites, ¿y yo no lo veré? - oráculo de Yahveh -. El cielo y la tierra, ¿no los lleno yo? - oráculo de Yahveh -.

    25. O lo que dijeron los profetas que profetizan en mi nombre mentira: "¡He tenido un sue o! ¡He tenido un sue o!".

    26. ¿Hasta cuándo? ¿Estoy yo en el corazón de los profetas que profetizan mentira, que profetizan el enga o de su corazón,

    27. que piensan hacer olvidar mi nombre a mi pueblo, con los sue os que unos a otros se cuentan, como olvidaron sus padres mi nombre por Baal?

    28. El profeta que tenga un sue o, que cuente su sue o; pero el que tenga mi palabra, que diga de verdad mi palabra. ¿Qué tiene que ver la paja con el grano? - oráculo de Yahveh -.

    29. ¿No es como fuego mi palabra - oráculo de Yahveh -, y como martillo que tritura la piedra?

    30. Por eso, aqu estoy contra los profetas - oráculo de Yahveh -, que se roban unos a otros mis palabras.

    31. Aqu estoy contra los profetas - oráculo de Yahveh -, que utilizan su lengua para proferir un oráculo.

    32. Aqu estoy contra los que profetizan sue os mentirosos - oráculo de Yahveh -, y los cuentan, enga ando as a mi pueblo con sus mentiras y sus fanfarronadas, siendo as que no los he enviado ni les he dado orden alguna, y por eso no son de utilidad para este pueblo - oráculo de Yahveh -.

    33. Cuando este pueblo, o el profeta o el sacerdote, te pregunte: ¿Cuál es la carga de Yahveh?, les responderás: "Vosotros sois la carga y yo os tiraré" - oráculo de Yahveh -.

    34. En cuanto al profeta, al sacerdote o a cualquiera del pueblo que diga: "Carga de Yahveh", a ese hombre, junto con su casa, lo castigaré.

    35. Unos a otros y de persona a persona as habréis de decir: "¿Qué respondió Yahveh?", o: "¿Qué dijo Yahveh?",

    36. pero no mencionéis más la carga de Yahveh, porque cada uno tendrá como carga su propia palabra. Porque estáis tergiversando las palabras del Dios vivo, de Yahveh Sebaot, nuestro Dios.

    37. As dirás al profeta: "¿Qué te ha respondido Yahveh?", o: "¿Qué ha dicho Yahveh?".

    38. Pero si dec s: "Carga de Yahveh", entonces, as dice Yahveh: "Puesto que habéis dicho: "Carga de Yahveh", siendo as que os he enviado a decir: "No digáis carga de Yahveh",

    39. por eso, mirad: ciertamente os cargaré y os arrojaré de mi presencia, a vosotros y a la ciudad que os di a vosotros y a vuestros padres,

    40. y os cubriré de oprobio eterno y de ignominia eterna, que jamás se olvidará".