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domingo, agosto 18, 2024
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    Éxodo 10 - Jünemann Septuaginta en español

    La plaga de langostas

    1. Plagas 8ª y 9ª Y dijo Señor a Moisés, diciendo: «Entra a Faraón; pues yo he endurecido su corazón y el de sus servidores, para que, una tras otra, les sobrevengan estas señales;

    2. para que narréis en las orejas de vuestros hijos, y a los hijos de vuestros hijos con cuán grandes cosas he burlado a los egipcios; y las señales mías que he hecho en ellos; y conoceréis que yo Señor».

    3. Y entraron Moisés y Aarón a Faraón y dijéronle: «Esto dice Señor el Dios de los hebreos: «¿Hasta cuándo no quieres humillarte a mí?» Deja ir a mi pueblo para que me sirva.

    4. Pero, si no quisieres tú dejar ir mi pueblo, he aquí traigo a esta misma hora mañana langosta mucha sobre tus confines;

    5. y cubrirá la faz de la tierra, y no podrás ver la tierra; y devorará todo lo restante de la tierra lo dejado que os dejó el granizo; y devorará todo árbol el que os nace sobre la tierra;

    6. y llenáranse las casas tuyas y las casas de tus servidores y todas las casas en toda tierra de los egipcios; cual no han visto jamás tus padres ni los padres de tus padres, desde el día que fueron hasta el día de hoy». Y volvióse Moisés, y salió de con Faraón.

    7. Y dijeron los servidores de Faraón a él: «¿Hasta cuándo tendremos este tropiezo(a)? Deja ir los hombres para que sirvan a su Dios; o ¿quieres ver perecer a Egipto?»

    8. Y volvieron a Moisés y Aarón; Faraón díjoles: «Id y servid a vuestro Dios ¿Quiénes y quiénes son los que han de ir?»

    9. Y dijo Moisés: «Con nuestros niños y viejos partiremos, con los hijos e hijas y ovejas y vacas de nosotros; porque es fiesta de Señor, el Dios nuestro».

    10. Y díjoles: «Sea así Señor con vosotros, así como os dejo ir a vosotros ¿acaso también vuestros haberes(b)? Mirad que maldad intentáis.

    11. No así, partan los varones y sirvan a Dios; que esto vosotros mismos pedíais». Y arrojáronles de la faz de Faraón.

    12. Y dijo Señor a Moisés: «Extiende la mano sobre tierra de Egipto, y suba langosta sobre la tierra; y devorará toda hierba de la tierra y todo el fruto de los árboles el que ha dejado el granizo».

    13. Y alzó Moisés la vara al cielo y trajo viento este sobre toda la tierra aquel día y toda la noche: mañana fue y el viento el este levantó a la langosta,

    14. y trájola sobre toda la tierra de Egipto, y posóse sobre todos los confines de Egipto, mucha sobremanera; antes de ella, no hubo semejante langosta, y después de esto no habrá así.

    15. Y cubrió la faz de la tierra; y corrompida fue la tierra; y devoró toda la hierba de la tierra y todo el fruto de los árboles el que había sido dejado por el granizo; no quedó nada verde en los árboles y en toda hierba de campo en toda tierra de Egipto.

    16. Y apresuróse Faraón a llamar a Moisés y Aarón, diciendo: «He pecado a faz de Señor el Dios vuestro y contra vosotros;

    17. ahora, pues, perdonad mi pecado aún esta vez y rogad a Señor, el Dios vuestro, y arrebate de mí esta muerte».

    18. Y salió Moisés de con Faraón y oró a Dios.

    19. Y cambió Señor viento: de la mar impetuoso, y llevóse la langosta y lanzóla al mar Rojo; y no quedó langosta una en toda tierra de Egipto.

    20. Y endureció Señor el corazón de Faraón, y no dejó ir a los hijos de Israel.

    La plaga de tinieblas

    21. Y dijo Señor a Moisés: «Extiende tu mano al cielo y haya tinieblas sobre tierra de Egipto, que se toquen las tinieblas».

    22. Y extendió Moisés la mano y hubo tinieblas de tenebrosidad sobre toda tierra de Egipto tres días;

    23. y no vio nadie a su hermano tres días; y no se levantó nadie de su lecho tres días; pero para todos los hijos de Israel luz había dondequiera que estuvieran.

    24. Y llamó Faraón a Moisés y Aarón, diciendo: «Marchaos, servid a Señor, el Dios vuestro; sólo las ovejas y las vacas dejad; también vuestros párvulos vayan con vosotros».

    25. Y dijo Moisés: «Empero también tú nos darás holocaustos y hostias que hacer a Señor el Dios nuestro;

    26. y el ganado nuestro irá con nosotros, y no quedará uña; que de él tomaremos para servir a Señor el Dios nuestro; y nosotros no sabemos con qué hemos de servir a Señor el Dios nuestro, hasta que lleguemos allá».

    27. Y endureció Señor el corazón de Faraón, y no quiso dejarles ir.

    28. Y dijo Faraón: «Retírate de mí, guárdate de que no vuelvas ya a ver mi rostro; pues el día que me vieres, morirás».

    29. (10:28) Y dijo Moisés: «Has dicho; ya no veré tu rostro».