32.6 C
Miami
miércoles, julio 17, 2024
Más


    Jueces 5 - Biblia Castilian 2003

    Cántico de Débora y de Barac

    1. Aquel d a, Débora y Barac, hijo de Abinoán, entonaron un cántico diciendo:

    2. "Cuando en Israel se sueltan las melenas, cuando se ofrece voluntario el pueblo, ¡bendecid a Yahveh!

    3. ¡Escuchad, reyes; prestad o do, pr ncipes! Yo, yo quiero cantar a Yahveh; voy a entonar un himno a Yahveh, Dios de Israel.

    4. Cuando tú, Yahveh, sal as de Se r cuando avanzabas por los campos de Edom, se estremeció la tierra, gotearon los cielos y las nubes destilaron agua.

    5. Derritiéronse los montes delante de Yahveh, delante de Yahveh, Dios de Israel.

    6. En los d as de Sangar, hijo de Anat, en los d as de Yael, no hab a caravanas; los que antes caminaban por calzadas andaban ahora por senderos tortuosos.

    7. Faltaban caudillos en Israel, faltaban, hasta que yo, Débora, surg, hasta que surg como madre de Israel.

    8. Por haber escogido dioses nuevos, a las puertas estaba la guerra. ¿Acaso se ve an escudos ni lanzas entre cuarenta mil en Israel?

    9. Va mi corazón tras los caudillos de Israel, tras los que se ofrecen voluntarios en el pueblo. ¡Bendecid a Yahveh!

    10. Los que vais montados sobre blancas asnas, los que os sentáis sobre alfombras, los que andáis por los caminos, cantad

    11. con voces de quienes se reparten la presa en los abrevaderos. ¡Cántense all las gestas de Yahveh, las victorias de su caudillaje en Israel, cuando el pueblo de Yahveh ha bajado a las puertas!

    12. ¡Despierta, despierta, Débora; despierta, despierta, entona un cántico! ¡Levántate, Barac; prende a quienes te prendieron, hijo de Abinoán!

    13. Descienden entonces los supervivientes, los pr ncipes, el pueblo de Yahveh desciende hacia m con los nobles.

    14. Los jefes de Efra n están ya en el valle; tras de ti, Benjam n está con sus guerreros; descienden los caudillos de Maquir; y de Zabulón, los que empu an el cetro.

    15. Los jefes de Isacar están con Débora; Neftal es fiel a Barac: se han lanzado al valle tras sus pasos. En los riachuelos de Rubén grandes decisiones de corazón se toman.

    16. ¿Por qué has de seguir echado en los apriscos, escuchando las flautas entre los reba os? En los riachuelos de Rubén grandes ansiedades de corazón se sienten.

    17. Allende el Jordán descansa Galaad. ¿Y por qué habita Dan junto a las naves? Aser permanece a orillas del mar, descansa en sus puertos.

    18. Zabulón es un pueblo que desprecia la vida, igual que Neftal sobre la altura de sus campos.

    19. Llegaron los reyes, combatieron, entonces combatieron los reyes de Canaán en Taanac, junto a las aguas de Meguidó, sin poder recoger bot n de plata.

    20. Desde los cielos combatieron las estrellas, desde sus órbitas combatieron contra S sara.

    21. El torrente Quisón los barrió, el torrente de tiempos antiguos, el torrente Quisón. ¡Avanza, alma m a, con denuedo!

    22. Cascos de caballos resonaron entonces: era el galopar, el galopar de sus corceles.

    23. Maldecid a Meroz, dice el ángel de Yahveh, maldecid y maldecid a sus habitantes, porque no vinieron en ayuda de Yahveh, en ayuda de Yahveh, con los héroes.

    24. ¡Bendita entre las mujeres Yael, esposa de Jéber, el quenita! ¡Entre las mujeres que moran en tiendas, bendita sea ella!

    25. Agua pidió él, y ella le dio leche, en copa de pr ncipes le ofreció cuajada;

    26. su mano alargó a la clavija, y su diestra al martillo de los trabajadores. Martilló a S sara, le machacó la cabeza, le atravesó, le perforó la sien.

    27. A sus pies se encorvó, cayó, quedó tendido, se encorvó, cayó a sus pies; donde se encorvó, all cayó exánime.

    28. A la ventana se asoma y atisba, tras las celos as, la madre de S sara: ¿Por qué su carro tarda en llegar? ¿Por qué se retrasan sus carros de combate?

    29. La más perspicaz de sus princesas le dice, y ella a s misma se repite esas palabras:

    30. ¿No será que hallaron bot n y lo están repartiendo? ¡Una doncella, dos doncellas por cada valiente; telas de colores son el bot n de S sara, son el bot n telas de colores; un manto, dos mantos de color para el cuello es el bot n!

    31. Perezcan as todos tus enemigos, oh Yahveh! ¡Y sean sus amigos como el salir del sol con todo su esplendor!". Y el pa s quedó tranquilo durante cuarenta a os.