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miércoles, julio 17, 2024
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    Lucas 6 - Scio de San Miguel (Solo los Evangelios)

    Los discípulos recogen espigas en el día de reposo

    1. Y aconteció un sábado segundo primero(a), que como pasase por los sembrados, sus discípulos cortaban espigas(b), y estregándolas entre las manos(c), las comían.

    2. Y algunos de los fariseos les decían: "¿Por qué hacéis lo que no es lícito en los sábados?"

    3. Y Jesús, tomando la palabra, les respondió: "¿Ni aun esto habéis leído, que hizo David, cuando tuvo hambre él y los que con él estaban?

    4. ¿Cómo entró en la casa de Dios, y tomó los panes de la proposición, y comió, y dio a los que con él estaban, aunque no podían comer de ellos(d) sino solos los sacerdotes?"

    5. Y les decía: "El Hijo del hombre es Señor también del sábado(e)".

    El hombre de la mano seca

    6. Y aconteció, que otro sábado(f) entró también en la sinagoga, y enseñaba. Y había allí un hombre, que tenía seca la mano derecha.

    7. Y los escribas y los fariseos le estaban acechando(g), por ver si curaría en sábado, para hallar de qué acusarlo.

    8. Mas él sabía los pensamientos de ellos, y dijo al hombre, que tenía la mano seca: "Levántate, y ponte en medio". Y él levantándose, se puso en pie.

    9. Y Jesús le dijo: "Os pregunto, ¿es lícito en sábados hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla?"

    10. Y mirándolos a todos alrededor, dijo al hombre: "Tiende tu mano". El la tendió(h), y fue sana la mano(i).

    11. Y ellos se llenaron de furor, y hablaban los unos con los otros, qué harían de Jesús.

    Elección de los doce apóstoles

    12. Y aconteció en aquellos días, que salió al monte a hacer oración, y pasó toda la noche orando a Dios(j).

    13. Y cuando fue de día, llamó a sus discípulos; y escogió doce de ellos (que nombró Apóstoles).

    14. A Simón, a quien dio el sobrenombre de Pedro, y a Andrés su hermano, a Santiago, y a Juan, a Felipe, y a Bartolomé,

    15. A Mateo, y a Tomás, a Santiago de Alfeo, y a Simón, llamado el Zelador;

    16. A Judas hermano de Santiago(k), y a Judas Iscariote, que fue el traidor.

    Jesús atiende a una multitud

    17. Y descendiendo con ellos, se paró en un llano(l); y la compañía de sus discípulos, y de un grande gentío de toda la Judea, y de Jerusalén, y de la marina, y de Tiro, y de Sidón,

    18. Que habían venido a oirle, y a que los sanase de sus enfermedades. Y los que eran atormentados de espíritus inmundos, eran sanos.

    19. Y toda la gente procuraba tocarle, porque salía de él virtud(m), y los sanaba a todos.

    Bienaventuranzas y ayes

    20. Y él, alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: "Bienaventurados los pobres; porque vuestro es el reino de Dios.

    21. Bienaventurados los que ahora tenéis hambre; porque hartos seréis. Bienaventurados los que ahora lloráis; porque reiréis.

    22. Bienaventurados seréis, cuando os aborrecieren los hombres, y os apartaren de sí(n), y os ultrajaren, y desecharen vuestro nombre, como malo, por el Hijo del hombre.

    23. Gozaos en aquel día, y regocijaos, porque vuestro galardón grande es en el cielo; porque de esta manera trataban a los profetas los padres de ellos.

    24. Mas ¡ay de vosotros los ricos; porque tenéis vuestro consuelo(o)!

    25. ¡Ay de vosotros, los que estáis hartos(p); porque tendréis hambre! ¡Ay de vosotros, los que ahora reís; porque gemiréis y lloraréis!

    26. ¡Ay de vosotros, cuando os bendijeren los hombres(q); porque así hacían(r) a los falsos profetas los padres de ellos!

    El amor hacia los enemigos, y la regla de oro

    27. Mas dígoos a vosotros, que lo oís: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os quieren mal.

    28. Bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian.

    29. Y al que te hiriere en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quitare la capa, no le impidas llevar también la túnica(s).

    30. Da a todos los que te pidieren; y al que tomare lo que es tuyo, no se lo vuelvas a pedir(t),

    31. Y lo que queréis que hagan a vosotros los hombres, eso mismo haced vosotros a ellos(u).

    32. Y si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tendréis(v)? Porque los pecadores también aman a los que los aman a ellos.

    33. Y si hiciéreis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tendréis? ¡Porque los pecadores también hacen esto!.

    34. Y si prestáreis a aquellos, de quienes esperáis recibir(w), ¿qué mérito tendréis? Porque también los pecadores prestan unos a otros, para recibir otro tanto.

    35. Amad pues a vuestros enemigos; haced bien, y dad prestado, sin esperar por eso nada(x); y vuestro galardón será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno aun para los ingratos y malos.

    36. Sed pues misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.

    El juzgar a los demás

    37. No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados. Perdonad, y seréis perdonados.

    38. Dad, y se os dará: buena medida, y apretada, y remecida, y colmada darán en vuestro seno(y). Porque con la misma medida con que midiereis, se os volverá a medir".

    39. Y les decía también una semejanza: "¿Acaso podrá un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?

    40. No es el discípulo sobre el maestro. Mas será perfecto todo aquel que fuere como su maestro(z).

    41. Y ¿por qué miras la mota en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga, que tienes en tu ojo(a)?

    42. O ¿cómo puedes decir a tu hermano: ‘Déjame, hermano, sacarte la mota de tu ojo’, no viendo tú la viga, que hay en tu ojo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y después verás, para sacar la mota del ojo de tu hermano.

    Por sus frutos los conoceréis

    43. Porque no es buen árbol, el que cría frutos malos; ni mal árbol, el que lleva buenos frutos.

    44. Pues cada árbol es conocido por su fruto. Porque ni cogen higos de espinos, ni vendimian uvas de zarzas.

    45. El hombre bueno del buen tesoro de su corazón saca bien(b), y el hombre malo del mal tesoro saca mal. Porque de la abundancia del corazón habla la boca.

    Los dos cimientos

    46. ¿Por qué pues me llamáis: ‘Señor, Señor’, y no hacéis lo que digo(c)?

    47. Todo el que viene a mí, y oye mis palabras, y las cumple, os mostraré a quién es semejante:

    48. Semejante es a un hombre, que edifica una casa, el cual cavó, y ahondó, y cimentó sobre la piedra; y cuando vino una avenida de aguas(d), dio impetuosamente la inundación sobre aquella casa, y no pudo moverla; porque estaba fundada sobre piedra.

    49. Mas el que oye, y no hace, semejante es a un hombre, que fabrica su casa sobre tierra sin cimiento, y contra la cual dio impetuosamente la corriente, y luego cayó; y fue grande la ruina de aquella casa".