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miércoles, julio 17, 2024
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    Jeremías 3 - Jünemann Septuaginta en español

    1. Arrepiéntase Israel. Reuniráse con Judá. Gloria de Jerusalén. «Si repudiare un varón a su mujer; y se apartare ella de él y fuere de otro varón, ¿acaso, volviendo, volverá a él ya? ¿No manchada, se manchará aquella mujer? Y tú te has constuprado en pastores muchos, ¿y volvías a mí? dice el Señor.

    2. Levanta a rectitud tus ojos, y ve donde no te revolviste. Sobre los caminos te les sentabas, tal como cuervo solitario, y contaminaste la tierra en tus prostituciones y en tus maldades;

    3. y tuviste pastores muchos en tropiezo a ti(a): cara de prostituta fue hecha la tuya; te desvergonzaste para con todos.

    4. ¿No cual casa me llamaste y padre y guía de tu doncellez?

    5. ¿Acaso permanecerá(b) por el siglo, o reservada será al triunfo(c). He aquí hablaste e hiciste esto malo y pudiste».

    Jehová exhorta a Israel y a Judá al arrepentimiento

    6. Y dijo el Señor a mí en los días de Josías, el rey: «¿Has visto lo que me ha hecho la casa de Israel? Han ido a todo monte alto y bajo todo leño frondoso; y fornicado allí.

    7. Y dije, después de fornicar ella todo esto: «A mí vuélvete»; y no se volvió; y vio la deslealtad de ella la desleal Judá.

    8. Y vi que, por todo lo que también vi; por todo lo que fue sorprendida, en lo que fornicó la casa de Israel y la repudié y di libelo de repudio en sus manos; y no temió la desleal Judá, y fue y fornicó también ella.

    9. y se convirtió en nada su fornicación, y fornicó con el leño y la piedra.

    10. Y en todo esto no se volvió a mí la desleal Judá de todo su corazón, sino en mentira».

    11. Y díjome el Señor: «Ha justificado su alma Israel, más que la desleal Judá.

    12. Ve y lee estas palabras al septentrión, y dirás: «Vuélvete a mí, la casa de Israel, dice el Señor; y no afianzaré mi rostro sobre vosotros; que misericordioso yo soy, dice el Señor, y no me airaré contra vosotros por el siglo.

    13. Empero conoce tu injusticia, que contra el Señor, tu Dios, te has desapiadado y dispersado tus caminos a extraños debajo de todo leño frondoso, y mi voz no has escuchado, dice el Señor.

    14. Volveos, hijos separados, dice el Señor, por cuanto yo me enseñorearé de vos, y os tomaré uno de ciudad y dos de familia, y os introduciré en Sión;

    15. y os daré pastores, según mi corazón y os pastorearán, pastoreando con saber.

    16. Y será: si(d) os multiplicareis y acrecentareis sobre la tierra, en aquellos días, dice el Señor, no dirán ya: «¡Arca de alianza del Santo de Israel!», ni ascenderá(e) a corazón; no será nombrada ni visitada; y no será hecha ya.

    17. En aquellos días y en aquel tiempo llamarán a Jerusalén: Trono del Señor; y serán congregadas todas las gentes en ella, y no irán ya en pos de los deseos de su corazón, el malo.

    18. En aquellos días se juntarán la casa de Judá a la casa de Israel, y llegarán a una, de tierra de septentrión y de todas las regiones a la tierra que legué a sus padres».

    19. Y yo dije: «Hágase Señor». Porque(f) te pondré en hijos, y te daré tierra escogida, heredad del Dios todopoderoso de gentes; y dije: «Padre me llamaréis; y de mí no os apartaréis.

    20. Empero, como desprecia una mujer al que está con ella, así me despreció la casa de Israel, dice el Señor.

    21. Voz de labios escuchóse de llanto y súplica de hijos de Israel, porque agraviaron en sus caminos; olvidáronse de Dios, el Santo de ellos.

    22. Volveos, hijos, volviendo, y sanaré vuestros quebrantos». —«He aquí siervos nosotros te seremos; pues tú, Señor, Dios nuestro eres.

    23. Verdaderamente en mentira eran los collados y la virtud de los montes; empero por el Señor, nuestro Dios, la salvación de Israel.

    24. Pero la confusión consumió los trabajos de nuestros padres, desde nuestra juventud, sus ovejas, y sus becerros; y sus hijos y sus hijas.

    25. Hemos dormido en nuestra confusión y nos ha cubierto nuestra deshonra, por cuanto, delante de nuestro Dios, hemos pecado nosotros y nuestros padres, de nuestra juventud hasta este día, y no hemos obedecido la voz del Señor, nuestro Dios.