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    Romanos 11 - Biblia Castilian 2003

    El remanente de Israel

    1. Sigo, pues, preguntando: ¿es que Dios ha rechazado a su pueblo? ¡Ni pensarlo! Que también yo soy israelita, de la descendencia de Abrahán, de la tribu de Benjam n.

    2. ¡No! Dios no rechazó a su pueblo, al que de antemano reconoció por suyo. ¿O es que no sabéis qué dice la Escritura en la historia de El as? As interpela éste a Dios contra Israel:

    3. Se or, han pasado a cuchillo a tus profetas, han demolido tus altares; he quedado yo solo, y aun pretenden quitarme la vida.

    4. Pero ¿qué le contesta el oráculo divino? Me he reservado siete mil hombres: los que no doblarán su rodilla ante Baal.

    5. De igual modo, también en el tiempo presente ha quedado un resto, elegido por pura gracia.

    6. Pero, si es por gracia, ya no es por las obras; de lo contrario, la gracia ya no ser a gracia.

    7. Entonces, ¿qué? Que Israel no encontró lo que buscaba, mientras que los elegidos s lo encontraron. Los demás se endurecieron,

    8. conforme a lo que está escrito: Dios les infundió un sopor en el esp ritu, ojos para no ver y o dos para no o r, hasta el d a de hoy.

    9. David dice también: Conviértase su mesa en trampa y lazo, en piedra de tropiezo y en justo castigo;

    10. que sus ojos se nublen al punto de no ver, y encórvales la espalda para siempre.

    La salvación de los gentiles

    11. Y ahora pregunto: ¿tropezaron para quedar siempre ca dos? ¡Ni pensarlo! Al contrario, aquel tropiezo ha tra do la salvación a los gentiles, a fin de provocar la envidia de aquéllos.

    12. Ahora bien, si ese tropiezo de aquéllos es riqueza para el mundo, y su disminución es riqueza para los gentiles, ¡cuánto más lo será su plenitud!

    13. Me dirijo a vosotros, los gentiles: en la medida en que soy precisamente apóstol de los gentiles, hago honor a este servicio,

    14. por ver si con ello logro provocar celos en los de mi raza y as salvar siquiera a algunos de ellos.

    15. Porque, si su exclusión es reconciliación del mundo, ¿qué no será su reintegración, sino un volver de la muerte a la vida?

    16. Si las primicias son santas, también lo es la masa; y si santa es la ra z también lo son las ramas.

    17. Si algunas ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, fuiste injertado en las restantes, para compartir con ellas la ra z y la savia del olivo,

    18. no te engr as contra aquellas ramas; y si te engr es piensa que no eres tú quien sostiene la ra z, sino la ra z a ti.

    19. Claro que tú dirás: "Es que algunas ramas fueron desgajadas precisamente para que yo fuera injertado".

    20. Muy bien: por su incredulidad fueron desgajadas, mientras que tú estás firme por la fe. Pero no presumas tanto, sino más bien teme.

    21. Pues, si Dios no perdonó las ramas naturales, tal vez tampoco a ti te perdonará.

    22. Considera, pues, la bondad y la severidad de Dios: para con los que cayeron, severidad; para contigo, en cambio, bondad divina, si es que te mantienes dentro de esta bondad. De otro modo, también tú serás cortado.

    23. Pero también aquéllos, si no se obstinan en su incredulidad, serán injertados; pues poderoso es Dios para injertarlos de nuevo.

    24. Efectivamente, si tú fuiste cortado del que era por naturaleza olivo silvestre, y contra tu natural condición fuiste injertado en un olivo bueno, ¡con cuánta más razón ellos, que son ramas leg timas, podrán ser injertados en el propio olivo!

    La restauración de Israel

    25. No quiero, hermanos, para que no presumáis de vosotros mismos, que ignoréis este misterio: que el endurecimiento parcial de Israel se prolongará hasta que entre la totalidad de los gentiles.

    26. Y entonces todo Israel será salvo, según lo que está escrito: Vendrá de Sión el libertador, apartará de Jacob la impiedad.

    27. Y ésta será, por mi parte, la alianza con ellos, cuando yo haya quitado sus pecados.

    28. Por lo que respecta al evangelio, es verdad que son enemigos de Dios en beneficio vuestro; pero por lo que respecta a la elección, son amados por Dios, en atención a los patriarcas;

    29. pues los dones de Dios y su llamada son irrevocables.

    30. As como vosotros fuisteis desobedientes a Dios en otro tiempo, pero ahora, con ocasión de la desobediencia de ellos, obtuvisteis misericordia,

    31. as también ellos ahora fueron desobedientes, para que, con ocasión de la misericordia que se os ha concedido a vosotros, también ellos obtengan a su vez misericordia.

    32. Pues Dios incluyó a todos por igual en la desobediencia, a fin de tener misericordia de todos.

    33. ¡Oh profundidad de la riqueza y de la sabidur a y de la ciencia de Dios! ¡Qué insondables son sus decisiones, y qué inexplorables sus caminos!

    34. Pues, ¿quién conoció el pensamiento de Dios? ¿O quién le orientó como consejero?

    35. ¿O quién le dio algo de antemano, de suerte que haya que recompensarle por ello?

    36. Porque de él y por él y para él son todas las cosas. A él sea la gloria por siempre. Amén.