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    Marcos 14 - Biblia Castilian 2003

    El complot para prender a Jesús

    1. Dos d as después eran la pascua y los ázimos. Los pont fices y los escribas andaban buscando cómo apresarlo con astucia y darle muerte.

    2. Pero se dec an: "Durante la fiesta, no; no sea que haya algún mot n del pueblo".

    Jesús es ungido en Betania

    3. Hallándose él en Betania, en casa de Simón el leproso, mientras estaba a la mesa, vino una mujer con un frasco de alabastro lleno de perfume de nardo auténtico muy caro; rompió el frasco y le derramó el perfume sobre la cabeza.

    4. Hab a algunos que entre s comentaban indignados: "¿A qué viene este derroche de perfume?

    5. Pues pod a haberse vendido este perfume por más de trescientos denarios y habérselos dado a los pobres"; y se lo recriminaban con términos muy severos.

    6. Pero Jesús dijo: "Dejadla. ¿Por qué la molestáis? Ha hecho conmigo una buena obra.

    7. Porque a los pobres siempre los tenéis con vosotros, y cuando queráis les podéis hacer bien; pero a m no me tendréis siempre.

    8. Ella ha hecho lo que ha podido: se ha adelantado a ungir mi cuerpo para la sepultura.

    9. Os lo aseguro: dondequiera que se predique el evangelio por todo el mundo, se hablará también, para recuerdo suyo, de lo que ella ha hecho".

    Judas ofrece entregar a Jesús

    10. Entonces Judas Iscariote, uno de los Doce, se fue a ver a los pont fices con miras a entregárselo.

    11. Ellos, al o rlo, se alegraron y prometieron darle dinero. Y él andaba buscando la ocasión oportuna para entregarlo.

    Institución de la Cena del Señor

    12. El primer d a de los ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dicen sus disc pulos: "¿Dónde quieres que te preparemos la cena de la pascua?".

    13. Env a entonces a dos de sus disc pulos y les dice: "Id a la ciudad y os encontraréis con un hombre que lleva un cántaro de agua. Seguidlo;

    14. y donde él entre, decid al due o de la casa: "El Maestro pregunta: ¿dónde está mi sala, en la que voy a comer la pascua con mis disc pulos?".

    15. Él os mostrará una gran sala en el piso de arriba, arreglada ya con almohadones y dispuesta; preparádnosla all ".

    16. Se fueron, pues, los disc pulos, llegaron a la ciudad, lo hallaron conforme les hab a dicho él y prepararon la pascua.

    17. Al atardecer, llega con los Doce.

    18. Y mientras estaban a la mesa comiendo, Jesús dijo: "Os aseguro que uno de vosotros me entregará, uno que está comiendo conmigo".

    19. Ellos comenzaron a entristecerse y a preguntarle uno tras otro: "¿Acaso seré yo?".

    20. Pero él les respondió: "Es uno de los Doce, el que moja conmigo en el [mismo] plato.

    21. Porque el Hijo del hombre se va conforme está escrito de él; pero ¡ay de ese hombre por quien el Hijo del hombre va a ser entregado! Más le valiera a tal hombre no haber nacido".

    22. Y mientras estaban comiendo, tomó pan y, recitando la bendición, lo partió, se lo dio y dijo: "Tomad; esto es mi cuerpo".

    23. Tomó luego una copa, y recitando la acción de gracias, se la dio, y bebieron todos de ella.

    24. Y les dijo: "Esto es mi sangre, la de la alianza, que va a ser derramada por todos.

    25. Os aseguro que ya no beberé más del producto de la vid hasta aquel d a en que lo beba nuevo en el reino de Dios".

    Jesús anuncia la negación de Pedro

    26. Y cantados los salmos, salieron hacia el monte de los Olivos.

    27. D celes Jesús: "Todos quedaréis escandalizados, porque escrito está: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas.

    28. Pero, después que yo resucite, iré antes que vosotros a Galilea".

    29. Entonces le dijo Pedro: "Aunque todos se escandalicen, yo no".

    30. D cele Jesús: "Yo te lo aseguro: hoy, en esta misma noche, antes de que el gallo cante la segunda vez, tres veces me habrás negado tú".

    31. Pero él repet a con insistencia: "Aunque tenga que morir contigo, jamás te negaré". Y de la misma manera hablaban todos.

    Jesús ora en Getsemaní

    32. Llegan a una finca llamada Getseman, y dice a sus disc pulos: "Sentaos aqu, mientras yo voy a orar".

    33. Luego toma consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, y comenzó a sentir terror y angustia;

    34. y les dice: "Mi alma siente tristezas de muerte, quedaos aqu y velad".

    35. Y adelantándose un poco, se postró en tierra y oraba que, si era posible, se alejara de él aquella hora.

    36. Y dec a "¡Abbá! ¡Padre, todo te es posible: aparta de m este cáliz! Pero no lo que yo quiero, sino lo que quieres tú".

    37. Vuelve luego y los encuentra durmiendo; y dice a Pedro: "Simón, ¿estás durmiendo? ¿No pudiste velar una sola hora?

    38. Velad y orad, para que no cedáis a la tentación; el esp ritu está dispuesto, pero la carne es débil".

    39. Y de nuevo se alejó y oró repitiendo las mismas palabras.

    40. Cuando volvió, otra vez los encontró durmiendo, pues sus ojos estaban muy cargados de sue o; y no sab an qué responderle.

    41. Vuelve por tercera vez y les dice: "¡Ya podéis dormir y descansar! ¡Se acabó! Llegó la hora; ya el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores.

    42. Levantaos, vamos; ya se acerca el que me va aentregar".

    Arresto de Jesús

    43. Y en aquel momento, mientras todav a estaba él hablando, se presenta Judas, uno de los Doce, acompa ado de un tropel de gente con espadas y palos, mandados por los pont fices, los escribas y los ancianos.

    44. El que lo iba a entregar les hab a dado una contrase a: "Aquel a quien yo bese, ése es, prendedlo y llevadlo bien seguro".

    45. Y, apenas llegado, se acerca a él y le dice: "¡Rabb !". Y lo besó.

    46. Ellos entonces le echaron mano y lo prendieron.

    47. Pero uno de los presentes, sacando la espada, hirió al criado del sumo sacerdote y le amputó la oreja.

    48. Entonces Jesús tomó la palabra y les dijo: "¿Como a un ladrón habéis salido con espadas y palos a prenderme?

    49. D a tras d a estaba yo ante vosotros en el templo ense ando y no me arrestasteis; pero se han de cumplir las Escrituras".

    50. Entonces, abandonándolo, huyeron todos.

    El joven que huyó

    51. Y un joven, llevando sólo una sábana sobre el cuerpo desnudo, iba siguiéndolo. Ellos le echan mano,

    52. pero él, dejando la sábana, se escapó desnudo.

    Jesús ante el concilio

    53. Condujeron entonces a Jesús a casa del sumo sacerdote y se reúnen todos los pont fices y los ancianos y los escribas.

    54. Pedro lo siguió de lejos hasta dentro del patio del sumo sacerdote, donde se quedó sentado con los criados, calentándose a la lumbre.

    55. Entre tanto, los pont fices y todo el sanedr n andaban buscando algún testimonio contra Jesús para darle muerte, pero no lo encontraban;

    56. porque, aunque muchos testificaban falsamente contra él, los testimonios no concordaban.

    57. Surgieron entonces algunos que testificaron falsamente contra él, diciendo:

    58. "Nosotros le hemos o do decir: "Yo destruiré este templo, hecho por manos humanas, y en tres d as construiré otro, no hecho por manos humanas"".

    59. Pero ni aun as concordaba su testimonio.

    60. Entonces el sumo sacerdote se levantó ante la asamblea e interrogó a Jesús: "¿No respondes nada a lo que éstos testifican contra ti?".

    61. Pero él callaba y no respond a nada. De nuevo el sumo sacerdote le pregunta y le dice: "¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?".

    62. Jesús respondió: "S, lo soy; y veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y viniendo en las nubes del cielo".

    63. Entonces el sumo sacerdote, rasgando sus vestiduras, exclama: "¿Qué necesidad tenemos ya de testigos?

    64. Acabáis de o r la blasfemia. ¿Qué os parece?". Todos ellos sentenciaron que Jesús era reo de muerte.

    65. Entonces algunos se pusieron a escupirle y a darle pu etazos, tapándole la cara, mientras le dec an: "¡Haz de profeta!". Y los criados la emprendieron con él a bofetadas.

    Pedro niega a Jesús

    66. Estando Pedro abajo, en el patio, llega una de las criadas del sumo sacerdote

    67. y, al ver a Pedro, que se estaba calentando, lo mira atentamente y le dice: "También tú andabas con el Nazareno, con Jesús".

    68. Pero él lo negó: "Ni sé ni entiendo lo que tú estás diciendo". Y se salió fuera, al vest bulo.

    69. La criada, mirándolo, comenzó otra vez a decir a los presentes: "Ése es de ellos".

    70. Pero él lo segu a negando de nuevo. Poco después, los presentes volvieron a decirle a Pedro: "Seguro que tú eres de ellos, pues también tú eres galileo".

    71. Pero él se puso a maldecir y a jurar: "¡Que no conozco a ese hombre del que estáis hablando!".

    72. En aquel momento cantó un gallo por segunda vez. Entonces recordó Pedro aquello que Jesús le hab a dicho: "Antes que el gallo cante por segunda vez, tres veces me habrás negado tú". Y rompió a llorar con grandes sollozos.