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    Jeremías 6 - Biblia Castilian 2003

    El juicio contra Jerusalén y Judá

    1. Buscad un refugio, benjaminitas, fuera de Jerusalén. Tocad la trompeta en Tecoa, encended una almenara en Bet Queren, porque asoma por el norte una desgracia, un desastre inmenso.

    2. A la hermosa y delicada, a la hija de Sión voy a destruir.

    3. Pastores vienen hacia ella con sus reba os; plantan tiendas junto a ella, a su alrededor, cada uno apacienta su manada.

    4. Proclamad guerra santa contra ella. Levantaos, ataquemos al mediod a. ¡Ay de nosotros, que declina el d a, que se extienden las sombras del ocaso!

    5. Levantaos, ataquemos por la noche, derribemos sus palacios.

    6. Pues as dice Yahveh Sebaot: Talad sus árboles, alzad contra Jerusalén un terraplén. Es la ciudad que ha de ser castigada; todo en ella es opresión.

    7. Como en un pozo mana el agua, as en ella mana la maldad: violencia y ruina se escuchan en ella, ante m hay siempre dolores y llagas.

    8. Escarmienta, Jerusalén: si no, mi alma se apartará de ti, si no, te dejaré hecha un desierto, una tierra no habitada.

    9. As dice Yahveh Sebaot: Rebusca, rebusca, como en una vi a, lo que queda de Israel; vuelve a pasar tu mano, como el vendimiador, por los sarmientos.

    10. ¿A quiénes hablaré y exhortaré para que me escuchen? Su o do está cerrado, no pueden atender. La palabra de Yahveh es para ellos oprobio, no la quieren.

    11. Por eso estoy lleno de la ira de Yahveh, estoy cansado de reprimirla. Vuélcala sobre el ni o en la calle, y sobre la tertulia de jóvenes también. Pues presos serán el hombre y la mujer, el anciano y la colmada de d as.

    12. Pasarán sus casas a otros, campos y mujeres a la vez; porque voy a extender mi mano contra los habitantes del pa s - oráculo de Yahveh -.

    13. Porque desde el menor hasta el mayor, todos ellos andan buscando su provecho; y desde el profeta al sacerdote, todos ellos obran con enga o.

    14. Curan a la ligera la herida de mi pueblo, diciendo: "Va todo muy bien", cuando todo va mal.

    15. Deber an avergonzarse de sus abominaciones. Pero no sólo no se avergüenzan, sino que ni siquiera saben lo que es ruborizarse. Por eso caerán entre los que caigan, el d a en que yo los visite se desplomarán.

    16. As dice Yahveh: Paraos en los caminos y mirad, preguntad por los senderos antiguos, cuál es el buen camino y seguidlo, as hallaréis reposo para vuestras almas. Pero ellos respondieron: "No queremos seguirlo".

    17. Puse sobre vosotros centinelas: Estad atentos al sonido de la trompeta. Pero ellos dijeron: "No queremos atender".

    18. Por eso, o d, naciones; conoce, comunidad, lo que les va a suceder.

    19. Escucha, tierra: Mirad que estoy trayendo una desgracia sobre este pueblo, fruto de sus proyectos, porque no escucharon mis palabras y despreciaron mi ley.

    20. ¿Qué me importa el incienso que viene de Sabá, y la ca a aromática de un pa s lejano? Vuestros holocaustos no me agradan y vuestros sacrificios no me complacen.

    21. Por eso, as dice Yahveh: Mirad que estoy poniendo a este pueblo tropiezos en los que tropezarán padres e hijos a la vez, vecino con vecino perecerán.

    22. As dice Yahveh: Mirad: un pueblo viene de la región del norte, una gran nación avanza desde los confines de la tierra.

    23. Manejan arco y venablo, son crueles e implacables. Como el bramido del mar es su estruendo. Montan caballos, alineados como un solo hombre en la batalla, contra ti, hija de Sión.

    24. Cuando o mos la noticia desfallecieron nuestras manos; la angustia se apoderó de nosotros, dolor como de parturienta.

    25. No salgáis al campo, no andéis por el camino, pues la espada del enemigo está ah: terror por todas partes.

    26. Hija de mi pueblo, c ete de saco, revuélcate en el polvo; haz duelo como por hijo único, una lamentación amargu sima, pues de improviso vendrá el devastador contra nosotros.

    27. Te he puesto en mi pueblo como examinador, para que conozcas y observes su conducta.

    28. Todos ellos son perfectos rebeldes, que difunden calumnias; son cobre y hierro, todos ellos son unos corrompidos.

    29. El fuelle resopla, el plomo sale intacto del fuego; en vano funde el fundidor, pues las escorias no se desprenden

    30. Plata de desecho hay que llamarlos, porque Yahveh los ha desechado.