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    Jueces 6 - Biblia Castilian 2003

    Llamamiento de Gedeón

    1. Los israelitas hicieron lo que es malo a los ojos de Yahveh y Yahveh los entregó en poder de Madián durante siete a os.

    2. Como la mano de Madián pesaba demasiado duramente sobre Israel, los israelitas, por librarse de ella, tuvieron que refugiarse en las hendiduras de los montes, en cuevas y lugares de dif cil acceso.

    3. Cuando Israel hac a la siembra, sub an contra él los madianitas, los amalecitas y los hijos de oriente,

    4. acampaban frente a ellos y devastaban los productos de la región hasta cerca de Gaza; no dejaban en Israel v veres, ni ovejas, ni bueyes, ni asnos.

    5. Porque ellos sub an con sus ganados y sus tiendas; llegaban tan numerosos como langostas, pues ellos y sus camellos eran innumerables. Ven an al pa s para devastarlo.

    6. Quedó, pues, Israel reducido a la extrema miseria por causa de Madián. Entonces los israelitas clamaron a Yahveh.

    7. Cuando los israelitas clamaron a Yahveh por causa de Madián,

    8. Yahveh les envió un profeta que les dijo: "Esto es lo que dice Yahveh, Dios de Israel: Yo os hice subir de Egipto y os saqué de la casa de la esclavitud.

    9. Yo os liberé de la mano de Egipto y del poder de todos vuestros opresores; yo los arrojé de delante de vosotros y os di su tierra.

    10. Entonces os dije: "Yo soy Yahveh, vuestro Dios; no temáis a los dioses de los amorreos en cuyo pa s habitáis. Pero no habéis escuchado mi voz"".

    11. Vino el ángel de Yahveh y se sentó bajo el terebinto de Ofrá, que pertenec a a Joás de Abiezer, mientras Gedeón, su hijo, estaba majando trigo en el lagar, para ponerlo a salvo de los madianitas.

    12. Se le apareció el ángel de Yahveh, y le dijo: "Yahveh está contigo, valiente guerrero".

    13. Respondióle Gedeón: "Por favor, se or m o. Si Yahveh está con nosotros, ¿por qué nos sucede todo esto? ¿Dónde están todas esas maravillas que nos han narrado nuestros padres, al decirnos que nos sacó Yahveh de Egipto? Ahora Yahveh nos ha desamparado y nos ha entregado en manos de Madián".

    14. Entonces Yahveh se volvió hacia él y le dijo: "Vete con esa fuerza que tienes y salvarás a Israel de manos de los madianitas. ¿No soy yo quien te env a?".

    15. Él replicó: "Por favor, se or m o. Pero ¿con qué voy yo a salvar a Israel? Mi familia es la más m sera de Manasés, y yo soy el más peque o en la casa de mi padre".

    16. Le dijo Yahveh: "Yo estaré contigo y derrotarás a los madianitas como si fueran un solo hombre".

    17. Gedeón le respondió: "Si cuento con tu favor, dame una se al de que eres tú el que me estás hablando.

    18. Te ruego que no te alejes de aqu hasta que yo vuelva a ti, te presente mi ofrenda y la ponga delante de ti". Y Él le respondió: "Me quedaré hasta que vuelvas".

    19. Fue Gedeón y preparó un cabrito; con un efá de harina hizo panes ázimos; y, poniendo la carne en un canastillo y el caldo en una olla, se los llevó bajo el terebinto y se los ofreció.

    20. El ángel de Dios le dijo: "Toma la carne y los panes ázimos, ponlos sobre esa roca y derrama encima el caldo". As lo hizo.

    21. Entonces el ángel de Yahveh extendió la punta del bastón que ten a en la mano y tocó la carne y los ázimos. Brotó entonces fuego de la roca, que consumió la carne y los ázimos. Y el ángel de Yahveh desapareció de su vista.

    22. Gedeón se dio cuenta entonces de que aquel era el ángel de Yahveh y exclamó: "¡Ay, Se or m o, Yahveh! ¡Que he visto al ángel de Yahveh cara a cara!".

    23. Pero Yahveh le contestó: "La paz sea contigo. No temas; que no morirás".

    24. Gedeón construyó all un altar a Yahveh y lo llamó Yahveh - Paz. Todav a subsiste hasta hoy d a en Ofrá de Abiezer.

    25. Aquella noche le dijo Yahveh: "Toma el toro cebado que tiene tu padre. Derriba el altar de Baal que tiene tu padre, y tala la aserá que está junto a él.

    26. Después alzarás un altar bien construido a Yahveh, tu Dios, en la cima de ese fort n; tomarás luego el toro y lo ofrecerás en holocausto con la le a de la aserá que has talado".

    27. Tomó, pues, Gedeón diez hombres de entre sus siervos y ejecutó lo que Yahveh le hab a indicado; pero, por temor a su familia y a la gente de la ciudad, en vez de hacerlo de d a, lo hizo de noche.

    28. Cuando se levantaron de madrugada los hombres de la ciudad y vieron demolido el altar de Baal y talada la aserá que hab a junto a él y sacrificado el toro sobre el altar construido,

    29. se dijeron unos a otros: "¿Quién ha hecho tal cosa?". Después de indagar y preguntar, concluyeron: "Ha sido Gedeón, hijo de Joás, el que lo ha hecho".

    30. Dijeron, pues, los hombres de la ciudad a Joás: "Sácanos a tu hijo para que muera, pues ha derribado el altar de Baal y talado la aserá que estaba junto a él".

    31. Pero Joás replicó a cuantos estaban ante él: "¿Os toca a vosotros defender la causa de Baal? ¿Sois los encargados de salvarlo? Quien quiera defenderlo, será muerto antes de la ma ana. Si él es dios, que se defienda a s mismo, ya que le han derribado su altar".

    32. Por eso se le llamó a Gedeón desde aquel d a Yerubaal, diciendo: "Que Baal ponga pleito contra él, puesto que es él quien ha derribado su altar".

    33. Concentráronse todos los madianitas, los amalecitas y los hijos de oriente, pasaron el Jordán y acamparon en la llanura de Yizreel.

    34. Entonces Gedeón quedó revestido del esp ritu de Yahveh, tocó la trompeta y, al punto, los de Abiezer se agruparon a su alrededor.

    35. Despachó mensajeros por todo Manasés, que también se congregó en su seguimiento; envió igualmente mensajeros a Aser, Zabulón y Neftal, quienes subieron a su encuentro.

    36. Dijo entonces Gedeón a Dios: "Si realmente vas a salvar a Israel por mi mano, como has dicho,

    37. yo voy a colocar un vellón de lana en la era: si el roc o cubre solamente el vellón, y todo el suelo queda seco, conoceré que por mi mano vas a salvar a Israel, como dijiste".

    38. Y as fue. Al levantarse de madrugada, exprimió el vellón y con el roc o que sacó de él llenó una taza de agua.

    39. Dijo luego Gedeón a Dios: "No se encienda tu cólera contra m, si hablo todav a otra vez. Quiero hacer una nueva prueba con el vellón: que sólo el vellón permanezca seco, mientras el roc o cubra todo el suelo".

    40. H zolo Dios as aquella noche: sólo el vellón quedó seco, mientras que el roc o cubr a todo el suelo.